As the parish sighs in smoke,
enters lady revealed of cloak
to the haunting sound of the monstrance clock,
Singing “Come together, together as a one…”
Monstrance Clock – Ghost
¿Cómo es posible que las mujeres sigan saliendo con tipos, si no hay mayor amenaza para las mujeres que los hombres? Los hombres somos la amenaza número uno para las mujeres. Global e históricamente somos la causa número uno de heridas y caos para las mujeres. Somos lo peor que les ocurrió, es cierto. ¿Saben cuál es la principal amenaza para los hombres? Una cardiopatía. Eso es todo. Sólo nuestro corazón diciendo –Amigo, no puedes seguir haciendo esto, te dije hace tres apoplejías que esto no era inteligente. Pero todavía así las mujeres aún dicen: -Sí, saldré sola de noche contigo. ¿Están locas? –Me subiré a tu auto con mis pequeños hombros y diré “hola, a dónde vamos”, -A tu muerte, estadísticamente. ¿Cómo es que siguen haciéndolo? Si eres hombre, imagina que sales con una creatura mitad oso y mitad león, y dices –Espero que este sí sea bueno, espero que no haga lo que va a hacer.
El párrafo anterior es una traducción y transcripción textual de un fragmento del monólogo Dating Takes Courage, contenido en el especial Oh, god, que Louis CK grabó en 2013, justo en la cima de su carrera. En el sketch critica el abuso de poder emanado del machismo en las citas románticas. No deja de ser una ironía que justo la conducta de la que se burla haya sido la que él conscientemente cometió contra colaboradoras a las que en distintos momentos acosó sexualmente, protegido por su fama y su posición de poder mediático. Las denuncias en su contra salieron a la luz en medio de una serie de revelaciones de la misma índole que han puesto en evidencia el comportamiento nocivo de muchos integrantes de la industria del espectáculo en EU. Esto es de celebrarse: visibilizar la violencia y el acoso serán siempre una vía para trabajar su disminución, así implique cierto calvario mediático y laboral para los acosadores.
En México las cosas no son distintas: hay un catálogo sexual en Televisa mediante el cual se contrata a actrices para dar servicio de acompañamiento a clientes de élite, de acuerdo a lo denunciado mediáticamente por Kate del Castillo en su documental sobre el Chapo, y ratificado por otras actrices, entre éstas Alejandra Ávalos, quien abunda en que esta forma de prostitución le abrió oportunidades a muchas figuras del espectáculo nacional. ¿Recordamos al impresentable priísta Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre y su escándalo de trata? ¿Ya olvidamos a Succar Kuri, a Kamel Nacif, al góber precioso Mario Marín? En nuestro país el acoso y el abuso de carácter sexual son parte del nefasto cotidiano en el ejercicio del poder, sea político, económico, mediático. Visibilizarlo es indispensable para poder sancionarlo. Quedarse en el escándalo mediático sin cerrar la pinza jurídica pone el tema en la mesa, pero no lo resuelve. Sin embargo en nuestro país, la cultura de la denuncia está descompuesta por el sistema de procuración de justicia que no sólo vuelve a victimizar a las víctimas, sino que no garantiza justicia y arroja una ridícula proporción de sentencias contra culpables probados, que es desalentadora en sí misma. En México se puede abusar y, estadísticamente, salir sin mácula ante la ley.
¿Cómo sostener estas ideas contrapuestas de que cuando seamos víctimas o testigos de un abuso debamos denunciar ante la ley; pero al mismo tiempo saber que la procuración de justicia (en el caso del acoso y el abuso sexual) no es funcional? ¿Cómo confiar en “la justicia institucional” y no ceder, por ejemplo al ojo por ojo, al linchamiento (físico o mediático) de los delincuentes? ¿Cómo aspirar a la civitate cuando vivimos en Fuenteovejuna? En su monólogo Of course, but maybe, del mismo show Oh, god, Louis CK ensaya sobre lo que George Orwell nombró en su novela 1984 como El Doblepensar: es decir, el sostener dos ideas antitéticas al mismo tiempo sin que eso le suponga una revelación de la incongruencia, con lo que se trabaja a favor del sistema de dominación política, social, y cultural. En Of course, but may be, Louis CK divide los argumentos de su cerebro en dos zonas: la de Of course, que valida ideas generales, políticamente correctas, con las que somos socialmente amables y aceptados; pero también en su cerebro hay una zona But maybe, en la que -al mismo tiempo, y sobre el mismo tema- se cuelan pensamientos políticamente incorrectos y cáusticos que reflejan la verdadera personalidad bajo la máscara del buen decir. Por ejemplo, habla de los niños alérgicos a las nueces, en su zona Of course afirma que esos niños deben ser protegidos y atendidos con especial esmero, por supuesto; pero quizá (but maybe), si un niño no tiene la fortaleza para resistir el comer una nuez, y por ella pueda morir, quizá así deba suceder. Así es el razonamiento en ese sketch de comedia. Luego, en el mismo monólogo, habla sobre la esclavitud, y afirma que, por supuesto, ningún grupo humano debería ser sometido a los horrores de la esclavitud, pero que quizá los avances de la humanidad se deben a que individuos y grupos han ejercido el poder de manera atroz sobre otros tantos individuos y colectivos. Afirma que: “No hay límites para lo que puedes hacer, cuando no te importa una mierda un específico tipo de personas. Puedes hacer cualquier cosa. De ahí viene la grandeza humana: somos gente de mierda que nos jodemos los unos a los otros”.
No lo sé. No aspiro a una sociedad en la que todos tengan conductas irreprochables, pero sí -por supuesto- a una en la que el abuso del poder no sea la norma, sino la anomalía; aspiro a que podamos converger en acuerdos comunes (la cultura de paz, por ejemplo) y tengamos un sistema que pueda prever, sancionar, y corregir las conductas anómalas para adaptarlas al acuerdo colectivo. Esa sería una sociedad idílica, ideal, por supuesto… pero, quizá…
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