Uno que otro necio sigue instalado en la candorosa óptica parroquial. Terco, difunde el falaz argumento para desestimar los principios de objetividad y certeza del voto. Atorado está en regalar explicaciones, a propios y extraños, de la causa de la derrota propia y del motivo de la victoria ajena, utilizando la ecuación equivocada que violenta el principio de la libre voluntad de los electores, como lo establece la Constitución.
En sesión pública de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, celebrada el pasado miércoles 15 de agosto, todos los magistrados desecharon el argumento de que en las recientes elecciones para diputados y senadores, el sufragante se “confundió” al cruzar simultáneamente los emblemas del PRI y del PVEM en distritos donde no estaban matrimoniados. “No podemos entrar a pensar qué determinó cada ciudadano para marcar así la boleta”, apuntaron, según la versión estenográfica de esa reunión.
El magistrado Manuel González Oropeza recordó que desde el principio del proceso se estableció con claridad que el ciudadano debería de manifestar su voluntad al tachar un solo cuadro (la propia boleta lo decía), que no era necesario el ejercicio múltiple en el caso de las coaliciones PRI-Verde o PRD-PT-MC, y que al hacerlo así se tomaría como bueno el sufragio.
Antes, dijo que a solicitud del PVEM, el IFE “se esforzó por explicar, en los pocos días que quedaban para elección, esa circunstancia”, aunque “la capacitación cívica no puede recaer en los hombros de una sola institución, como la educación en el artículo tercero. La educación no es un proceso que sólo caiga en el Gobierno, sino es claramente que esta capacitación o educación recae en todos los integrantes de la sociedad, porque no es una empresa fácil. De tal suerte que, si los partidos coaligados para algunas elecciones, PRI-Verde, habían promovido esta excepción en la forma de votar correspondía a ellos preocuparse grandemente para que los electores que favorecieran con su voto a esa coalición entendieran claramente cuál era la circunstancia”.
En este sentido, el magistrado González Oropeza coincide con el argumento expresado en mi texto Sabia virtud de aceptar la debacle, publicado el recientemiércoles 18 de julio, donde cuestioné a los padres de la comunicación política posmoderna del tricolor en Aguascalientes, porque debieron diseñar una agresiva campaña de difusión para explicar a la ciudadanía que el PRI no iba en alianza con el PVEM en las contiendas para diputados y senadores.
Por salud mental, cuando se lleve a cabo la catarsis electoral tricolor para deslindar (ir)responsabilidades, el necio, terco y atorado está obligado a mandar al bote de la basura el argumento del voto “tonto” y revisar con seriedad las causas del fracaso de los candidatos a senadores y (dos) diputados federales, a menos que a los priístas les sea muy atractiva la irrupción de esa figura llamada gobierno compartido, que aparecería con la derrota en alcaldías y diputaciones locales el año próximo.
Porque alguien tiene que escribirlo: Con la claridad a flor de piel, cual corresponde su personal estilo, la alcaldesa Lorena Martínez alzó la voz para acreditarle a Guadalupe Ortega Valdivia los desafortunados resultados obtenidos en la elección federal reciente y también de los que se obtengan en los próximos comicios locales porque “el dirigente del PRI es el responsable político del proceso”.
Las palabras de la jefa del priísmo en el municipio de la capital traslucen fundadas preocupaciones: dos derrotas seguidas (la federal en 2012 y la posible en 2013) sería catastrófico, y seguramente el insidioso dedo flamígero de sus adversarios la señalaría como la principal promotora del triunfo del PAN.
Coda: El domingo se reunieron los del Museo de Cera del PRI local. Algunas aguerridas figuras, ausentes en otros cónclaves, limpiaron sus telarañas y salieron de la bodega para estar presentes en el desayuno y la fotografía de la “unidad”.
Independientes, disidentes, políticos de restaurante, analistas de café, críticos de micrófono y laureados escritores de recetas para ganar elecciones, doblaron las orejas de conejo ante la señorial presencia del gran Tlatoani estatal. A todos se les fue el habla. Enmudecieron. Guardaron silencio. Sumisos, estuvieron atentos a los interminables sermones de la montaña (Cava) Domecq, al fin, era domingo de misa tricolor con primera y segunda lectura, como lo ordenaba el acartonado pero eficaz formato: escuchar, callar y rogar al Señor.
Las palabras del santo Evangelio salieron en forma de flechas, con claro rumbo y certero destino para los fariseos: la unción de los elegidos se dará hasta 2013 (felicidades al PAN por esta decisión); la inmensa mayoría de los candidatos a presidentes municipales y diputados locales saldrán del palacio mayor y de las sedes de los partidos aliados con el PRI, el PANAL y el PVEM, que se llevarán muy buena dotación de peces y panes en la suculenta repartición.
Notoria la emblemática ausencia de la alcaldesa Lorena Martínez, quien (al día siguiente) no se preocupó por dar mayor explicación: “yo no pude asistir pero espero que no sea la primera y la última…”. Y puso el dedo en la llaga: “Creo que el hecho de que el proceso arranque a principios de enero, ya no da una cierta ventaja, aunque creo que difícilmente se pueda frenar la actividad de quienes son aspirantes”. n
