Carlos Reyes Sahagún
Cronista del municipio de Aguascalientes
Quizá no me equivoque si afirmo que la temporada de Mitos y Leyendas, que anualmente se desarrolla en estos días en los panteones de la Cruz y de Los ángeles, es el principal hecho teatral de los últimos años.
¡Lo que darían otros teatreros por alcanzar semejante victoria; tener las, digamos, localidades agotadas prácticamente desde el inicio de la temporada!
Sin embargo, este éxito podría ser un tanto engañoso, visto únicamente como teatro, aunque sea panteonero. ¿Por qué asiste la gente? Me parece que hay ahí un elemento más fuerte que el simple deseo de disfrutar de una función teatral; un morbo de esos sabrosos, estimulante. Se trata desde luego de lo insólito de la experiencia; del espacio y la hora en que tiene lugar. De aquí que en realidad el gran personaje en este conjunto de miniaturas dramáticas sea el panteón, las tumbas, la oscuridad, esos ángeles alados que, envueltos en las tinieblas nocturnas, recuerdan al imbécil para el que fue creado el infierno; el frío que llega en oleadas para instalarse cómodamente hasta fines de febrero, etc. Incluso me atrevería a decir que no faltan aquellos que buscan ser asustados, aunque para ello baste con leer el periódico cada mañana.
Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].