Y aquí seguimos con las mismas ganas de soñar,
plantando flores sobre hierba artificial,
pariendo clones, suplicando amor,
paseando al perro del balcón al salón…
Y aquí seguimos con las mismas ganas de soñar…
El Mundo Futuro – Mecano.
Va un ejercicio de prospectiva electoral para la renovación de la presidencia de la República en la elección del año próximo. Dadas las tendencias y circunstancias del presente, podríamos advertir el siguiente escenario. La elección la gana Morena-PT con un margen de entre 5 y 7 por ciento sobre su más cercano competidor: el Frente Amplio PAN-PRD-MC. En el tercer lugar se encuentra el PRI, debajo del puntero por un intervalo de -al menos- 15 puntos porcentuales.
¿En qué se basa este escenario? Van unas hipótesis:
- Las encuestas, en su mayoría, colocan a Morena en una posición puntera, o con tendencia a ser puntero. Sin embargo estos conteos se hacen todavía sin definición de candidaturas por parte del Frente.
- El PT le aportaría a Morena de 2 a 3 por ciento de votos. Una cifra menor, pero indispensable para ganar en una elección cerrada. Así sea una victoria pírrica, porque el PT es más un lastre político que un apoyo real en un escenario de co-gobierno.
- La selección de candidatura por parte del Frente es crucial para la modificación de estas tendencias. No obstante, el perfil de candidatura puede cerrar la brecha entre el Frente y Morena, o abrirla.
- En ese sentido, el juego de los tiempos está presurizando los procesos internos de la alianza PAN-PRD-MC. Ante esa presión, los grupos internos de cada fuerza hacen sus jugadas, no necesariamente en beneficio de la candidatura común, sino de sus propias parcelas.
- Esta candidatura común parece tener la tendencia de postular a Ricardo Anaya, del PAN, sin embargo en el Frente deben ser muy concienzudos porque, si bien es uno de los perfiles más visibles y conocidos, puede convertirse en un pasivo costoso, desde el “fuego amigo” dentro del PAN, pasando por los opositores a su candidatura dentro del PRD y de MC, hasta a la hora de la competencia cerrada, con golpes mediáticos que pegarían debajo de la línea de flotación de la súper alianza.
- El Frente tiene un escenario muy adverso, porque compite contra cinco enemigos:
- Morena, como rival a alcanzar y -eventualmente- superar.
- El cisma panista, representado por el éxodo de calderonistas y la ruptura en ciernes con Moreno Valle.
- Las indisciplinas dentro de PRD-MC en el caso de una mala “operación cicatriz” una vez que se definan las postulaciones.
- El PRI, que hará todo lo que sabe hacer (en términos de la maña electoral, mediática y política) para dejar el tercer lugar y colarse a la competencia en el segundo una vez que arranquen las campañas, y de ahí empezar en una posición más favorable.
- El hartazgo social hacia los partidos, síntoma de la descomposición del sistema de partidos, que no necesariamente decantará en apoyo a los llamados “independientes”, sino al abstencionismo. En este ejercicio prospectivo se calcula un abstencionismo (entre no votar y anular el voto) de un 50-55%, y la desviación de voto que podría ser para el Frente y que tomarán los “independientes” (una vez determinados quiénes sí pueden aparecer en la boleta) le pegará a la alianza PAN-PRD-MC en un -5, -7%; es decir, la diferencia para ganarle a Morena.
- De la viñeta anterior se desprende que, tanto el abstencionismo, como el movimiento anulista, y así también el trabajo de los “independientes”, redundará en un beneficio indirecto para Morena, que puede ser definitorio para que AMLO se corone con la presidencia de la República.
- Sea el resultado que sea, la elección se llevará a tribunales en distintos puntos de resultado cerrado. Aunque -en términos reales- el margen de diferencia entre primer y segundo lugar no dé pie a que se “judicialice” la elección ni a que el próximo presidente sea elegido en tribunales.
De concretarse este escenario, estaríamos a tiempo de hacer algunas reflexiones:
- Morenamlo en el poder presidencial no es -necesariamente- ese “peligro para México”, sin embargo hay que estar muy atentos con su proyecto en -al menos- los temas de:
- Corrupción. A pesar de que se han probado actos inmorales, ilegales, y contrarios al ideario imaginario de la “honestidad valiente”, en Morena en lugar de sancionar a lo interno, achacan la falta propia al oponente. Un combate real a la corrupción debe siempre comenzar por ser autocríticos, pero esa es una virtud ausente en Morena, y sobre todo- en sus fanáticos.
- Agenda de derechos humanos y libertades civiles. Como ya lo hemos ensayado antes en estas Memorias de espejos rotos (http://www.lja.mx/2017/03/amlo-conservador-memoria-espejos-rotos/) la agenda ideológica de Morenamlo es más bien conservadora con respecto a las luchas por la equidad de derechos en temas como los relativos a la comunidad LGBTTTI, a la lucha feminista, a la laicidad del Estado, y demás temas relacionados.
- Relaciones exteriores. Tema en el que los fanáticos (tanto de Morena como del PT) se han puesto a avalar a políticos y dictadores impresentables, desde Norcorea hasta Venezuela. Este tema no es menor, sobre todo en el contexto en el que tenemos al norte a un vecino loco que toma decisiones con el estómago.
- La relación de Morena con el PT será más costosa que benéfica, a la larga, de manera similar al costo que tuvo que pagar el PRI por aliarse con fuerzas hetairas como el PVEM o el Panal.
- Por parte del Frente, ganen o pierdan, están ante la oportunidad histórica de replantear el sistema de partidos, a todas luces caduco y cansino. Igualmente, están en la posibilidad de formar efectivos y reales modelos de co-gobierno, distintos a los procesos históricos en los que las alianzas sólo han servido para sustituir a una oligarquía por otra, sin mayor contrapeso que el reparto de prebendas a cambio de unos miles de votos.
- El PRI está ante la lección más dura de su historia, la de darse cuenta de que la gente cada vez quiere menos al partido, que no todo el país es el Estado de México, y que haber sostenido un voto duro alimentado por la ignorancia, la dádiva clientelar, y la promesa de poder, ahora son un peso muerto que les hunde. De seguir esta tendencia, bastarán unas tres elecciones federales para que el PRI se cuestione profundamente la necesidad de su existencia como partido.
Como sea, estos son sólo ejercicios prospectivos. En política no se lee el futuro, pero se interpretan las tendencias del histórico y las coyunturas del presente. En ese sentido, le invito a que guarde esta columna (junto con las otras tres o cuatro del mismo tema que le ofreceré durante el próximo año) y las desempolve hacia el día siguiente a la elección, para ver qué tan salió esta brújula prospectiva.
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