Antes de comenzar mi aportación quiero agradecer a Fernando Aguilera, a nombre de los ambientalistas del Estado, este espacio que nos ha ofrecido para compartir semanalmente con la sociedad de Aguascalientes las inquietudes que tenemos los integrantes de algunas asociaciones ambientales de la región, así como para dar a conocer el trabajo que realizamos, esperando con ello aportar propuestas para la construcción de una sociedad aguascalentense ambientalmente más responsable.
Partiendo de lo dicho quiero compartir algo que recientemente nos ocurrió. Hace un par de días uno de nuestros colegas ambientalista hizo una pregunta en nuestro grupo de Whatsapp: ¿Cuál es el principal problema ambiental en Aguascalientes? Por supuesto, no faltó quien inmediatamente dijo que el agua, debido a su escasez en esta región, sumado a ello su sobreexplotación y, por si eso no fuera suficiente, la forma en que se contamina, desde los hogares hasta la industria, y su poco o nulo tratamiento y reuso. Otros dijeron que la calidad del aire debido al aumento de automotores y de industria, lo cual ha colocado a nuestra entidad entre las ciudades que cuentan con una calidad de aire regular (53 puntos Imeca de acuerdo con el estudio hecho por Instituto Mexicano para la Competitividad, 2016). Otros dijeron que la tala de árboles, lo que genera un mayor índice de calor, menor retención de agua y purificación del aire, así como la disminución de hábitats para las aves e insectos (cabe señalar que estas solicitudes son hechas por ciudadanos argumentando que el árbol levanta su banqueta, tapa su cochera, ensucia su propiedad y tapa las coladeras con sus hojas; también por algunos dueños de negocios bajo el criterio de que el árbol tapa sus fachadas y anuncios; pero principalmente por voraces inmobiliarias que con el paso de los años han ido arrasando y continúan acabando con las áreas verdes que rodeaban nuestra ciudad). Para otros compañeros, el principal problema ambiental es la enorme cantidad de basura que generamos, la cual se incrementa cada año, ya que tan solo “en la capital se generan 650 toneladas por día” (La Jornada, 6 de octubre 2017), lo que obliga a seguir cavando enormes hoyos en la tierra para hacer rellenos sanitarios y depositar allí los residuos que generamos diariamente. En respuesta a la misma pregunta, hubo quienes llegaron a decir que las heces fecales de los perros en la calles, debido a la proliferación de éstos en nuestra ciudad. Pero la opinión que contó con el asentimiento general fue que el elemento más contaminante en Aguascalientes es «la apatía de la sociedad civil de hacer algo para detener el deterioro ambiental».
Esta actitud apática es un excelente caldo de cultivo para promover la desinformación y con ello la ignorancia de la gravedad de los problemas ambientales que pueden estallar en cualquier momento, si no se cuidan y protegen nuestros cada vez más escasos recursos vitales (aire, agua, tierra, fauna). Esto es algo que debemos tomar muy en serio, pues, aunque hablemos de que existen problemas ambientales, éstos aún no nos afectan como los pronósticos dicen que llegarán a hacerlo (erosión y desertificación de suelos, sequías, aire irrespirable). Piense cuántos días puede vivir sin comer. Ahora cuántos sin beber agua y cuántos segundos sin respirar. El día que la ciudad se quede sin alimentos, o sin agua potable, o peor aún, sin aire óptimo para respirar, entonces sí podremos decir que tenemos graves problemas ambientales. Hoy en día sólo podemos imaginar, de manera ficticia y con un gran tinte heroico hollywoodesco lo que podría suceder.
Al respecto cabe recordar que recientemente hemos padecido dos minicrisis que dieron muestra de lo poco o nada preparados que estamos culturalmente para enfrentarlas. Una de ellas fue la escasez de gasolina en diciembre del año pasado lo que puso en riesgo nuestra movilidad; por otra parte, mostró nuestra falta de cultura cívica y solidaria, pues, ante semejante escenario, muchos automovilistas dejaron de lado su práctica habitual de poner 100 pesitos de combustible y optaron por “llenar su tanque hasta el full”, a pesar de que se recomendaba no hacerlo para no prolongar y aumentar la crisis; pero el egoísmo que caracteriza en la actualidad a los habitantes de las grandes urbes se hizo presente en la nuestra, ya que la gran mayoría pensó exclusivamente en su movilidad individual y poco o nada en la colectiva. La otra minicrisis se dio en la recolección de basura durante el mes de enero del presente año, época en la cual vimos, como nunca, muchos de los contenedores de nuestra ciudad desbordados de desperdicios. Las quejas sobreabundaron en todos los medios: radio, periódico, televisión, internet, criticando a los funcionarios responsables de estos servicios. Pero las preguntas al respecto serían: ¿la sociedad fue responsable ante el problema y dejó de generar más basura? ¿Tal hecho nos hizo pensar que debemos producir menos desperdicios? La realidad fue y es que no, las cantidades de basura que salía de los hogares, comercios e industria parecía ser la misma y, como ya se dijo, el porcentaje sigue a la alza.
En suma, en ambas situaciones la crisis mayor fue poner en práctica la solidaridad, es decir, cómo resolver el problema con unidad y cómo poder contribuir todos en su solución, más que en su empeoramiento. Esto aunado a la apatía de hacer algo por nuestra ciudad y nuestros conciudadanos. La conclusión a la que puedo llegar, partiendo de estos dos ejemplos, es que no estamos preparados ni social, ni cultural, ni políticamente para enfrentar las crisis y mucho menos una de índole ambiental.
Frente a este escenario las agrupaciones ambientales en el estado deben cobrar una mayor relevancia, pues, pese a su falta de aceptación y comprensión de la sociedad, de los gobienros y las empresas, han sido y deben seguir siendo la voz de Gaia, de la pacha mama, de la Tierra, para ello deberán continuar haciendo las denuncias necesarias cuando se ha cometido un ecocidio, o está por realizarse un crimen ambiental que pondría en riesgo alguno de los pocos recursos naturales con los que contamos, dígase áreas verdes, agua o afectación del aire. Es por ello que trataremos de ofrecer en este espacio, algunas de las agrupaciones ambientales del estado, información que sea útil y contribuir con ello en la conformación de una mejor cultura ambiental en Aguascalientes.
Están dejando pasar las ladrilleras.
Solo hace falta mirar desde el oriente jesus Maria al atardecer o al amanecer para notarlo.
Estoy de acuerdo con los comentarios, que hacemos nosotros en lo cotidiano?.
Realizemos lo mas posible humano como:
-cuidemos el agua.
-no tener perros( aqui me enfrento con los protectores de animales, mas no de seres humanos)
-regemos nuestros arbolitos por donde habitamos
-llevar bolsas, como las que usaban nuestros abuelos.
Posdata: comenzemos por nosotros, nadie no da nada.
Un fuerte saludo
No tener perros? Esa no es solución a los problemas de contaminación que sus heces provocan, eso es ser egoísta y buscar la solución fácil a esto.
Más bien educación ambiental, pero Real, es mi que nos falta, además de ser conscientes en que la esterilización de perros y gatos de la calle es la mejor solución.