Children of the grave, o los niños del sepulcro es una impresionante canción del grupo inglés de rock pesado llamado Black Sabbath, apareció en su tercer disco de estudio Master of reality del año 1971, de hecho, si alguien me preguntara ¿qué es el heavy metal?, yo le respondería que escuchara esta canción y sin duda lo comprendería, no tengo duda, la elocuencia de la canción es suficiente para despejar cualquier duda respecto a lo que es el metal en su más pura y fina expresión.
Bien, pues me ha gustado el nombre de esta canción para el banquete de esta semana, me gustaría, aprovechando las fechas que estamos viviendo, recordar a algunos de estos grandes del rock que han pasado a mejor vida y que ahora son ciudadanos de la eternidad y habitan ese lugar en donde permaneceremos para siempre jóvenes. Sin embargo, más que ocuparnos de los nombres de siempre, que por supuesto que son los grandes ídolos de siempre y sin ellos el rock no sería definitivamente lo que es, y me refiero, tú sabes, a toda esa lista de mitos, leyendas cuyas fantásticas historia se mezclan con la realidad y llega un momento en el que podemos confundir la historia con la leyenda, parafraseando a Le Orme en su disco Historia o leyenda, todos esos nombres que tú y yo conocemos muy bien, ya sabes, Elvis, Lennon, Hendrix, Morrison, Joplin, Zappa, Mercury, Jones, Harrison, Bonham, Moon, Scott, sí, Bon Scott, el cantante de AC/DC, Jerry García y así, la lista podría ser interminable. Sin embargo, si te gusta el rock, pues sabrás muy bien que recientemente han sido varios los grandes del rock que han partido al castillo de irás y no volverás y que han fijado su morada en la tierra de para siempre jamás, a esos especialmente es a quienes deseo dedicar este banquete, aunque no sea más que por diversión, aunque claro, en lo más profundo de mi ser va mi más sincero reconocimiento.
El año 2017 particularmente fue difícil para el rock y muchas de esas grandes leyendas que llenaron de música nuestra juventud y que de alguna manera siguen impregnando nuestras vidas con su talento y genio creativo, fallecieron, bueno, finalmente morir es, si lo vemos fríamente, uno de los actos más naturales de nuestra existencia, es eso lo único que tenemos garantizado en nuestra vida pero no nos acostumbramos a la idea, nos cuesta aceptarla y nos cuesta asumirnos como felices mortales, sin embargo, ya ves…
Algunos de esas luminarias que a través de la luz de su música seguirán brillando para siempre y que han partido el año pasado y este que estamos viviendo, son, entre otros, David Bowie, el camaleónico músico que en cada disco cambiaba el rumbo musical de sus producciones y a quien con toda justicia debemos llamar como un verdadero autor del cambio, de esos que toman la música en sus manos y le dan la forma que ellos quieren.
Glenn Frey de the Eagles, él murió, como David Bowie, en el mes de enero de 2016. Paul Kantner, guitarrista de Jefferson Airplane, antes de que esta legendaria agrupación de los años 60 cambiara de nombre por el de Jefferson Starship y después, ya en los 80, simplemente como Starship, aunque también cambiaron drásticamente el curso de su música, de ser uno de los estandartes del sonido de los 60 se adaptaron a formas más comerciales durante la octava década del siglo XX.
De esa misma agrupación, Jefferson Airplane, murió Signe Toly Anderson, fundadora de esta banda, todavía estamos en el mes de enero. Ya en febrero murió Maurice White, uno de los integrantes de Earth, wind and fire.
Todavía en febrero perdimos un músico con muy pocos reflectores pero con una carrera muy brillante fue Piotr Grudzinski, guitarrista del grupo de rock neo progresivo polaco Riverside.
Ya en el mes de marzo se fue uno de los que más me pegaron, hablo a título personal, por la enorme admiración que siempre he tenido por el trío de rock progresivo inglés Emerson, Lake & Palmer, específicamente por el tecladista y pianista Keith Emerson quien murió por mano propia el 11 de marzo del fatídico 2016.
En mayo murió el baterista de Megadeth, agrupación de thrash metal, Nick Menza, de origen alemán, él nació en München, pero de nacionalidad estadounidense.
James Woolley de Nine Inch Nails, falleció en agosto, el día 14 para ser preciso, fue el tecladista de esta agrupación originaria de Cleveland Ohio, no obstante su sonido es muy europeo y con tendencias hacia el rock industrial pero con un exquisito toque de metal, ¿te acuerdas de ellos? Su líder se llama Trent Reznor, pues bien, Woolley perteneció a este digno representante del sonido de los años 90, de hecho, desde finales de los 80.
Ya en diciembre, el 7 de ese mes, falleció el cantante, compositor, guitarrista y bajista Greg Lake de Emerson, Lake & Palmer, es decir, que de esta agrupación ya sólo vive el baterista Carl Palmer y cualquier posibilidad de una reunión de este ensamble que lleva el término de trío hasta sus últimas consecuencias queda por completo descartada y quedan ahí como un sólido testimonio de la buena música generada en toda la siempre inconclusa historia del rock.
No me quiero despedir sin citar a uno de los más grandes, el gran Lemmy, Lemmy Kilmister, líder, bajista y voz de la mítica banda Motörhead, su muerte, el 28 de diciembre de 2015 de repente nos hizo pensar que era una mala broma pero no, era realidad.
Ahí, en la eternidad, están los niños del sepulcro para seguir tocando un rola sin fin.