En la literatura la sustancia es el lenguaje, no el género | Entrevista con Rosa Espinoza, ganadora del Premio Dolores Castro 2017 en narrativa - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

  • Postales de Inglewood es una serie de relatos sobre la infancia, la memoria, los personajes que crecen y conviven en un barrio de clase trabajadora y afroamericana del otro lado de la frontera

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Rosa Espinoza, autora de Postales de Inglewood, ganadora del Premio Dolores Castro 2017 en narrativa. | Foto: Edilberto Aldán

Rosa Espinoza (Mexicali, Baja California, 1968) es poeta, narradora, diseñadora, editora y guionista para la televisión universitaria. Su trabajo ha sido incluido en antologías y revistas literarias como Tierra Adentro, Círculo de poesía, Generación, Ombligo, Navegaciones Zur, Aquilón, Río Grande Review, Peregrinos y sus letras, Border senses, Cofeeebook, y El Humo, entre otras. Su obra se ha incorporado en las antologías Behoviana (UABC, 2001), Nuestra cama es de flores (Cecut, 2008), Mapa poético de México (2009), Antología del Encuentro de Poetas en el País de las Nubes (2015), entre otras. Es propietaria de Pinos Alados ediciones bajo el cual apareció Señero, su primer poemario. Llevará tu nombre apareció bajo el sello de la editorial El Humo. Es colaboradora del Programa editorial del CETYS Universidad.

Ha sido editora desde 1991. En ese año y hasta 2000 fue la editora responsable de Yubai, una revista de arte y humanidades de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Dirigió en el periodo 2000-2003 el programa editorial de revistas periódicas de esa institución, mismo que agrupaba cuatro revistas de divulgación de ciencias naturales y exactas, ciencias sociales y economía. De 2003 a 2011 estuvo a cargo del Departamento de Editorial Universitaria de la UABC y coordinadora general de la Feria Internacional del Libro de la Universidad. Actualmente en esta institución es redactora de guiones de radio y televisión.

Desde 2012 y hasta la fecha se desempeña como editora y asesora en derechos de autor de la editorial del Centro de Enseñanza Técnica y Superior. Asimismo, imparte talleres de escritura de textos académicos.

A partir de 2016 promueve en forma independiente y en espacios alternativos, actividades culturales como conferencias, mesas redondas, conversatorios y recitales literarios. Actualmente desarrolla el proyecto de la agencia literaria Pinos Alados.

Con Postales de Inglewood, Rosa Espinoza se hizo acreedora al primer lugar en narrativa del Premio Dolores Castro 2017. El libro es una serie de relatos en los que la dispersión no separa las partes, sino que las concilia, mantiene cohesionada esta historia sobre la infancia, la memoria, los personajes que crecen y conviven en un barrio de clase trabajadora y afroamericana del otro lado de la frontera.

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Postales de Inglewood lo fui construyendo a lo largo de diez años, ejercicios como para desahogar, pero al mismo tiempo contar y no me animaba a publicarlos, ni siquiera mostrarlos, sólo a veces a la gente más cercana, y un día me decidí a reunirlos, buscarle una cierta unidad y enviarlo a esta convocatoria, no soy muy afecta a las actividades que separan por géneros, yo lo que vi fue la oportunidad, el momento, como dicen por ahí: en caliente no se siente y lo envié; realmente una sorpresa muy grata, todavía no termino de sopesarlo, no porque lo minimice sino porque nunca me había puesto yo a mí misma en esa situación, la mayor parte de las veces había tenido la oportunidad de obtener mención honorífica, casi en todos los concursos a los que he entrado, pero ya ganadora jamás me ubicaba. Estoy satisfecha con el trabajo, sé que era una veta que no había explotado, regularmente escribo poesía, en los últimos tres años guion de televisión para ciencia, y retomé mi material, lo revisé con mucho cuidado y armé Postales de Inglewood que tiene mucho que ver con mi infancia, cuestiones relacionadas con mi papá, yo quería escribir de mi mamá, pero está más mi papá. Ojalá haya gente que lo lea y que quiera compartirme su parecer sobre lo que hago.

Tu trabajo más conocido es como poeta, ¿haces alguna distinción entre géneros?

Bueno, sí hubo una transición, me siento más cómoda construyendo un poema, alguien me dijo que mi poesía era demasiado íntima, movida por las emociones, y me pusieron el reto de narrar, a contar; tengo un trabajo en ese sentido: Genealogía de tumbas, un ejercicio sobre mi infancia, sobre mis muertos, sobre las personas que me hicieron lo que soy, y de ahí pasé a contar lo que me pasó de niña, en el proceso de la pérdida de mi mamá, la muerte de mi padre, así se fueron armando los textos, unos tardaron más de seis años en cerrarse, otros se hicieron unos meses antes de leer la convocatoria. Lo que sí vi es que tengo una voz, un estilo, una manera de contar, consideré que la obra tenía unidad y quedó Postales de Inglewood, Inglewood es un condado de Los Angeles donde yo crecí, y que de alguna manera es un personaje un poco escondido entre algunos de los pasajes de los textos.

 

¿Notas diferencias entre el abordaje de la memoria al escribir un poema o al escribir un texto narrativo?

En mi caso sí porque se hicieron los procesos muy diferentes, cuando quiero escribir poesía y cuando me sale más trabajo poético es cuando leo textos de filosofía, dibujo cosas que tienen mucho que ver con la emoción, después de mi experiencia de narrar, de hacer esos poemas narrados y de sacar estos textos, lo que está saliendo ahora como poesía es poemas donde suceden cosas, estoy contando, fue al revés, yo creí que iban a quedarme unos cuentos muy poéticos y me están saliendo poemas muy narrados, creo que me siento muy fuerte en la tema de la narrativa, me siento mucho más fuerte que en el verso, y pues así es como ahorita que preguntas, porque nunca hago reflexiones sobre esto, me lo preguntas y me acabo de dar cuenta de que eso fue lo que me pasó.

 

¿Como editora cómo revisas tu trabajo?

Tengo 30 años de editora, incluso se podría decir que un poquito más porque yo tenía una revista en la universidad, y soy muy dura, pocas veces los libros que yo edito me convencen, y enfrentarme yo a mis propios textos sí fue una tarea que me dio miedo, inseguridad, no sé, pero me dije: como a los hijos, los tienes que soltar, a ver si se abren el camino que uno sospecha y así los solté.

 

Escribir desde Mexicali, desde la frontera, ¿hace una diferencia?

No podemos ocultar cuando narramos esa relación que existe entre los dos países, esa cercanía, no puedes ocultar que vives en una ciudad que está lacerada por un cerco, y es un cerco transparente en el que estás viendo la vida del otro lado, yo creo que eso, cuando la gente que no es del norte y los llevo a ver ese, no es un fenómeno, esa circunstancia, les produce un efecto muy fuerte que yo he venido entendiendo que me produce a mí también, reconozco lenguajes, reconozco incluso estructuras narrativas que tienen más que ver con una cuestión gringa, a mí por ejemplo, Raymond Carver me gusta, y él es como muy contundente, muy preciso, muy compacto, y está muy asociado al lenguaje gringo. A mí mi abuela no me hablaba en español, me hablaba en inglés, y era de Ciudad Juárez, y te acostumbras al idioma y eso también incide en la forma de manejar el vocabulario, en la forma de pensar, creo que eso es, aunque no creo que haya una literatura del norte, está siendo escrita desde el norte, no puede evitar el efecto que produce estar en esa última esquina del mundo, donde yo vivo es la última esquina o la primera de América, pero por lo menos a mí no me interesa hablar de lo que generalmente contiene la literatura que califican como del norte, yo no hablo de narcos ni hablo de muerte, hay una relación con el otro país más amigable, mi madre era pocha, mi madre nació del otro lado, hablaba medio español, medio inglés, entonces a la gran mayoría de los que vivimos en la frontera nos ocurre ese fenómeno, que está muy asociado a la estructura del pensamiento.

Igual cuando clasifican literatura queer, yo creo que la literatura es literatura, que puede tener unos visajes, algunas preocupaciones, pero no creo que se escriba necesariamente desde el norte o desde el género femenino, no sé, si te olvidas que lo que estás leyendo está escrito por un hombre o por una mujer, te das cuenta que la sustancia es el lenguaje, la literatura, no el género.

Tengo tres libros empezados de poesía, el de Genealogía de tumbas, que terminé pero que le quiero dar otra peinada, estoy terminando de preparar un texto, un poco violento, y pues yo todo el día leo y escribo, porque ese es mi trabajo y eso me hace muy feliz porque tengo ese trabajo y hago mis libros como me da la gana y eso sigue, a darle.


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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