Las coincidencias quijotescas de la vida me llevaron a hablar, en tres clases distintas, sobre Cervantes, la literatura medieval y Gabriel García Márquez. Al principio no podía creer la gran casualidad programática, toda una semana podía hablar sobre mis escritores favoritos y de sus obras.
Exponer sobre los cantares de gestas, el Conde Lucanor y El Quijote me permitió mostrar las primeras glosas escritas en español, dar a conocer a Antonio de Nebrija, su gran esfuerzo para lograr la primera gramática española en 1492.
Nuestra primera gramática me permitió discurrir sobre el desuso que de ésta se hace actualmente, cómo se desvirtúa el lenguaje gracias al poco conocimiento que de nuestra lengua tenemos, la pereza mental para escribir correctamente y la mala influencia de las redes donde todos los días leemos un sinfín de horrores ortográficos y sintácticos. En fin, comencé a desilusionarme un poco de nuestra situación actual.
Volviendo al aula, no me impresionó que los jóvenes no hubieran leído el Cantar del Mío Cid o El Quijote, me pareció “normal” pues los planes de estudios se simplificaron y los docentes cada vez promueven, tristemente, menos la lectura. Como los chicos no conocían nada sobre la literatura medieval, la gramática de Nebrija, y el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha me dispuse a reseñar los cantares de gestas y la obra cervantina. Creo que, por primera vez, capté por completo la atención de mis alumnos. Quizá mi amor por la literatura medieval y de los siglos de oro, así como de la lengua española, lograron cautivarlos y espero, enamorarlos de ella, en esa y la próxima lección.
Al día siguiente, con grupos de estudiantes ya maduros donde, algunos sobrepasan mi edad, el tema fue similar sólo que, había dos factores importantes: uno se hablaba de gramática grosso modo y dos, de Gabriel García Márquez.
Comenzamos el análisis del material de clase y acertamos en el magnífico y arduo trabajo de Nebrija, era natural que no lo conocieran pues no figura en los planes de estudio de ningún nivel escolar. Después de explicar un poco la historia de la lengua española, la importancia de la gramática, como dice la canción ayer, hoy y siempre, la lectura nos situó antes dos grandes escritores hispanoamericanos Cervantes y Márquez.
Sé, por mi experiencia como cervantista, que no mucha gente pasa de “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre…” (QJTE I,1) sin embargo, tienen noción de que existió Cervantes y que escribió uno de los libros más importantes de la lengua española lamentablemente, en esta ocasión no fue así. Posteriormente, la misma lectura nos mostró a Gabriel García Márquez. Sinceramente, tampoco esperaba encontrar un lector que hubiese leído todas o algunas de sus obras pero sí dos o tres quienes por lo menos disfrutaron, en alguna ocasión, uno de sus libros; no fue así.
Me parece impronunciable lo que diré a continuación, de un universo de aproximadamente 100 estudiantes universitarios: ¡ninguno recordó o tenía conocimiento de Don Miguel de Cervantes Saavedra! y, 98 de ellos negaron absolutamente haber escuchado hablar o haber leído a Gabriel García Márquez. Sólo dos, dos, habían escuchado hablar de Don Gabo sin haber llegado a leer alguna obra suya.
Aún no logro recuperarme de la impresión, ahora comprendo por qué hay maestros que se infartan en el aula. Tanta incultura no puede ser posible. Desconocer a dos de los escritores más importantes en lengua española no tiene nombre, para mí es tan difícil de comprender cómo es que llegaron a salir del bachillerato sin al menos haber ojeado El Quijote o Doce cuentos peregrinos que estoy, simplemente, decepcionada de la realidad y analizando el cómo desfacer este entuerto.
¿Cómo es que llegamos a este punto? Donde nos regocijamos del avance tecnológico mientras la cultura general se va perdiendo.
Como docentes no estamos conscientes del impacto de nuestros actos donde lo que nosotros referimos de cultura y conocimiento científico. Si nosotros no estamos inmersos en el conocimiento, adquisición de éste y la continua alimentación de nuestra cultura poco tenemos por ofrecer a nuestro alumnado y al país.
Combatir la abulia hacia la literatura, luchar contra las redes, incentivar y motivar la lectura no son tareas fáciles, pero tampoco imposible sólo necesitamos decisión para lograr un cambio, para entrar en acción y tener la oportunidad de un futuro diferente.
Es terrible que, actualmente, los profesores no pidan reportes de lectura ¡de libros completos! y dejen a los chicos leer cualquier cosa que no es literatura para “cumplir” con la horas de lectura, también es triste el que no revisen y retroalimenten sobre la redacción, análisis y síntesis de lo entregado; peor aún que no busquen promover la literatura mexicana o hispanoamericana en el aula, quizá ellos mismos desconocen nuestra literatura y por ende no sabemos si su nivel de cultura es adecuado para estar frente a grupo.
Remediaré el daño con dos lectura de Don Gabo y Don Miguel, sencillas y fascinantes, Doce Cuentos Peregrinos y el Coloquio de los perros, así podrán mis estudiantes comenzar a situarse en la literatura verdadera, y en nuestra lengua.
Decidir tener cultura, hacer un alto, enamorarse de la literatura y el conocimiento es muy sencillo, únicamente necesitamos quererlo.
Por favor, hagamos esta semana la difusión de la obra Cervantina, de Márquez, seamos unos buenos Quijotes y emprendamos la tarea de combatir la incultura, orgullosos de nuestra lengua y nuestros escritores tomemos los libros como armas para luchar por un bien común.
Laus Deo
@paulanajber