- Carecemos de un Juan José Arreola o un Huberto Batis que estén cazando talentos: Gabriela Lira Rosiles
- “Los sueños son como el agua, te dicen ‘es por aquí, tú tienes miedo de esto, o tienes esta tarea pendiente o deberías llamarle a esta persona’”
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Gabriela Lira Rosiles participó en la mesa de diálogo La academia y la difusión de la literatura, de la Feria del Libro de Aguascalientes. Ahí platicó sobre la experiencia que tuvo en su paso por la universidad, la disciplina y el rigor que obliga el estudio para aprender a descifrar textos difíciles, a argumentar y ordenar las ideas; y sobre Franz Kafka, la tenacidad que se impuso para poder escribir su obra a pesar de los deseos de su padre de verlo convertido en dependiente del negocio familiar. Kafka como el ejemplo de si sabemos lo que queremos y trabajamos en ello podemos conseguirlo. Concluyó su participación en la mesa señalando que la academia y la disciplina son una forma de vida, ayudan a desarrollar un criterio e ideas propias para no ser el títere de alguien más.
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Gabriela Lira y la academia
Estudié la maestría en Letras Alemanas en la UNAM, venía de Hispánicas y ahí me especialicé en Juan José Arreola, un gran maestro de una generación de escritores ahora reconocidos, Elena Poniatowska, Elsa Cross, José Agustín, les publicó sus primeras obras literarias y les enseñó el oficio. Luego en la maestría decidí entrar a Alemanas porque llevaba cinco años aprendiendo alemán en el Instituto Goethe y sentía que debía hacer algo profesional con el alemán. Me llevé unos chascos porque en la UNAM no te piden la tesis en alemán y hay muy pocas materias que tienen que ver con literatura alemanas, por fortuna tomé una, Kafka en el Siglo XX, lo que me impulsó porque mi tesis fue sobre La Metamorfosis de Kafka.
Una ventaja generacional: las redes sociales
Facebook me ha servido como taller literario, cuando comenté eso en clases se me quedaron viendo, muchas personas ya no tienen redes y los que sí no se exponen, tienen su cuenta para compartir información de otros, pero no personal. Hay gente que siente de mal gusto dar información muy personal sobre ti, sobre todo en redes, el exhibicionismo todavía tiene un peso negativo, no está mal visto tomarte muchas fotos o decir que te duele el estómago, la gente tiene medios y los explota. Creo que hay un grupo conservador que antes detentaba los medios de expresión, es decir, periódicos, revistas, las editoriales, hacían de esto un rollo muy elitista, al que nadie podía entrar, ahora perdieron ese control, porque si tú eres un youtuber o bloggero, o tienes una cuenta muy popular en Instagram o en Facebook puedes decir lo que quieras, no tienes que pasar por una autoridad, tú solo te expones a los jitomatazos o al aplauso si quieres, metafóricamente, de la gente que te lee.
Muchos carecemos de un maestro como Arreola o como Huberto Batis que estén cazando talentos y que consigan espacios en la revista Sábado para que la gente nos conozca o no, ahora como que ya se perdió la figura del maestro y del discípulo, cada quien se rasca con sus uñas, pero una de las ventajas que tenemos como generación son las redes sociales, aunque me da la impresión que no se toman con seriedad, pero a mí me ha servido como ejercicios de escritura, diario escribo capsulitas porque estoy consciente de que la gente no tiene tiempo para detenerse a leer, así que son ejercicios padres porque te ayudan a ser muy sintético, a decirlo de un modo que cautive y sacar la esencia de lo que alguien tal vez diría en tres cuartillas y decirlo en medio párrafo.
Franz Kafka
Publicar tesis es una obligación de los estudiantes de posgrado, pasar por un examen profesional, pero muchas no se publican, si hay un escaso mercado para los que escriben ficción, para los que escriben investigaciones académicas es minúsculo, no somos un negocio para las editoriales, a mí me costó mucho trabajo poner mi tesis en pie, me llevó un año. A Kafka llegué a través del Derecho. Kafka era abogado y eso se nota en muchas de sus obras, sobre todo en una novela inconclusa que se llama El Proceso, se nota su conocimiento sobre ese mundo, hace una crítica sobre las leyes, los procesos jurídicos que están viciados, mucho de lo que vivimos en México, el que pueda alguien aprehender a un hombre sin pruebas, en fin, cuando empecé a estudiar Alemanas no me dio miedo, en ese sentido sí fui muy temeraria, no me puse a pensar que es un autor que reúne bibliotecas enteras en el mundo de crítica, y que para que tú sostengas algo novedoso es difícil, tienes que leer mucho, es un reto, y hay un crítico literario que dice que quien se atreve con él, tiene que contar con fracasar.
El estigma en Die Verwandlung, de Franz Kafka, desde el interaccionismo simbólico
En mi tesis vinculé a Kafka con una corriente de la sociología que llama interaccionismo simbólico, los interaccionistas se interesan por muchos temas pero particularmente por el tema del estigma, es decir, la marca física, tangible o intangible, que denigra a una persona o a un grupo entero, y apliqué la teoría del estigma a la obra de La Metamorfosis y encontré muchísimos paralelismos, dice Franz Kafka que uno no debe ser como un espejo, en el sentido de que reflejes tu época, sino como un reloj que se adelante, y él se adelantó, los interaccionistas teorizaron el tema del estigma 50 o 70 años después de que Kafka escribiera La Metamorfosis, donde él ya expone el tema. Yo sostengo que la novela es un ejemplo literario del estigma, es una interpretación que no gusta en la académica, porque tuve que leer a los sociólogos, eso se siente como chafa, ¿por qué recurrir a las sociología si la literatura por sí misma puede decirlo todo?, pero había encontrado toda esta serie de paralelismos y luego, cuando estaba a punto de terminar la tesis, me di cuenta que casi todos los interaccionistas son judíos, pero no lo dicen, porque tú no te presentas como investigadora ‘soy católica, soy atea, nací en Piedras Negras’, no es común que des datos y menos sobre religión, pero aquí, el judaísmo tanto en Kafka como en los interaccionistas no tiene que ver tanto con la religión, sino con un símbolo de identidad entre ellos, de cultura, y me di cuenta que los dos desde sus respectivos terrenos, Kafka en la literatura, los judíos en la sociología, había hablado del tema del acoso y la persecución de la gente diferente, algo que está muy vigente en nuestros tiempos, ahí está Donald Trump con los mexicanos, dices, esta persona, a priori, sin que yo la conozca, sin que lo haya comprobado, es de tal y tal forma, y a nosotros su forma de ser no nos conviene, entonces tenemos que asediarlo, perseguirlo, aprehenderlo, incluso asesinarlo, en el caso de los judíos y la Segunda Guerra Mundial, el estigma es un asunto inherente en la sociedad que ha existido desde que surgió la sociedad misma, por eso es un tema que interesa y que nos ayuda a pensar en nuestra situación actual.
No he sentido una buen aceptación de esta tesis entre mis colegas, pues sienten que el aspecto fantástico en la transformación de Gregor Samsa lo hago a un lado para solo enfocarme en las consecuencias sociales de su transformación, pero así procede el texto, La Metamorfosis comienza “Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregor Samsa se despertó en su cama convertido en un monstruoso insecto”, en ese primer enunciado él introduce el elemento fantástico que ya no vuelve a contar, o sea toda la novela, todas las 100 páginas que restan tratan sobre cómo reacciona Gregor y cómo reaccionan los demás, y precisamente la teoría del estigma también se convierte en la teoría de las versiones sociales, por eso creo que quienes no están de acuerdo ya están casados con una idea sobre La Metamorfosis de Kafka.
El archivo de José Agustín
Mi tirada es publicar este trabajo en Fontamara y concluir con el trabajo de ordenar el archivo de José Agustín, que es otro trabajo que me aventé de forma muy temeraria. Me dijo su hijo Andrés Ramírez, que trabaja en Penguin Random House, que necesitaba a una persona que acomodara el archivo de su padre porque sentían que podían encontrar todavía textos inéditos, que tuvieran un valor literario y que pudieran publicarse, y por otro lado querían ordenar todo el estudio de su padre porque que era un caos. Llevo tres meses trabajando, solo me dieron entre 8 y 10 meses para acabar, he leído y archivado seis mil páginas, no es ni un cuarto del archivo. Estoy muy impresionada porque José no solo escribió todas las novelas y libro de ensayos que están publicados, que son alrededor de 40, sino que además, durante varias décadas intercambiaba correspondencia con amigos, familiares, con académicos y también tiene libretas completas donde escribía sus sueños, ese ejercicio comenzó a hacerlo a petición de la poetisa Elsa Cross, que lo fue a visitar a la cárcel de Lecumberri cuando José Agustín estuvo preso, por ahí de los años 60, y tiene libretas completas donde registra qué soñó tal día, y comencé a imitarlo, me compré una libreta de sueños y comencé a transcribirlos, es un ejercicio de sicoanálisis, los sueños son como el agua, te dicen “es por aquí, tú tienes miedo de esto o tienes esta tarea pendiente o deberías llamarle a esta persona”.
Psicoanalisis le falto la p felicidades eres de las grandes talentos jovenes de este pais suerte esperamos una publicacion de tu autoría