Escribo acerca de “malandrines en subasta” luego de guardar diez días de luto por el terremoto del diecinueve de septiembre en los estados de Puebla, Morelos y Ciudad de México que causó la muerte de cuatrocientas personas y junto con Oaxaca y Chiapas, daños materiales por treinta mil millones de pesos, según cálculos del Gobierno de la República.
El calificativo de “malandrín” se le adjudica a la persona que comparte dichos de manera “falsa o malintencionada” y tiene cualidades de perverso, vil, maligno, bellaco, villano, bajo y ruin. Ese calificativo no resulta excesivo para reconocer algunos “malandrines” del PAN, PRD, MC, Morena, Panal y PT, que se niegan a renunciar al financiamiento público asignado a sus partidos. Aclaro, no es “su dinero señores”, es de todos los mexicanos.
La “subasta de donativos” la inició el señor Andrés Manuel López Obrador, dueño de Morena quien hoy se niega a cooperar; y sus cercanos competidores del Frente Ciudadano del PAN-PRD-MC, quienes crecieron la oferta, pero hoy no la quieren cumplir.
Ante la inacción de sus adversarios, el rezagado PRI le puso el cascabel al gato y subió la postura. Aceleró su paso y renunció de inmediato a 258 millones y pico de su presupuesto en 2017. Así, elevó su apuesta. En otras palabras, el PAN-PRD-MC y Morena, no tienen con qué revirar y ahora pretenden salirse del juego con un malogrado discurso.
Según sus críticos, la apuesta del PRI se fue al extremo. Incluyó Iniciativa de reforma constitucional para cancelar de inmediato el financiamiento público a los partidos y eliminar a los diputados y senadores plurinominales. Esa iniciativa que proviene de la ciudadanía fue llevada a la mesa por el partido tricolor, pero a sus detractores les resultó “tan extrema” que hasta los consejeros del INE se asustaron, y ni se diga la “chiquillada”, cuya burocracia dejaría de recibir millones de pesos del erario. Y eso sí que duele.
Suponiendo sin conceder que la apuesta del PRI, sea una acción desesperada para ganar credibilidad entre electores y obedezca a una estrategia política, es indudable que ha beneficiado a los damnificados. No es nada fácil renunciar a 258 millones de pesos.
El PRI “echó su resto”. Y demostró que es capaz de pasar de los dichos a los hechos. Y eso es muy valioso. Tal vez, recupere algo de confianza perdida entre los ciudadanos en las elecciones que vienen. Por lo pronto, su acción fue secundada por el Partido Encuentro Social PES que ya renunció al 20% del financiamiento, y por el Partido Verde Ecologista de México PVEM que ha renunciado al 25% de sus ingresos.
No hubo nadie más.
El PAN se negó a renunciar a 189 millones; el PRD a 113 millones; Morena a 95 millones; el MC a 78 millones; el Panal a 60 millones; y el PT a 54 millones. Y ahora se burlan del PRI, PES y PVEM, que cayeron “aparentemente” en una trampa política que les tendieron AMLO y socios, al renunciar a sus ingresos de 2017.
Nada duele más a la Partidocracia que perder “sus dineros” ¿Acaso me equivoco?
¡¡¡LIVE AND LET LIVE!!!
¡¡¡LIVE AND LET DIE!!!