Las crónicas de los principales diarios especializados en materia económica del país han dejado ver la enorme preocupación que tiene Estados Unidos en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pues a decir de la actitud asumida por el jefe de negociadores estadounidense, Robert Lighthizer, las bravuconadas con las que comenzó, no dejaron ver otra cosa más que la enorme presión que tiene de parte de su presidente y del sector empresarial de aquella nación para sacar bien librado a Estados Unidos.
Es de todos sabido que el proceso de negociaciones será complicado debido principalmente a que Estados Unidos buscará a toda costa revertir el fenómeno del desplazamiento de las armadoras que en dos décadas dejaron a Estados Unidos como la segunda opción privilegiando a México para radicar las fábricas de autos.
Es innegable que nuestro país tiene grandes fortalezas que incluso Canadá y Estados Unidos han reconocido, por eso es que llegan a las negociaciones con la finalidad de sacar la mayor ventaja posible de los beneficios que ahora mismo México tiene.
La industria automotriz es hoy por hoy una de las grandes fortalezas de nuestro sector manufacturero y a pesar de que el principal valor que aporta a los mexicanos es el empleo, cada vez más empresas mexicanas van ganando nichos de participación en un modelo que se abre cada vez más a la integración de productos y servicios mexicanos.
Para el caso de Aguascalientes, las empresas mexicanas sin capitales foráneos, poco a poco han ido ganando terreno y estimaciones de la propia Secretaría de Economía hablan de una aportación de 4.5 por ciento del valor total de la cadena del sector automotriz.
En términos globales, este sector tiene un 48 por ciento de integración de manufacturas mexicanas, considerando que una buena parte de las empresas que se encadenan a las armadoras es de capital norteamericano, de ahí la contradicción de intentar desmantelar a esta industria en México para llevarla de vuelta a Estados Unidos, con factores de la producción más caros, no sólo la mano de obra.
En el resto de los sectores, hay mucho optimismo que se puedan vencer candados que hoy por hoy no favorecen en nada a ambas economías, la mexicana y la norteamericana, y que nuestro país aproveche sus fortalezas frente a las economías más grandes del mundo como la estadounidense.
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