- El embajador Walter Astié-Burgos afirmó que recordar estos episodios permiten entender nuestra realidad
- Estados Unidos, desde su Independencia en 1776, prevalecía una ideología expansionista
La tensa relación entre México y Estados Unidos que derivó en un conflicto bélico de 1846 a 1848 fue abordada por el embajador Walter Astié-Burgos en la conferencia La guerra de 1847.
Más que el desarrollo de los acontecimientos y las batallas, la charla, realizada la tarde de este miércoles 16 de agosto en el Instituto de Estudios Históricos de la Revoluciones de México (INEHRM), permitió entender las causas y motivos subyacentes que condujeron al conflicto.
El diplomático e historiador señaló que el episodio de la independencia de Texas fue primero y no tuvo que ver con la guerra, aunque estuvo vinculada, además de que es falso que Santa Anna haya vendido Texas: “Texas fue una república y un país independiente desde 1836 hasta 1846, cuando se produjo la transferencia de poderes a los Estados Unidos y ojalá así hubiera quedado porque hubiera sido un estado muelle entre ambos países”.
De acuerdo con Walter Astié-Burgos, la anexión de Texas a Estados Unidos ocurrida el 29 de diciembre de 1845 fue resultado de la debilidad de México, la inestabilidad política y económica que arrastró desde la Independencia, las guerras civiles y el descuido de las provincias en la frontera por falta de recursos.
En el caso de Estados Unidos, mencionó que desde su Independencia en 1776, prevalecía una ideología expansionista, de ahí la doctrina del Destino manifiesto, que expresa la idea de ser una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico, justificando así sus adquisiciones territoriales: “En ese entonces había en Texas alrededor de tres mil personas y en California también unas tres mil personas y ante la constante expansión, les pareció prudente solicitar al gobierno de México que les vendiera Texas, pero como se negó, decidió obtenerla por las malas y fomentó la insurrección de los texanos”.
El Ejército de Estados Unidos inició la intervención militar por el norte, donde se libraron batallas como la de Palo Alto y La Angostura. Tras meses de combate, un nuevo ejército al mando del general Winfield Scott desembarcó en el Puerto de Veracruz en 1847 y se dirigió hacia el Valle de México.
Walter Astié-Burgos explicó que para retirar sus tropas, Estados Unidos envió a Nicholas Trist a negociar un tratado de paz con la exigencia de obtener los estados de Nuevo México y California, pero también parte de Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua, Sonora y la Alta y Baja Californias, además de libre tránsito por Tehuantepec.
El gobierno mexicano no aceptó tales condiciones por lo que la invasión continuó y después de varios enfrentamientos militares, el 14 de septiembre de 1847, el Ejército estadounidense ocupó la Ciudad de México, donde permaneció hasta junio de 1848.
La guerra entre Estados Unidos y México concluyó el 2 de febrero de 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo que significó la pérdida de dos millones 500 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional: “Todo este conflicto de Texas y la guerra con Estados Unidos deberíamos de conocerlo mejor porque resulta fundamental para nuestra historia. Es importante recordar estos episodios porque nos permiten entender nuestra realidad”, consideró el también académico e investigador.
Con información de la Secretaría de Cultura