El verano de 2017, al que todavía le quedan muchos días, ha sido rico en sucesos y noticias que pueden ser interpretados en clave de una perspectiva más amplia tanto en lo local como en lo nacional y lo internacional, así que vayamos por partes.
En el ámbito deportivo, el futbol profesional de selecciones en México se ha vuelto a cubrir de mediocridad ante el evidente fracaso de la copa Confederaciones y el posterior ídem en la Copa de Oro de los “gigantes” de Concacaf. En este caso, eliminados por Jamaica, que ni liga profesional tiene. Y ante el doble fracaso deportivo que nos hace recordar la vergonzosa goleada ante Chile; la respuesta de los directivos de la Femexfut fue ratificar y defender contra viento y marea al técnico Osorio y su errático “sistema de juego”, al que justamente lo que le hace falta es juego. En consecuencia, un mundial más, nada espectacular debe esperarse de una selección tan mala al igual defendiendo que atacando como la selección mexicana de Osorio en Rusia el año que viene, salvo que ocurra algo extraordinario.
Lo positivo llega de la mano del inicio de la liga profesional femenil de futbol con sus 16 equipos y su primer torneo, pues la equidad de género pasa siempre y en todo caso por la conquista y consolidación de espacios antes negados para las mujeres, especialmente en los deportes considerados como exclusivamente “masculinos”. Lo negativo: las futbolistas profesionales mexicanas ganan un salario mucho menor que sus pares masculinos, y algunas prestaciones laborales se les pretenden escamotear. Nada diferente a la realidad de millones de trabajadoras en este país, pero sí un ejemplo muy evidente y notorio de discriminación laboral.
También había noticias positivas para la defensa de los derechos laborales de los futbolistas profesionales -sobre todo los que no son estrellas internacionales- con la fundación de la asociación de futbolistas profesionales lidereada por el reputado futbolista Rafael Márquez Álvarez.
Aunque dadas las noticias de los últimos días, donde los gringos acusan sin demasiadas pruebas al todavía capitán de la selección nacional de lavar dinero del crimen organizado mediante una red de casi treinta empresas, lo más probable es que dicho proyecto autoorganizativo y democratizador de las relaciones laborales en el deporte profesional mexicano, quede temporalmente suspendido hasta que alguien más o el mismo Márquez lo retomen.
Rafa Márquez podría estar retirado a estas alturas, con lo que el escándalo habría sido mucho menor. Pero todavía en activo, el daño a su carrera y a su reputación es notorio. Especialmente por lo que ve a sus relaciones de negocios con muchos políticos e instituciones públicas y el trato de favor y dineros públicos recibido por años.
Rafa, como cualquier otro imputado, si es que lo está realmente de modo formal, goza bajo el orden jurídico nacional, de derechos y garantías fundamentales a su favor, tales como la presunción de inocencia y el debido proceso. Y dada su brillante trayectoria deportiva en un medio tan mediocre como el nuestro, parece sano y sensato conceder a Márquez por lo menos el beneficio de la duda antes de defenestrarlo en el tribunal de la opinión pública, aunque es cierto que con la información que trasciende hasta el momento de fuentes gringas, la cosa no pinta muy bien.
Y no deja de llamar la atención como la cada vez más acusada genuflexión y servilismo de las autoridades mexicanas ante el agresivo intervencionismo vecino, da espacio para que sean justamente ellos, los gringos y sus múltiples agencias de control policial (ATF, IRS, FBI, NSA, CBP, etc.), los que digan cuando y quienes son responsables de la comisión de delitos en este país, sobre el todo indica que gozan, de facto, de una jurisdicción extraterritorial que está expresamente prohibida por el orden jurídico internacional y por la Constitución y las leyes mexicanas.
Claro que para ello precisan de la activa colaboración de sus pares en México, misma de la que han disfrutado ampliamente por muchos sexenios y destacadamente en el actual.
Pruebas de la insensata cesión de soberanía a cambio de nada que hacen los sucesivos gobiernos este país todos los días hay muchas, desde los temas del libre comercio, hasta el maltrato a los millones de migrantes, pasando por la extradición automática de criminales famosos o la campaña de odio racial de su actual presidente, que quedan hasta el momento prácticamente incontestados por el gobierno mexicano.
El colmo ha llegado con la servil posición ante el asunto de Venezuela (inopinadamente, un país con más de cien mil muertos y cincuenta mil desaparecidos, se da el lujo de condenar públicamente a otro por la violencia y la “ruptura” del “orden democrático”), al tiempo que se pasa por el arco del triunfo doscientos años de historia de México como nación independiente y los siete principios de política exterior del artículo 89 constitucional. Increíble y vergonzoso, pero cierto.
Entonces, dice bien quien sostiene que la mejor política exterior que puede hacer un país es una atinada política interior, misma que en este caso brilla por su ausencia. Naturalmente que eso los corruptos “aprendices” y sus ad-lateres, ni lo saben ni les importa.
Cola. El último tuitazo del hombre del peluquín anaranjado no deja lugar a dudas sobre el verdadero talante gringo en el tema de Venezuela, donde amenaza explícitamente a dicho país con una intervención militar. Así las cosas, ya no se necesitaría inventar unas armas de destrucción masiva luego inexistentes para invadir un país, derrocar a un régimen y robarse el petróleo. No es casualidad que Venezuela tenga todavía en 2017, las mayores reservas probadas del mundo.
@efpasillas