Aleph Jimenez, integrante y vocero del #YoSoy132, desapareció el jueves 20 de septiembre en Ensenada, Baja California. Personalmente, lo conocí en la Asamblea Nacional Interuniversitaria de Saltillo. Trabajamos juntos durante ese fin de semana y estrechamos vínculos. Es Oceanógrafo y profesor de Ciencias. Yo lo percibí como una persona inteligente y afable, con un maduro y firme deseo de cambiar las cosas. De corazón, espero que podamos reunirnos eventualmente para seguir trabajando juntos. Me uno a la exigencia que demanda su regreso, sano y salvo. Te esperamos, Aleph.
México está en medio de un proceso que marcará el ritmo y cariz de los años siguientes. A través de las siguientes líneas, abordo una forma de comprender y asumir el papel que nos toca jugar en esta etapa, como sujetos participativos que caminan hacia una democracia real, que es un mundo habitado por ciudadanos empoderados y protagónicos.
Las cosas cambian mediante la acción política. Hemos ganado el derecho para hacer política y simultáneamente, abrimos un espacio para la dignidad en acción. Desde este lado, luchar por lo que creemos es una actitud existencial que expresa la energía de la vida haciendo combustión para transformarse. Somos sujetos históricos y en esa medida hay que establecer nuestra coordenada en el universo discursivo y vital. La coherencia reclama un ser integral que encarna los valores con los que se compromete.
Hay que luchar. Para ello, primero, hay que identificar el doble valor de la vida: el intrínseco, es decir, comprender que ella vale por sí misma, así como el asignado, que se deduce del sentido que le otorgamos y de la dirección que nos fijamos desde nuestro proyecto vital. Nos relacionamos así con el contexto que nos rodea de dos formas: una orgánica y otra significativa. Así pues, vivimos diariamente una tensión entre las condiciones generales que nos determinan y aquello que nosotros decidimos hacer en consecuencia, que es el espacio para la libertad. Actuamos entonces rompiendo con la inercia de lo existente y en virtud de una fuerza motivadora, nacida de lo que sentimos profundamente como verdadero. La conciencia política es por eso implicar lo que nos implica. Es aburrido y tétrico limitarnos a la subsistencia biológica, conduciéndonos con cabeza de hormiga. Encontrar un sentido y seguir su camino es vivir auténticamente.
La lucha social debe ser parte de nuestra vida cotidiana, no una alteración excepcional a ella. No se trata de faltar a clases o dejar de ir a trabajar para ser un activista o militante comprometido, sino de hacer convivir esos dominios de manera funcional y equilibrada. Nuestra lucha es por desacelerar el ritmo social de la producción y disminuir la explotación del trabajo, para que cada persona tenga la oportunidad de recuperar lo que hoy le arrancan a muchos a lo largo de su jornada laboral: su tiempo de vida.
Luchemos para que vivir con dignidad sea posible. No aceptemos más la humillación del silencio, la concesión cínica o la hipocresía. Mostremos que otro camino es posible. Se trata de hacer patente que podemos vivir bien y con justicia, porque ser de izquierda no es detestar a quienes tienen oportunidades, sino exigir que las tengamos todos y cada uno.
Por todo lo anterior, luchemos contra este proyecto de Reforma Laboral, contra la violencia extendida en todo el país, contra la indiferencia y el miedo. Para ello, es indispensable asumir a ésta como nuestra dura época, donde hacemos la diferencia. Necesitamos participar todos. Quien no deduce de sus ideas una acción concreta y consecuente, puede tener la teoría más compleja y profunda, pero lleva un cadáver en la boca. Mientras que en los movimientos sociales solemos luchar para obtener algo que beneficia a nuestra comunidad, lo que hoy necesitamos es que todos luchen.
Vivir hoy en México es luchar. Luchemos por los que lo dieron todo y perduran por su ejemplo: por Carlos Sinuhé Cuevas, filósofo y activista social; por Verónica Natalia Velázquez Ramírez y Juan González del Castillo, Latinoamericanistas; por Soren Ulises Avilés Ángeles, estudiante de posgrado y profesor; por Fernando Franco Delgado, Filósofo. Por Pavel González, Latinoamericanista también. Por Alexis Benhumea, Economista. Por… la lista es un clavo ardiente. Todos fueron jóvenes a los que asesinaron mientras caminaban entre el humo de sus sueños, como en un baño turco, para tocar un gong que despierte a los que permanecen dormidos. Luchemos porque suene más allá de nuestras fuerzas. Luchemos porque saber y no actuar es lo imperdonable. n