Desde el principio de los tiempos, cuando la hegemonía absoluta, la dictadura “democrática” tenía el control de los hilos que movían a todas las marionetas de la raza de bronce, cuando no existían opciones hacia dónde voltear porque el panorama pintaba un estado de confort que nadie quería confrontar, cuando el crecimiento económico de la nación entre 1940 a 1980 oscilaba entre un 6% anual, y después nada, para poder subir el incipiente 1.5 tal vez 2% de una economía que no repunta porque las personas en el poder no lo incentivan, no les interesa.
Cuando vemos a distancia este escenario pudiéramos pensar que lo más cercano a un gobierno de izquierda fue el que encabezó el general Cárdenas del Río, con sus reservas claro está, pero después de ahí, la sequía se extiende hasta 1997 cuando el retoño de don Lázaro se levantó y anduvo entre los muertos izquierdistas, socialistas y populistas que caminaron y caminan por los pantanos políticos de nuestra patria. Si bien el ingeniero ya había intentado seguir los pasos de su tata, no lo lograría con el Frente Democrático Nacional en aquel 1988 cuando el buen Carlitos se alzará con el triunfo a sabiendas que no era auténtico, vamos que no era de él sino del hijo pródigo que presumía cartas credenciales que lo hacían peligroso para la cúpula política norteamericana y por supuesto la nacional. Y aquel FDN surge como producto político el Partido de la Revolución Democrática, sí señor, el sol azteca. Tal vez la hegemonía absoluta funcionaba, quizá el partido presidente dictador compartía una mínima parte de la riqueza que se generaba, pero compartía, y conste que me refiero a aspectos económicos porque en cuestiones sociales nunca hemos sido el ejemplo para nadie, con dinero baila el perro, decía Margarita, mi abuela.
Pero, y antes de aquel Frente Democrático Nacional, existía algo digno para ser señalado como izquierda nacional, no precisamente, ya sabe, todo emana del partido que puso en la silla a Quique, a Neto y a Carlitos por nombrar los tres últimos dignos representantes del tricolor, las llamadas corrientes democráticas que fracturan con tanto y tanto dolor a los hijos de la revolución, así primero Cuauhtémoc, Porfirio; Muñoz Ledo no vaya usted a creer que don Porfirio y la mismísima Ifigenia Martínez, después pudiéramos incluir, por qué no, al malogrado Luis Donaldo, también mal hombre que quiso fracturar al partido con la insistente idea de la corriente democrática del Revolucionario Institucional, ¿qué no entienden que en ese partido no hay democracia?, por esa necedad pasan tantas desgracias.
Y si el mismo PRI es el origen de la izquierda en México imagínese usted qué tan auténtica puede ser, y no me diga que le cree a Andrés Manuel, ¿de qué partido emanó? Del que utiliza los colores patrios para confundir a los más relegados.
En fin, regresando al origen, recuerda al Partido Mexicano Socialista PMS que nacía de seis corrientes de izquierda, es usted mexicano y socialista, para empezar definamos socialismos, un país con tendencias socialistas pegado a la primera potencia capitalista del mundo y nosotros tan copiones que somos, me refiero a que soñamos con el estilo de vida gringo, pero en fin, el PMS que fusionó en su momento al Partido Mexicano de los Trabajadores PMT, trabajadores de izquierda, sobre todo con la CTM de Fidel encima pero bueno, el Partido Socialista Unificado de México, se acuerda del PSUM y su escudo con la hoz socialista en rojo y amarillo, qué tal el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), el Movimiento Revolucionario del Pueblo MRP. Pueblo, socialismo, trabajadores, pobreza, qué le digo, qué tal el Partido Socialista de los Trabajadores del Ingeniero Heberto Castillo Martínez.
Para después encontrarnos el caso de Cecilia Soto, atractiva mujer (en su momento) emanada del otrora extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana PARM ya sabe de esas organizaciones políticas dedicadas a restar votos a los partidos de oposición, totalmente controlado por el gobierno en turno, nada más para su fundación se contó con el apoyo de Adolfo Ruiz Cortines; bueno, pues la Cecy brinco como auténtico chapulín al Partido del Trabajo PT quien la abanderó como su candidata a la presidencia de la República para las elecciones de 1994.
Y después el estelar Andrés Manuel, con los mismos vicios que el tricolor, la historia se recicla, deja el PRI para posteriormente enrolarse al PRD, el cual deja para formar su propio partido, hasta que Martí Batres lo expulse y tome el poder de los morenos.
Analice, por favor, querido lector, realmente México cuenta con una corriente de izquierda auténtica, ni siquiera los zapatistas lo son y los independientes son independientes sin un partido que avale la plataforma política; la izquierda se confunde con el populismo, con el socialismo de treinta décadas atrás, con la propuesta utópica donde el pueblo asciende al poder y desde el poder mismo reparte la riqueza de manera equitativa y expulsa al mal gobierno de la cúpula del poder; ¿qué, no es lo que dice Andrés Manuel que hará?.
No hay nada, la izquierda mexicana no existe, la derecha y la ultraderecha permean sobre el ambiente socio-político de este arruinado país, ni siquiera ellos saben qué hacer ante los retos de estos tiempos, qué queda por hacer, buscar un nombre femenino o masculino con el suficiente rigor moral y político que lo coloque como un verdadero líder redentor de los males de la nación, una mexicana o mexicano que sepa con claridad hacia dónde tiene que mover las velas de esta nave porque de lo contrario no vamos a zarpar de la mediocridad y la corrupción.
@ericazocar