Aprovechando que es el mes del Testamento aquí en el Estado, y todas las Notarías Públicas ofrecen descuentos importantes para quienes realicen este trámite hasta el día último día de Septiembre, Laura –mi esposa– y yo decidimos hacer los nuestros. No porque pensemos en dejarle a nuestro hijo una fortuna (¡Ojalá que así fuera!), sino para designar a un Tutor Legal para el caso en que nosotros fallezcamos antes de que cumpla la mayoría de edad. Así, tras de nuestro probable deceso, no tendremos que someter a mi hijo y a nuestros familiares a un desgastante, largo y económicamente caro proceso judicial para que adquieran la “Tutela Legal”. La ventaja con esto, es que uno escoge a la persona que considera más apta y beneficiosa para su hijo y, previene, que en caso de un siniestro, el tío borrachín, la tía siempre endeudada, el primo tirano, la prima superficial y demás miembros familiares y amigos de dudoso comportamiento, no vayan a ser quienes guíen el futuro de nuestro hijo. Es importante mencionar que el futuro candidato a Tutor Legal debe de estar de acuerdo, pues no es una obligación aceptar tal responsabilidad. Si el Tutor no tuviera la posibilidad de aceptar o no, en este país Slim y Azcárraga tendrían más hijos testados que arenas en el mar. Buscar a un Tutor Legal para Zam –nuestro hijo– no fue fácil. Para quienes tienen bienes que legar, también el Testamento es el instrumento más práctico para dejar en orden sus asuntos, pues establece cómo y en qué proporción se ha de repartir su futura herencia. Esto evita que sus familiares sobrevivientes, se enemisten y peleen, muchas veces a muerte, por la adjudicación de los bienes cuando no se ha dejado un testamento. Además que el costo de un juicio intestamentario, esto es cuando alguien fallece y no dejó testamento, es bastante elevado.
A nadie nos gusta pensar que vamos a morir, y para mucha gente planear su muerte es un acto de invocación, es tentar al destino, como si con ello fuéramos a llamar la atención de la “Muerte”. Y es que la muerte puede parecernos, por el mismo vicio lingüístico del proceso de nuestro pensamiento, como un ente o un personaje. No vemos la muerte como el final, sino como la o el espíritu que controla el deceso de la vida. Así, caracterizada por una túnica larga y negra, un aspecto cadavérico y una guadaña para segar la vida, hemos hecho persona a la terminación de la vida, y la entendemos como si fuese un ente, un ser con voluntad y albedrío, un espíritu, un alma. Hemos humanizado a la muerte dándole atributos de una persona, y con ello podemos lidiar culturalmente y de mejor manera con el fin de la vida. De aquí que la muerte sea considerada como uno de esos dioses menores que rondan incidentalmente por las mitologías y las religiones. Hacer un Testamento podría parece ser un acto que tienta a la “Muerte” para algunos, como si la “Muerte” rondara por las Notarías Públicas en México y los despachos de abogados en otros países, buscando a las personas que están Testando y dejando sus cosas en orden. Bajo esta jocosa visión, la muerte no se llevaría a los que, inconscientes o desobligados, no dejan sus cosas en orden, sino a los que, previsores, dejan arreglado para sus deudos el futuro tras de su fallecimiento. No sólo esta visión existe sobre la muerte, sino que incluso aquí en nuestro país existe un culto a la “Santa Muerte” donde se le da el tratamiento igualitario al de un Santo Católico. Es importante dejar un testamento hecho, no sólo para los que tienen bienes que dejar a sus sobrevivientes sino para quienes tienen hijos menores de edad para que les asignen un Tutor Legal. Y para quienes no tienen los recursos para el pago de un Testamento ante Notario Público, también existe una forma más barata de hacer un testamento e inscribirlo en el Registro Público de la Propiedad. Para ello uno redacta su testamento, lo mete dentro de un sobre cerrado y lo lleva a la oficina del Registro Público de la Propiedad, y con un mínimo pago lo inscribe allí. Si éste es el tipo de testamento que Usted va a realizar, sea muy cuidadoso al enumerar sus bienes para que todos queden dentro del testamento, o bien deje a alguien como “heredero de todos los bienes presentes y futuros que llegare a tener”. También muchos de los Notarios de esta ciudad le pueden asesorar, de manera gratuita, sobre cómo puede Usted realizar su testamento a sobre cerrado. La ventaja de dejar un testamento bien elaborado es que nuestros herederos no vean envueltos en un encarnizado duelo por quedarse con la masa hereditaria. Y cada vez que hay un intestado (un juicio de alguien que murió dejando bienes y sin hacer testamento), la historia es la misma: Los hermanos terminan peleados entre ellos, con la madre o el padre que sobrevivió, y la familia queda disuelta ante la confrontación. Además está el hecho de que llevar cualquier juicio intestamentario es económicamente gravoso, pues los honorarios de un abogado para este tipo de juicios no bajan del veinte por ciento de la masa hereditaria. Así, para quienes dejen algo sin testamento, tengan por cierto que sus deudos habrán perdido, al menos, veinte por ciento de la herencia por no haber tenido el cuidado de testar a tiempo.