Los mexicanos estamos ante una verdad que nunca se había dicho de manera abierta y clara: las intenciones de los Estados Unidos de intervenir en nuestros asuntos, lo cual la historia nos da cuenta de cómo sus embajadores intervinieron tanto en la invasión francesa y con la guerra de 1847, en que nos quitaron más de la mitad de nuestro territorio, y durante la Revolución mexicana. Durante el Siglo XX sus injerencias han sido permanentes.
Pero nunca se había hablado de manera abierta en el Congreso de Estados Unidos, y que se le haya dicho al secretario de Relaciones Exteriores de nuestro país, en este caso Luis Videgaray, que si llegaba un candidato de izquierda a la Presidencia de la República sería inconveniente para las relaciones de los dos países, a lo cual, con mucho tino, el secretario Videgaray contestó que esos asuntos son de incumbencia sólo de los mexicanos, y que se decidirá quién gobierne nuestro país a través de la voluntad de los mexicanos.
Lo anterior es verdaderamente importante, pues en un país gobernado por un personaje como Donald Trump, que se siente que es el policía y juez del mundo, y del cual ya hemos visto sus decisiones arrebatadas, y que con decretos u órdenes ejecutivas quiere no solo manejar a su país sino al mundo, sin importarle lo que digan o hagan los demás, como es el caso de Rusia, que estaban en el comienzo de una luna de miel hablando de entendimientos y acuerdos para buscar la paz en el Medio Oriente, y sobre todo para la eliminación de los miembros del Estado Islámico, pero con el ataque a la base aérea en Siria, la cual está apoyada con todo por Rusia e Irán, se tensaron las relaciones y será difícil que se vuelvan a normalizar.
Quizá este tipo de eventos distraigan al gobernante americano y quite por un rato su fijación de lastimar a nuestro país. Probablemente sus twitters serán con otros temas, diferentes a sus planes para con nuestro país.
Estos hechos nos hacen ver que seguimos siendo vistos como el patio trasero de los vecinos, y que su prepotencia no tiene límites, por ser el ejército más poderoso sobre la tierra. Debemos ser muy cuidadosos en nuestras relaciones con los norteamericanos y tener a salvo nuestra integridad como nación, así como independencia en nuestras decisiones, pues la dependencia en cuanto al comercio internacional no pone en la balanza la soberanía.