Qué duros y terribles despertares hemos tenido en los días recientes, la tragedia del accidente automovilístico en la Ciudad de México donde cuatro jóvenes, dos mujeres y dos hombres perdieron la vida a unos pasos de la famosa estela de luz en Paseo de la Reforma, donde un conductor alcoholizado manejaba un auto BMW a más de 180 kilómetros por hora quedó partido en dos y él resultó prácticamente ileso ante tal desastre.
De ahí la violencia en redes sociales desatada por la misoginia ha hecho aún más pedazos a una de las víctimas de este suceso. El debate no ha sido sobre los efectos de conducir en estado de ebriedad y las pocas medidas que existen en los estados para prevenir y si es necesario obligar a que las personas alcoholizadas no puedan manejar, sobre todo en la Ciudad de México que tanto enfrentamiento ha tenido por medidas como las fotomultas y el tope de velocidad de los 60 km por hora que se impuso, una serie de desatinos del gobierno y de la resistencia de muchos sectores de la ciudadanía en entender las consecuencias fatales que día a día dejan los accidentes automovilísticos, pero eso es allá, en la capital del país, porque aquí en Aguascalientes siguen apostando a sus carteles, la propaganda en radio y TV, pero de ahí en más no pasa nada, toda persona puede conducir como se le pegue la gana, menores de edad en estado ebriedad, tráiler arriba de los puentes vehiculares, motocicletas con cuatro personas entre ellos menores y del uso del casco ni qué decir, y a todo ese abuso hay que sumarle los efectos de eventos como la Feria de San Marcos y su propuesta de cantina abierta, insisto mientras los distintos gobiernos no hacen más que poner por ahí algunos anuncios como respuesta a los accidentes automovilísticos que ocurren y que por cierto los números más recientes señalan que han incrementado; sólo el año pasado ocurrieron más de cuatro mil 200 accidentes y varios con víctimas mortales, pero como el tema de las fotomultas es un asunto político donde lo que menos le importa a las autoridades es proteger a la ciudadanía y además su limitado pensamiento les impide hacer una propuesta viable y efectiva para detener las muertes, las discapacidades y las pérdidas por accidentes automovilísticos, ya veremos cómo se llenan de fotos y notas de accidentes los diarios locales durante el periodo ferial y por parte del gobierno habrá como siempre un silencio rotundo que sin importar el partido que gobierne ha sido la única respuesta para la “seguridad” vial.
De una de las dos mujeres víctimas del accidente del BMW se ha criticado y hasta justificado el duro desenlace que tuvo su vida, usuarias y usuarios de las redes sociales que señalan que “eso se lo merecía” y una serie infinita de insultos, prejuicios y violencia misógina se levantan acusando de puta a una mujer que salió sin su pareja a bailar, a divertirse a beber; uy, qué grave que eso “hagan las mujeres” omiten que ella no era la que conducía, pero de nada vale, de todas formas argumento tras argumento siempre recibimos la misma respuesta cuando se trata de las mujeres.
En este manojo de amaneceres, llega también el dolor de la sociedad y la familia consternada en el pueblo de Matías Romero en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, donde Jenny Antonio Carrillo después de su larga agonía desde aquel 27 de febrero cuando su esposo Edgardo Romero intentó asesinarla después de una discusión, finalmente murió, el mismo argumento le gritaba aquel hombre que no amaba a esa mujer, sino que la odiaba tanto como para premeditadamente asesinarla. La misma suerte corrió la maestra Cecilia Solis Flores de 27 años, quien recibió un balazo en la cabeza por un alumno en aquella tragedia del Colegio Americano del Noreste. Poco más de dos meses duró su lucha pero al fin la abandonó. Así se sumó el amparo concedido por el juez Anuar González Hemadi a Diego Cruz Alonso (Los porkys de Costa de Oro) uno de los violadores de la joven Daphne, en un absoluto y descarado sistema de impunidad, de violencia institucional contra las mujeres, de falta de acceso a la justicia y demás, porque en el fondo además del dinero que se mueve para comprar la libertad, en el fondo este acto busca doblegar a esa joven que denunció y así relegarla al lugar que corresponde, según ellos, el mismo que por el que han pasado las otras y alguna vez todas hemos estado ahí, por ser putas. Cada día resultan innumerable los casos de feminicidio en México.
La violencia esparcida por todo el mundo nos cimbra cada vez más el genocidio que está ocurriendo en Siria, de por sí ya nos ha inundado de dolor, pero esta vez el uso de armas químicas contra la población de Jan Sheijun es atroz y realmente me parece que esa palabra se queda corta para definir lo que está ocurriendo ese lado de horror que la humanidad tiene la capacidad de desarrollar y ese otro lado de vulnerabilidad, de abandono, de fragilidad que la misma humanidad tiene para doblegar a las otras y los otros. Y es seguro que hay muchos lados más, el más notorio en el ámbito mundial es ése que nos hace cómplices cerrando los ojos o guardando silencio ante cada acto que busca quebrantar a otra persona, ese es el que verdaderamente domina, el que se queda quieto asintiendo lo que algunos van desatando. Las barras bravas que aplauden y aúllan ante el golpe crudo asestado a la otredad.
Será hasta el 2018 que se estrene el cuarto y último libro de la saga Millennium creada por el escritor sueco Stieg Larsson quien falleció hace algunos años, pero este último capítulo estará a cargo de David Lagercrantz que mantiene como protagonista a la joven Lisbeth Salander bajo el título Lo que no te mata te hace más fuerte. Y recordé aquella parte de La chica que soñaba con una cerilla y un galón de gasolina, cuando la tenían amarrada a la cama, una y otra vez abusaban de ella de forma horrible, una y otra vez la mataban, pero a ella le indignaba el abuso, no solo el que ella padecía, sino el que las demás mujeres también sufrirán por eso ella soñaba con aquel galón y aquel cerillo para acabar con todo lo horrible que la cercaba. Sólo soñé.
@Chuytinoco