El próximo viernes será Viernes de Dolores, y si ocho días después se conmemorará la muerte de Cristo, en el próximo se recuerda a la Virgen María en su dolor por la pasión y muerte de su Hijo. Todavía en unos pocos lugares se acostumbra erigir una ofrenda a esta advocación mariana, tal y como muestra la imagen de la erigida en 2005 en la Casa de la Cultura, no tanto por devoción, sino para mostrar una tradición que se perdió.
Las personas caminaban las calles buscando aquellas casas en donde manos piadosas erigían estos monumentos, que se levantaban el viernes y permanecían hasta el día siguiente, y se retiraban para iniciar la Semana Santa, con el domingo de Ramos.
De entre quienes tenían esta devoción había ocasiones en que se decía que “en tal casa la Virgen llora”, lo cual significaba que, en el lugar en cuestión, a las personas que llegaban a admirar el montaje; a aspirar el perfume embriagador de las flores, se les obsequiaba un vaso de agua de frutas, que no eran otra cosa que las lágrimas de la Virgen.
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