Estimado lector, continuando con las entregas sobre los negocios y cómo tener un éxito en este siempre cambiante mundo empresarial, ahora tocaremos un punto que es muy importante, pero como se ve “obvio”, no se toca a profundidad o se deja de lado en el día a día de la operación del negocio: el control del dinero.
Todos conocemos cómo termina el refrán que da nombre a este editorial, “al ojo del amo, engorda el caballo”, la cual nos da a saber que si el dueño está al pendiente del negocio, no deja en manos de los empleados el mismo, es la única forma que se vean resultados de forma adecuada sin ningún problema de falta de dinero o desvíos de recursos. Entonces, ¿por qué fracasan los negocios que tienen de sol a sol a sus dueños y no pueden salir adelante? ¿Cómo le hacen los grandes consorcios para tener utilidades si los dueños no pueden estar en todas las sucursales, debido a que no pueden ser omnipresentes? ¿Quién tiene la razón?
Bien, creo que la confusión radica en la forma en que se tiene que tener el control del dinero. No significa el control a través de la presencia física, sino más bien, tener los controles necesarios que permitan que no se encuentre el dueño físicamente pero que de la forma adecuada de tener utilidades. Desafortunadamente, muchas veces el que el dueño esté todo el día en el negocio puede ser más contraproducente, ya que como se dice popularmente, “piensa que todo lo que escurre es miel”, que la venta total es utilidad y termina descapitalizando el negocio, y sin saber en dónde quedó el dinero.
Aquí entonces vamos a dar algunos consejos para que se pueda controlar de menor manera las utilidades y por tanto, el negocio, porque el fin último del mismo es tener utilidades.
Primero que nada, el empresario de cualquier tamaño debe tener muy claro cuánto ingresa al negocio en ventas y cuál fue el gasto que hizo para que esas ventas se pudieran dar. Si el empresario transforma bienes, como por ejemplo, aquel que hace colchas o transforma pollos, primero tiene que saber cuánto le cuesta el producto principal y todo aquello que sea necesario para producirlo, por ejemplo, si es una persona que transforma pollos y los vende de forma diferente, el aceite, si utiliza polvo empanizador, también, y lo mejor sería que este control se haga de forma unitaria, es decir, por una pieza que venda. Esto es importantísimo porque es necesario saber si el negocio, es negocio. Si me cuesta más producirlo o comprarlo que lo que obtengo de venderlo: ¡retírate! No tiene caso que le metas dinero a una empresa que nunca será rentable.
Segundo, cuánto se gasta en los sueldos, salarios y otros gastos que son necesarios para producir o vender, en este caso, también el agua, luz, renta, y todos esos gastos que no son directos para la venta, pero necesarios. ¿Por qué es importante esto? Quizá tu negocio, sí es negocio, pero gracias a estos gastos que pueden ser muy elevados, tienes pérdidas. Y cuando te das cuenta de esto, lo primero que haces es despedir al personal como primera instancia, porque se piensa que es el recurso más “caro” de la empresa, y que los ahorros se harán entonces en ese sentido de forma importante. Nada más alejado de la realidad, porque despedirás a personal que quizá es el que está generando las ventas, y cuando te des cuenta será complicado que quiera regresar por el mismo sueldo, si no es que ya estará trabajando en otra compañía, y para que se encuentre otro buen elemento es complicado.
De hecho, cuando hablamos de personal, recomiendo utilizar el método de las cuatro “T”:
Cuando tengas personal que crees que no funciona, primero que nada TOLÉRALO, muy probablemente ya tienes ideas preconcebidas sobre él, que están influyendo en tu decisión de despedirlo ya, quizá te cae gordo y no sabes por qué, quizá “piensas” sin ningún dato duro que es un inútil, o puedes tener otra razón, toléralo, quizá cambia hasta el rendimiento de la persona. Si ya lo toleraste y no cambia la situación, entonces TRANSFÓRMALO, quizá lo que le estás pidiendo no lo sabe hacer, aunque está dispuesto a hacerlo, una pequeña capacitación puede hacer el cambio necesario para que sea productivo, rentable y uno de tus mejores trabajadores. Si lo transformas y la situación sigue siendo la misma, entonces TRANSFIÉRELO, cámbialo de puesto, es muy probable que entocnes lo tengas en una situación que no sea la adecuada para él y en la que no esté desarrollando al 100 por ciento sus habilidades. Se ha visto en empresas cómo una pequeña transferencia hace maravillas con personas que se piensa que no son adecuadas para el puesto. Si después de tolerarlo, de transformarlo y de transferirlo, la situación sigue siendo la misma, entonces ya puedes TRONARLO, despídelo de inmediato ya que esa persona no está preparada o no tiene la voluntad para hacer y desempeñar lo que la empresa necesita de él para poder alcanzar sus objetivos. Si bien es cierto, puede ser que lleguemos al mismo resultado, puede ser que en el camino te encuentres con uno de los mejores trabajadores que puedes tener.
Otra forma de control que es muy necesaria es que si el dueño trabaja en la empresa o negocio, tenga un sueldo y se atenga a él. Esto evitará que busque “ordeñar” el mismo a través de compras que no son necesarias ni para él, ni para el negocio, y por otro lado que trabaje gratis en el mismo porque no cobra “porque es necesario en estos momentos para el negocio”, ya que tarde que temprano el dueño sufrirá lo que los americanos han bautizado como “burnout” y se desanime de tal forma del negocio que lo abandone.
Espero que estos pequeños consejos te sean útiles estimado lector y nos vemos la siguiente semana.
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