Un gran poder de convocatoria el que generó el tercer concierto de la primera temporada del año 2017 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, y es que el programa es en verdad muy interesante, en la primera parte escuchamos las dos suites de Carmen realizadas por George Bizet sobre elementos musicales de su ópera del mismo nombre y en la segunda parte disfrutamos de una exquisita ejecución de la Sinfonía No.8 de Antonin Dvorak. El director para este concierto fue el maestro Luis Manuel García Peña, por cierto, integrante de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, una de las de mayor prestigio en el ámbito nacional.
No sé con exactitud cuál habrá sido el ingreso al Teatro Aguascalientes para este tercer concierto de temporada, pero yo calculo que por lo menos habría tres cuartos de sala de los mil 500 asientos de este recinto cultural y esto siempre es estimulante, no sólo para los músicos, sino para todos lo que amamos la música con una pasión desenfrenada, es bueno porque nos queda claro que la gran música de concierto y particularmente nuestra Sinfónica tienen un fuerte poder de convocatoria, aun cuando la mayoría de los medios de comunicación no tienen el más remoto interés por este lenguaje musical que tiene la capacidad de sacar lo mejor de quienes la escuchamos y de hacernos, consecuentemente, mejores personas, pues sí, a pesar de esa indiferencia de los medios, la música de concierto sigue moviendo mucho público y eso es digno de celebrarse.
El maestro García Peña, echando mano de su sapiencia musical y de su dominio del repertorio, nos ofreció un concierto exquisito, no sólo haciendo una lectura aceptable, incluso buena de las partituras que tenía en su atril, más allá de eso, nos propuso una verdadera ejecución, es decir, imponer su carácter, darle identidad a las obras, dejar plasmada su firma. Y así son los buenos directores, no pueden ni deben conformarse con ser respetuosos de la partitura, apegándose a ella, deben ejercer el mando de su batuta y hacer suya la obra, adueñarse de ella. De esta manera podemos hablar del Beethoven de Karajan o del Mahler de Riccardo Chailly, o el Bruckner de Eugene Jochum, esos grandes directores de orquesta que se han hecho dueños de una obra en específico, o bien, del corpus integral de un compositor, dejan su sello grabado a perpetuidad y se convierten en verdaderas referencias musicales.
Toda proporción guardada, me queda claro que el maestro García Peña entiende perfectamente la necesidad de vaciarse en el repertorio que se está ejecutando, imprimir la firma y dejar plasmado el sello de la casa y eso fue lo que hizo con el repertorio que le tocó interpretar, por cierto, no sé si fue elegido por él o simplemente aceptó el compromiso que se le presentaba.
Sin embargo, a pesar de lo bien que hizo su trabajo el director invitado a este tercer concierto lamentamos inmensamente que otra vez, como sucedió la semana pasada, las trompetas hayan dado la mala nota, lo digo figurada y literalmente, los problemas de afinación evidentes en la Fanfarria para el hombre común de Aaron Coplan de la semana pasada volvieron a manifestarse la noche del viernes 24 de febrero, tanto en las Suites de Carmen de Bizet, en donde fueron más…, digamos, explícitos, como en la Sinfonía Octava de Dvorak. Evidentemente los trompetas de nuestra Sinfónica están muy por debajo del nivel del resto de la orquesta y por supuesto, de las obras que se están interpretando. Entiendo que se hace necesario un ajuste en esta sección porque sí se demerita mucho el trabajo de los demás integrantes de la Sinfónica, y por supuesto de las obras que en ese momento están sobre los atriles.
Para la próxima semana, en el cuarto concierto de temporada, y que de alguna manera lo podemos considerar como el concierto de aniversario, aunque seguramente valga la pena esperarse a que se haga entrega de la nueva sala de conciertos para festejar los primeros 25 años de nuestra máxima entidad musical, se ejecutarán la Obertura El cazador furtivo de Carl Maria von Weber, el Concierto para piano y orquesta, No. 1, OP. 23 de Tchaikovski con la presencia del joven pianista Alexander Pashkov, conocido ya de nuestra Sinfónica y del público melómano de Aguascalientes. En la segunda parte del concierto, la Sinfonía No.5, OP. 67 en Do menor de Ludwig van Beethoven, la dirección será del maestro Guillermo Salvador, si nos damos cuenta el programa es muy parecido a aquel celebrado el febrero de 1992, en el primer concierto de esta nueva versión de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, pero en aquella ocasión, en lugar de Tchaikovski, estaba programado el segundo de Rachmaninov, el programa fue dirigido por el maestro Alfredo Ibarra y con la presencia de la pianista Guadalupe Parrondo, se pretendió hacer una réplica de este concierto en una nueva presentación con el fin de celebrar los 20 años de nuestra Sinfónica, pero si tú, amigo melómano lo recuerdas, este proyecto se abortó para organizar una patética e infumable presentación de la ópera Carmen de Bizet en la plaza de toros San Marcos desperdiciando la oportunidad irrecuperable de festejar dignamente el vigésimo aniversario de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes.
Bien, pues entonces tenemos una cita con su majestad la música el próximo viernes 3 de marzo a las 21:00 horas en el Teatro Aguascalientes, todavía la casa de nuestra querida orquesta sinfónica. Por ahí nos vemos si Dios no dispone lo contrario.