Antes de entrar en materia, hoy nos ocuparemos de John Wetton, quien falleció el 31 de enero de este naciente 2017, quiero agradecer la comunicación vía correo electrónico que he mantenido con mi buen amigo Abraham Velasco, quien me propone su lista de los 10 mejores del rock progresivo, y nos invita a hacer el mismo ejercicio con los mejores del jazz y con todo gusto nos ocuparemos de este asunto, si Dios lo permite, en la Banquete de la próxima semana. Asimismo, agradezco a Miguel Barberena quien amablemente nos lee en la Ciudad de México y también nos aporta su lista de los mejores discos del progresivo, ya lo comentaré en otro Banquete porque en este se nos agota rápidamente el espacio, así que con mi reconocimiento y agradecimiento por su lectura, vamos a lo que nos ocupa en este momento.
Podemos entender la carrera musical de Wetton desde diferentes perspectivas, aunque existe un punto de convergencia y ese es la buena música, es decir, lo podemos escuchar tocando con King Crimson haciendo cosas de un nivel de exigencia altísimo, como corresponde al señor Robert Fripp, líder, fundador y dueño del concepto del Rey Carmesí, lo podemos escuchar en los dos primeros discos de U.K. (United Kingdom), sobre todo en el primero en donde comparte créditos con personalidades de mucho respeto en el rock progresivo, como el baterista Bill Bruford, el guitarrista Allan Holdsworth, y el tecladista y violinista Eddie Jobson y me parece que este es uno de los mejores discos del género, indudablemente, pero también podemos entender a John Wetton desde otras trincheras, como su breve pero importante participación con agrupaciones como Uriah Heep o Wishbone Ash, con un sonido mucho más duro, y más tarde, a partir de los años ochenta hasta un año antes de su muerte, con el grupo de Asia, generando un sonido mucho más suave, más comercial, más complaciente con los medios de comunicación, pero aún en esta forma, muy lejana, años luz de los que le conocimos con King Crimson y con U.K. mantiene una actitud de respeto absoluto a su majestad la música. Además, claro está, no debemos ignorar su fértil producción como solista o en colaboración con diferentes personalidades de la música, como es el caso de su acercamiento musical con el guitarrista de Genesis Steve Hackett, con Brian Eno, con Phil Manzanera, Geoff Downs, Billy Sherwood, Bryan Ferry, en fin, la lista continúa.
Con King Crimson grabó sólo tres discos, claro de finos acabados y buena manufactura, el primero fue el Larks’ Tongue in Aspic de 1973, después en el Starless and Bible Black en marzo de 1974 y finalmente en Red que se publicó en julio de ese mismo año. En estos tres discos, King Crimson mantuvo una base sólida formada por un trío de verdaderos virtuosos de la música, Robert Fripp en las guitarras, Bill Bruford en la batería y John Wetton en el bajo, quien por cierto, utilizaba un bajo convencional, lo importante era lo que sacaba de él. Bien, este trío se vio reforzado por la incursión de algunos invitados de primerísimo nivel, como en el disco Larks Tongue in Aspic en donde además encontramos a David Cross en el violín y al percusionista Jamie Muir. Para el siguiente disco, Starless and Bible Black, Robert Fripp mantiene este mismo trío que para muchos conocedores, ha sido muy probablemente la mejor alineación de King Crimson, aunque no deja de parecerme una afirmación muy temeraria, afirmar este tipo de cosas representa un tremendo riesgo, pero indudablemente, sí es uno de los mejores momentos de la Corte del Rey Carmesí. Para la publicación de Red el sólido trío se mantiene vigente además de la participación de músicos invitados, como David Cross en el violín, Mel Collins en el saxofón soprano y Ian McDonald en el saxofón alto, ¿te imaginas qué tipo de música puede surgir de la unión de semejantes portentos?, sí, en efecto, verdaderas catedrales del rock progresivo.
Después de un breve tiempo con Uriah Heep, apenas poco más de un año, integra la agrupación U.K. con la edición de su primer disco homónimo en 1978, otra vez trabajando con el baterista Bill Bruford, además de la participación de Allan Holdsworth y Eddie Jobson, insisto, uno de los mejores discos dentro del rock progresivo, un clásico que no podría faltar en la fonoteca del más exigente conocedor y amante de este subgénero del rock. Sin embargo, la magia sólo dio para un disco, en el segundo de 1979 llamado Danger Money se mantienen Wetton y Jobson, pero el baterista es Terry Bozzio, que anteriormente había tocado con Frank Zappa, esta alineación se encarga de abrir los conciertos de Jethro Tull en su gira por Estados Unidos en ese 1979.
Después de United Kingdom, John Wetton se involucra en diferentes proyectos y colaboraciones como músico de sesión. En el año de 1980 se une al legendario Wishbone Ash, pero sólo por un tiempo muy breve, un año después integra Asia, una de esas agrupaciones de ensueño, con Carl Palmer en la batería, Steve Howe en la guitarra y Geoff Downes en los teclados, todos ellos monstruos consagrados del progresivo pero con una propuesta musical, como ya lo comentamos, más alineada con los intereses comerciales, pero manteniendo estándares de calidad muy altos.
John Wetton falleció de cáncer el 31 de enero de 2017 en su natal Inglaterra. Él es, sin duda, una de las mejores cosas que le han sucedido al rock.