Estaba de morboso. O lo que sería morbo entre los que trabajamos con medios digitales. Era el canal de YouTube de un reconocido medio regional, del centro-norte de México. Hechura de calidad, buenas cámaras, profundidad de campo, encuadres de la mejor televisión de cable. Pero era uno de esos casos donde se tiene la boca llena, pero de palabras vacías. El contenido era aburrido, prescindible y, dicho de manera peyorativa, como de canal de cable. Le iba mal en la plataforma. 100, 200 vistas. No digo que los números tengan en cada ocasión una relación directa con el éxito o la calidad, pero sobra decir que para la inversión que se ve que tuvo ese proyecto (simplemente por la calidad de video), es un fracaso.
Seguí de fisgón. El canal de sopitas.com en YouTube no tiene, ni de lejos, el éxito de la página web o un reflejo de su envidiable comunidad en Facebook (1.3 millones de fans). 1 mil 500 vistas es su más reciente éxito en una especie de resumen de la semana, conducido por un señor-joven barbón con micrófono en mano, en un lenguaje visual alejadísimo de los vloggers y que incluso sería raro en la tele nacional. ¿Qué pasa ahí? ¿No basta la figura de Sopitas, el hombre En Facebook, tomando en cuenta su rara forma de medir (videos con autoplay, formas arbitrarias de contar un view), tampoco es una historia de éxito su experimento en vídeo.
Es por demás obvio, aunque a varios les cale, que Pictoline arrasa en redes gracias a un contenido exclusivamente gráfico. Aunque no es cosa de novedades, gimmicks o millennials, ya que hay una comunidad en Facebook que le pone una arrastrada brutal a casi cualquier proyecto noticioso o informativo. No me van a creer cuál es. Es lo menos joven o visualmente atractivo que se puedan imaginar. Se trata de Proceso, el semanario de análisis e información, con su versión en internet, difundiendo exclusivamente ligas por Facebook. No me quiero imaginar el hit que serían si metieran tantito el meñique en las áreas de video y animación. Seguro ganarían 10 a 1.
¿Dónde quedó el éxito de los chavos blancos, barbones y con la ciencia como eje rector? Es más, ¿qué nos pueden decir estos datos, fácilmente comprobables vía analíticas públicas? En primera, que la amorfa audiencia millennial es valiosa pero está sobrevaluada como concepto, también que usuarios de más edad también están consumiendo contenidos. Y de hecho, Proceso está en una gran desventaja algorítimicamente ya que las ligas en Facebook tienen mucha menos penetración que un GIF o video con autoplay. Aún así ganan. Otra cosa, es que en un análisis algo superficial, el semanario fundado por Julio Scherer va contra las expectativas ya que 9 de cada 10 cabezas tienen un racional negativo (contra Televisa, Slim, Peña Nieto, el PRD, Mancera), cosa que desafía la idea común de que las buenas noticias o el buenpedismo pueden más que la indignación.
Ese día valió la pena ser morboso. Y sacar la tabla de Microsoft Excel.
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