Es muy difícil no detenerse y pensar en los hechos que están ocurriendo al arranque de este año, un 2017 duro, quizá hasta triste, y que además tuvo de antesala al 2016 crítico por demás. Nos hemos cansado de señalar en distintas columnas de opinión que el hartazgo que hoy recorre las calles de todo el país es la suma de tanta corrupción e impunidad en México y principalmente entre la clase política, desde luego que el llamado gasolinazo fue la gota que derramó el vaso.
Es indudable que tantos desaciertos del Gobierno Federal, específicamente del presidente Enrique Peña Nieto, quien además ha cobijado en su gabinete a personajes muy turbios fueron llenando el vaso de agua hasta que se desbordó, la moneda nacional es un papalote colgando del precio del dólar donde parece que nadie lo puede detener y el panorama de este recién nacido año se torna mucho más complejo con el entorno global, la llegada de Donald Trump a la presidencia del país del que más depende México y el desprecio con el que el presidente estadounidense nos mira ya comenzó a tener serias consecuencias, como el retiro de empresas automotrices que evalúan la amenaza de Trump y articulan en sus intenciones de invertir en nuestro México pese al entreguismo con el que los gobiernos adoptan las condiciones de esas empresas a las que le donan o venden baratísima la tierra y los servicios a parte del paraíso fiscal que les propician, en fin, pese a todo eso se quedaron con un palmo de narices, que siempre no, dijo mi presidente Trump que mejor no, y así se fue la Ford Motor Company.
Como mucha gente lo ha dicho, el estado del país es delicado y de ahí lo que sigue es algo que no quisiéramos que ocurra, porque obviamente el poder no va a quedar en la gente que hoy sale a protestar a las calles pacíficamente, sino en quien tenga más poder, o sea más dinero para comprar la silla vacía lo que abre la puerta a cualquier otro régimen igual al que tenemos, pero ya en una franca carrera que muestre la verticalidad e intolerancia hacia quien disienta de su línea.
Eso hace que la idea de cambio que pretendemos sea cuidadosa, que responda a un sentido de colectividad y organización que no deje el camino fácil al reciclado del sistema que puede solo cambiar su vestuario pero en el fondo seguir siendo lo mismo. Es un reto difícil para la sociedad organizada porque de verdad creo que en el ámbito de las organizaciones civiles no esperábamos esta reacción de protestas callejeras y legítimas en las calles y carreteras, entonces aún hay mucho por despejar, nos vamos acercando con cautela porque la indignación es fuerte y puede como ya lo demostró en varios puntos del país, puede ser desbordada, sin duda.
Ante este panorama revuelto hace algunos días, sale el presidente de México a firmar el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, además de burlesco después del gasolinazo, el actuar del presidente quedó al desnudo, su improvisación y una serie de buenos deseos que no impactarán y que además lo firma entre sus afines que también, lejos muy lejos se encuentran de esas personas que en las calles han salido a decir Ya Basta.
La firma pues, del pacto sin impacto (como lo señala acertadamente el periódico La Jornada) del presidente de México se da entre él y sus cercanos que presumen en cadena nacional sus lujosos relojes Patek Philippe de 400 mil pesos de valor y que la mano del dirigente nacional de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, ostentaba durante la firma por el pacto que busca proteger la economía de quienes menos tienen. Ajá.
Bajo ese actuar infame el gobierno peñista busca sinceramente no sé qué, porque es tan improvisado que nada parece, sino hacer una burla institucional, oficial, al país completo y ante eso se han levantado muchas plumas y lenguas, pero también otras afines al presidente que ahora señalan la inestabilidad social, el saqueo y la violencia que han provocado los medios de comunicación que critican y motivan las protestas, sí por más disparatado que se oiga, resulta que hay algunos intelectuales inorgánicos, como Héctor Aguilar Camín, el intelectual de Televisa que recientemente ha publicado una serie de artículos en Milenio Diario donde señala y responsabiliza a los medios de comunicación principalmente a los impresos y electrónicos de no haber informado a la población sobre el gasolinazo desde hace meses y categóricamente dice que incluso puede ser una conspiración de especialistas. Texto que lleva 3 partes publicadas hasta el día miércoles 11 de enero titulado: Anatomía del motín.
Terrible y muy serio lo que sugiere en su afán de defender al gobierno de la República y desde luego los lazos de ese diario con la presidencia y con Televisa. Lo peor es que eso es lo que abona a una actitud autoritaria y represiva hacia los medios y por supuesto hacia periodistas, como si el país estuviera para hacer esos señalamientos contra los medios de comunicación, donde ya de por sí México es uno de los lugares más peligrosos para hacer periodismo. La palabra conspiración abona más a legitimar un estado de represión irracional fascista, ¿quién quiere eso?, ¿a quién le conviene?
Lamentable la opinión de Aguilar Camín, no hay conspiración, hay indignación y desde hace mucho la sociedad se ha hartado de estas políticas de abuso del gobierno, de la impunidad, ustedes los intelectuales inorgánicos y la clase política no quiso escuchar una y otra vez el desastre de país que han dejado y ahora buscan quién conspiró, quién manipuló. Como dijo Eduardo Galeano, hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez.
@Chuytinoco