El último lector: Ricardo Piglia - LJA Aguascalientes
23/11/2024

 

El escritor argentino Ricardo Piglia falleció a los 75 años. Nació en Androgue, provincia de Buenos Aires, en 1940. Estudió historia en la Universidad de La Plata. Ocupó la cátedra Walter S. Carpenter en Princeton University. Sus últimos meses de vida los pasó en en Buenos Aires a causa de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedad que si bien afectó las neuronas que controlaban sus músculos, no le impidieron seguir creando hasta el último momento. Apenas en septiembre del año pasado se publicó el tomo II de Los diarios de Emilio Renzi (Los años felices). Como editor dirigió la colección la Serie Negra, en las que difundió en español a autores como Raymond Chandler y Dashiell Hammett. Además de cuento, novela y ensayo, escribió para el cine, y junto con Gerardo Gandini compuso la ópera La ciudad ausente, basada en su propia novela. Sus textos sobre Roberto Arlt, Macedonio Fernández y Jorge Luis Borges son esenciales para entender el fenómeno que son esos grandes escritores, entre los que se encontraba él mismo.

* * *

Suelo leer en cualquier lugar y a todas horas. Hace poco alguien me preguntó qué diferencia notaba entre hacerlo en un Kindle y un libro físico, dije de inmediato que ninguna, que a veces incluso, absorto en la lectura olvido que es una tableta electrónica y en más de una ocasión he estado a punto de subrayar la pantalla, porque sí, soy de esos monstruos que rayan, doblan y manchan sus libros, que los mancillan en un afán de apropiárselos, con esos gestos que produce el amor o el reconocimiento (que casi siempre son lo mismo).

Suelo leer incluso mientras camino, aunque cada vez lo hago menos, no por precaución, sino por lo difícil que es avanzar mientras se traza una línea de color sobre líneas como las siguientes:

La ilusión es una forma perfecta. No es un error, no se la debe confundir con una equivocación involuntaria. Se trata de una construcción deliberada, que está pensada para engañar al mimo que la construye. Es una forma pura, quizá la más pura de las formas que existen. La ilusión como novela privada, como autobiografía futura.

Subrayé en Los diarios de Emilio Renzi (Años de formación), no mientras caminaba, sino mientras esperaba a una cita en un café, recordé mi declaración acerca de los libros electrónicos y me desmentí, el primer tomo de Los diarios… comencé a leerlo en el Kindle, pero no podía avanzar, pues a pesar de contar con una herramienta para los subrayados, para leer a Piglia requería de la sensación física de deslizar el lápiz de color.

Piglia es un escritor que merece el intercambio físico de un subrayado.

Los obituarios caracterizan a Piglia como el autor de cinco novelas: Respiración artificial (1980), La ciudad ausente (1991), Plata quemada (1997), Blanco nocturno (2010) y El camino de Ida (2013), en septiembre de este año se espera la publicación del III tomo de Los diarios de Emilio Renzi y dejó listos un número no determinado de libros, fallece lúcido y en diálogo abierto con sus lectores un gran narrador.


Piglia es un lúcido contador de historias.

Borró las fronteras entre el ensayo y la ficción, lo que le importaba a Piglia era contar: “Siempre me ha interesado mucho en la literatura cómo podemos contar experiencias que estén un poco más allá de la experiencia media. No es que eso haga mejores las novelas. Sino que a mí me interesa ver dónde están los barcos balleneros de una época.”, y hacía referencia al inicio de Moby Dick; los cuentos y ensayos de Piglia son sobre el arte de narrar, un mecanismo preciso en el que se mezclaba crítica y ficción.

¿Cómo me gustaría que se leyeran mis libros? Tal cual se leen. No hay más que eso. ¿Por qué el escritor tendría que intervenir para afirmar o rectificar lo que se dice sobre su obra? Cada uno es dueño de leer lo que quiere en un texto. Bastante represión hay en la sociedad. Por supuesto existen estereotipos, lecturas cristalizadas que pasan de un crítico a otro; se podría pensar que ésa es la lectura de la época. Un escritor no tiene nada que decir sobre eso. Después que uno ha escrito un libro, ¿qué más puede decir sobre él? Todo lo que puede decir es en realidad lo que escribe en el libro siguiente.

Y cada uno de sus libros era la continuación de una idea, de la búsqueda de una ars poética sobre el arte de narrar. “Piglia da una admirable continuidad a la intensa tradición narrativa de su país -escribió Marco Antonio Campos- Abiertas, llenas de proposiciones, las ficciones de Piglia se emparientan, por su imaginación y lucidez, con el orbe borgeano, y por su experimentación múltiple con el ‘meccano’ que creo Cortázar. Más allá de eso, su originalidad es indudable”.

A principios de la década de los 90 conocí la “Tesis sobre el cuento”, en la que Ricardo Piglia sostiene que un cuento siempre cuenta dos historias, la primera está en la superficie, visible, anecdótica, superpuesta a la segunda historia, que es invisible y al final aparece decidiendo el cuento, de su interpretación depende el significado del texto. Por lo esclarecedor de la propuesta, jamás he podido olvidarla, recurro a ella una y otra vez durante mis lecturas, apenas unos días atrás me sorprendí mencionándola enfebrecido: pero cómo, ¿no conoces a Ricardo Piglia?, y corrí a buscar el libro para presentarla, libro en mano fue fácil hallarla, está subrayada una y otra vez, como creo que él merece ser leído; cuando intenté explicar las razones por las que era invaluable como autor, simplemente comencé a releer los subrayados.

Falleció Ricardo Piglia, hará mucha falta, el mejor homenaje que se le puede hacer es escucharlo, abro al azar sus libros, este es el resultado:

* Escribir, me estaba diciendo, cambia sobre todo el modo de leer.

* Yo no conocía el secreto, entonces podía creerlo. En eso reside el arte de la ficción.

* Tenía una convicción absoluta y el estilo no es otra cosa que la convicción absoluta de tener un estilo.

* Narrar es transmitir al lenguaje la pasión de lo que está por venir.

* Primera cuestión: la lectura es un arte de la microscopía, de la perspectiva y del espacio (no sólo los pintores se ocupan de esas cosas). Segunda cuestión: la lectura es un asunto de óptica, de luz, una dimensión de la física.

* El lector adicto, el que no puede dejar de leer, y el lector insomne, el que está siempre despierto, son representaciones extremas de lo que significa leer un texto, personificaciones narrativas de la compleja presencia del lector en la literatura. Los llamaría lectores puros; para ellos la lectura no es sólo una práctica, sino una forma de vida.

* La soledad es un momento amable si hay alguien en la periferia, la única soledad insoportable es la de no “contar” para nadie. Para mí, el solitario no es Robinson Crusoe sino alguien en medio de la multitud a quien nadie conoce.

* Anotamos en las paredes lo que queda en el recuerdo, nunca es el sueño tal cual lo hemos soñado, son restos, como los hierros y los engranajes que sobreviven a una demolición. Estamos usando metáforas.

* Imposible por lo tanto imaginar un diccionario que establezca equivalencias entre palabras extranjeras, porque no existen las palabras extranjeras, sólo existen palabras olvidadas de una lengua personal.

* Todos los escritores son ciegos -en sentido alegórico a la Kafka-, no pueden ver sus manuscritos. Necesitan la mirada del otro. Una mujer amada que lea desde otro lugar pero con sus propios ojos. No hay forma de leer los propios textos sino es bajo los ojos del otro.

* Encontrar entonces una forma perfecta que no tenga final, que sólo lo anuncie. Una forma circular, que remite de un punto a otro de la estructura, un relato lineal que sin embargo funciona como un juego de espejos, o una adivinanza. Una palabra debe remitir a otra, en un orden que preserve, en el fondo secreto del lenguaje, la aspiración a un cierre. (Una experiencia debe remitir a otra, sin jerarquías, sin progresión, ni fin).

* El pasado es una señal en el mapa de una ciudad en la que nunca hemos estado.

* Sólo entiende lo que ha vivido, o lo que está por vivir, cuando está escrito. No se narra para recordar, sino para hacer ver. Para hacer visibles las conexiones, los gestos, los lugares, la disposición de los cuerpos.

*Ser escritor es tener ese fondo de experiencia sobre el que se apoyan y se definen la forma y el estilo. Escribir y viajar, y encontrar una nueva forma de hacer literatura, un nuevo modo de narrar la experiencia.

* La literatura es una forma privada de la utopía.

 

Bibliografía

Cuentos:

Jaulario (1967)

La invasión (1967)

Nombre falso (1975)

Prisión Perpetua (1988)

Cuentos morales (1995)

El pianista (2003)

 

Novelas:

Respiración artificial (1980)

La ciudad ausente (1992)

Plata quemada (1997)

Blanco nocturno (2010)

El camino de ida (2013)

 

Ensayos:

Crítica y ficción (1986)

Formas breves (1999)

Diccionario de la novela de Macedonio Fernández (2000)

El último lector (2005)

La forma inicial (2015)

 

Diarios:

Los diarios de Emilio Renzi (Años de formación). 2015

Los diarios de Emilio Renzi (Los años felices). 2016


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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