- Expresa Fernando Herrera beneplácito por nuevo salario mínimo
- El salario mínimo es insuficiente y su objetivo original ha quedado totalmente rebasado
El senador Fernando Herrera Ávila expresó su beneplácito por el aumento de 73.04 a 80.04 pesos diarios al salario mínimo, que entró en vigor a partir de ayer 1 de enero de 2017.
“En Acción Nacional vemos con agrado este incremento, porque representa un paso positivo y en la dirección correcta, para terminar en buena medida con el rezago del poder adquisitivo de los mexicanos”, subrayó el coordinador de los senadores del PAN.
Además, el alza permitirá transitar del salario mínimo a un salario digno que merecen los mexicanos y por el cual siempre ha pugnado Acción Nacional, precisó.
Recordó que la primera iniciativa para desvincular el salario mínimo de pagos, multas y créditos, fue presentada por el PAN en agosto de 2014, reforma que se logró en octubre de 2015 y se convirtió en ley en el período que recién concluyó, en diciembre pasado, al aprobar el Senado el dictamen respectivo.
Para el senador por Aguascalientes, el salario mínimo en México es insuficiente y su objetivo original, que era evitar que las familias quedaran en situaciones de pobreza, había quedado totalmente rebasado, como lo constató el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval).
Además, la falta de crecimiento económico se ha visto reflejado en la pérdida de poder adquisitivo y en la falta de empleos bien remunerados que han impedido a millones de mexicanos alcanzar niveles de vida aceptables, añadió.
Herrera Ávila aseguró que el salario es la clave fundamental de la lucha contra la desigualdad y el mejor remedio contra ese mal, “Por eso, refrendamos nuestro compromiso por la defensa del trabajo y el salario digno”.
Los mexicanos -apuntó el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado- tienen derecho a un ingreso que permita a sus familias vivir con un mínimo de bienestar conforme a la dignidad que les es inherente como personas.
Manifestó que México no puede ni debe ser un país para unos cuantos, es decir, un país donde sólo una minoría goza la riqueza que se construye con el esfuerzo de todos.