It’s time now to sing out
Tho’ the story never ends
Let’s celebrate
Remember a year in the life of friends
Seasons Of Love Lyrics – RENT, Obra de teatro musical
El año que concluye tuvo sus vaivenes, y de éstos se intentó dar cuenta a lo largo de las páginas de esta columna, todas siempre musicalizadas por una banda sonora con la que se pretendía ambientar el ánimo del texto, ya fuese por el contexto de la letra o por la clara referencia del tema con la canción. A modo de recuento, hablaré de las canciones que musicalizaron esta columna durante el año que concluye. Para comenzar, la primera canción con la que se abrió este espacio fue de Leonard Cohen, The Future. Evidentemente una visión pesimista de lo que habría por venir. Visión que no se corrigió con el paso de la realidad.
Uno de los temas recurrentes en este espacio ha sido el papel de la iglesia y su intromisión en la vida pública. Comenzamos esta línea temática con el góspel When the saints go marching in, para ilustrar el cisma católico por la actitud más liberal de Jorge Mario Bergoglio ante el rancio cariz principesco de muchos de los jerarcas de su iglesia. Luego, con el empuje del movimiento ultraderechista contra los derechos de la comunidad LGBTTTI, se utilizó el tema con el que el personaje de Buffalo Bill (de El Silencio de los Inocentes) hace un performance travesti con la canción Goodbye Horses, icono gay, a colación del anuncio espectacular sobre prevención del VIH que el gobierno estatal mandó quitar porque a unas vecinas copetonas les brincó el escapulario. Respecto al mismo debate, se utilizó un tema de Monty Python, el clásico Always look on the Bright Side of Life.
También, en los temas usuales de la columna, se ha abordado la indispensable lucha feminista. Hacia abril se llevó a cabo en distintas localidades la marcha #24ª, para denunciar las violencias machistas. Para ilustrar este evento y sus implicaciones se eligió Wild world, de Cat Stevens, en alusión a que el mundo es un lugar salvaje, pero lo es más si eres una mujer. Igualmente, cuando la LXII Legislatura local decidió estúpidamente no armonizar la NOM-046 para posibilitar legalmente la interrupción del embarazo en menores de edad sin el dictamen de un juez, esto porque el oscuro obispo Chemita cabildeó a fin de que la reforma federal no pasara en el Congreso local. No obstante, como dice la canción Penso Positivo, de Lorenzo Cherubini Jovanotti, nada en el mundo podrá frenar a la razón.
Cuando surgió el llamado Frente Nacional por la Familia, en esta columna nos dimos cuenta de que su lucha atentaba no sólo contra los derechos de la comunidad LGBTTTI, sino también contra los de las mujeres, al perpetuar un modelo y una cosmovisión que tenía por dogma la adjudicación falocéntrica de los roles de género. A estos del frente les dedicamos La Sagrada Familia, de Alan Parsons Project. Así siguió desde este espacio una lucha contra la teocracia y a favor del Estado Laico, por ello recurrimos a Precious, de Depeche Mode. En más de los señalamientos al penoso e incompleto actuar de la anterior legislatura, en el tema de la universalización de las libertades civiles, pusimos Corazón delator, de Soda Stereo, con la esperanza de que esa percusión cardiaca suene -como en el cuento de Poe- en las conciencias de los exdiputados, por lo que pudo haber sido, y no fue; por ejemplo, la división entre Iglesia y Estado – que además de los diputados, también la desdibujaron otras instancias del poder público-, por lo que les dedicamos When the levee breaks, de Led Zeppelin. En el mismo tema de los radicales religiosos y sus dogmas teocráticos, con People are strange, de The Doors, recordamos al novel terrorista mexicano en España, José Alvano Pérez, quien promovió el odio religioso y quiso atentar contra los que se oponían a que la visita de Joseph Ratzinger a España fuese financiada con dinero público. También se denunció la serie de mentiras que utilizó el Frente Nacional por la Familia para ganar adeptos, en esa ocasión la música fue el góspel This train is bound of Glory. Por la dureza de esa emisión, en la que se sugirió que llamé imbéciles a los seguidores del FNF, un lector se quejó, por lo que la siguiente edición tuvo a Ese Hombre, de Lupita D’Alessio, pero una después, a modo de conciliación sonora, tocamos I Am The Walrus, de The Beatles. Pero luego la SCJN dio la razón a quien siempre la tuvo, y mandó armonizar las leyes locales para los temas de adopción y matrimonio, lo que celebramos con White Room, de Cream. También aquí se pidió que el legislativo sancionara al obispo, al ritmo de Gethsemane, del musical Jesus Christ Superstar; no fue así y lo lamentamos.
Otro de los temas recurrentes ha sido el papel de los políticos. Para ambientar los bajos índices de aprobación de la gestión de Peña Nieto, tocamos Politician, de Cream. También, sobre la demagogia, y las funestas y costosas mañas retóricas con las que la clase política domestica a un electorado dormido, sonorizamos con Can’t buy me love, de The Beatles. Igualmente, en medio de la campaña electoral local, en la que se contendieron la totalidad de los cargos públicos por elección en Aguascalientes, en esta columna se ofreció un panorama sobre las retorcidas técnicas de propaganda de Paul Joseph Goebbels, con una reflexión sobre cómo en la patria chica se les tropicalizaba de manera chabacana. Para estos efectos recurrimos a Cabaret, de Liza Minelli, sólo para darle dramatismo al entuerto de las campañas. En el mismo fragor electoral de mediados de 2016, en esta columna se reconoció la aportación inteligente en medio del marasmo de la inopia, que significó la campaña de Alejandro Vázquez Zúñiga, a quien -si bien los resultados numéricos no le favorecieron- le debemos la esperanza de que se puede hacer propaganda política sensible e inteligente, que apele a un electro maduro. Para ello esta columna se valió del clásico Baba O’Riley de The Who, y su frase I don’t need to fight to prove I’m right. Hacia el final del proceso electoral local 2016, supimos que Radio Universidad no habría de transmitir la jornada electoral. A muchos nos dolió ese silencio, y en esta columna se dio cuenta de ello. “Cada cosa tiene su grieta, así es como la luz se cuela”, dice el Anthem de Leonard Cohen. Luego de esta publicación, recibí la generosa y amable llamada del Director de Radio UAA para confirmarme que efectivamente la estación cubriría el día de la jornada electoral. Agradezco infinito el generoso gesto. Del mismo modo, en el análisis de la elección local, se tocó Democracy, también de Leonard Cohen.
Ante la debacle del PRI luego de las elecciones locales que hubo en 9 entidades del país, cantamos There’s no grave can hold my body down, un clásico del góspel con la expectativa de que el otrora partido aplanadora muera con dignidad o se levante de sus cenizas. Más o menos en el mismo tópico, hubo una columna sobre el Eterno Retorno, en la que es insoslayable la presencia del PRI en la formación del sistema político mexicano, a ésta se le musicalizó con Lázaro, de Joaquín Sabina. Luego, para ejemplificar parte del colapso de nuestro sistema político, en analogía con la Rebelión en la Granja, de Orwell, tocamos Closer, de Nine Inch Nails. Ya sabéis, cuando los políticos dicen I want to fuck you like an animal. Aunque no todo ha sido crítica, también se han ofrecido propuestas estratégicas en este espacio, concretamente al PRI luego de su derrumbe electoral, se le dedicó (otra vez) de Leonard Cohen, Everybody knows. Y no sólo en esa ocasión, también hubo otra en la que se describió la serie de peldaños a escalar para 2018, sonorizada con el blues Nobody wants you when you’re down and out.
Sobre el terrorismo, a colación de los atentados en Bruselas, se sonorizó con la banda de heavy metal Ghost, y su canción Cirice. En más sobre cómo pueden coexistir los radicalismos en entornos democráticos, la rocola ofreció No más héroes, por favor, de Jaime López y José Manuel Aguilera. También, sobre los populismos y las oleadas de radicalismo ignorante (a colación de Trump y del Brexit), puchamos play a Do you hear the people sing?, de Los Miserables, obra de teatro musical. En más de la estupidez y el radicalismo, ganó Trump y nosotros tocamos Runrún, de Nacho Vegas.
En algún momento del año, a finales de abril, en el que el Ejército mexicano estuvo duramente señalado por las violaciones a los derechos humanos, el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, ofreció una disculpa a nombre de las fuerzas armadas por el cuestionable actuar de sus subordinados; esta crónica se sonorizó con Superheroes, tema epílogo del musical de culto Rocky Horror Show. En el mismo tema, y ante la oleada de muertes producto de la violencia criminal, se dijo en este espacio sobre la pertinencia de hacer una declaratoria formal de guerra civil, y se puso The Establishment Blues, de Sixto Rodríguez. En el mismo tema, hablamos sobre el informe de Sergio Aguayo sobre el crimen y el Estado, titulado En el desamparo, sórdidamente musicalizado por Fiesta en el infierno, de Fangoria, y luego por Knockin’ on heaven’s door, de Bob Dylan. Trasladando el tema a la localidad, luego de la muerte de un muchacho que allanó un domicilio para robarlo, tocamos, de Ages and Ages, Divisionary.
Esta columna se considera, no sólo de izquierda, sino socialdemócrata. Como el buen juez, también criticamos la viga en el ojo propio, por lo que no podemos dejar de mencionar a los Chairos, en una emisión sonorizada con Sympathy for the Devil, de los Rolling Stones. Pero desde esta columna entendemos que todo es parte del fracaso educativo, que mina muchas posibilidades de desarrollo. Esto lo ilustramos con tres temas, sobre la regulación de la mariguana (Sweet Leaf, de Black Sabbath), sobre el pensamiento mágico y la homeopatía (Waiting for the miracle, de Leonard Cohen), y sobre en general el resultado de la prueba PISA para México (The Miseducation of Lauryn Hill, de Lauryn Hill).
Así el recorrido musical por los temas que se trataron en esta columna a lo largo de 2016. La intención ha sido que mediante la música y la lírica podamos identificar y dar figura estética a contextos sociales. Muchas gracias por su lectura, por compartir y discutir los puntos de vista que aquí se ofrecen. Nos leemos en 2017.
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