Olor a tristeza - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Una casi inadvertida vuelta a la derecha sobre la carretera 42, una larga terracería de un estrecho camino donde las camionetas que van turnan el paso con las que vienen, un par de charcos lo suficientemente profundos para estancar una máquina para agricultura remolcada, la espera viendo a los hombres que mojaron sus pantalones hasta la rodilla, y a lo lejos ganado alimentándose de verde pasto.

Tras una curva, se logra ver al fondo algunas casas sobre la siguiente colina, el camino que baja está aún más maltratado, bruscos movimientos sacuden el carro mientras el volante busca evadir las zanjas más profundas. El intento de calle de nombre Francisco I. Madero se convierte en Miguel Hidalgo y una mezcla de pavimento y empedrado conducen el camino hacia un puente que pasa sobre el río. El aire tiene impregnado un olor enrarecido, el ruido del agua corriendo se escucha río arriba, pero bajo el puente no hay agua sino una gruesa capa de tierra, basura y llantas.

El canal corre paralelo al río, tendrá poco más de dos metros de ancho haciéndose más angosto hacia abajo en forma de V, el agua turbia con tonos de verde y una línea blanca justo en el medio no dejan ver el fondo. Bloques de espuma acompañan el correr del agua mientras el sonido de una cascada se hace más intenso, el hedor en el ambiente se vuelve insoportable.

La vista de la cortina de la presa, se obstruye por una montaña de blanca espuma que se levanta por encima de la altura de un hombre, se ha desbordado del canal y cae sobre una quebrada para contenerse justo antes de encontrarse con el río.

La presa está a los límites de su capacidad, 16’188,460 m3, el vertedero a todo lo ancho arroja agua verdosa que vuelve a hacer espuma cuando cae al río y que metros más adelante es contenida por una barrera de lirios que se extiende hasta donde la vista alcanza.

El panorama desde arriba de la presa completa un cuadro desalentador, miles de metros cuadrados de lirio cubren el agua; no hay más que sólo un extenso y plano verde que impide que el agua respire, que la luz penetre, que la vida florezca. Al emprender la partida, el hedor del ambiente se ha impregnado en la ropa.


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Cristian de Lira

Cristian Gerardo de Lira Rosales. Edición y fotografía. De temple relajado y reflexivo, curioso y observador. Gustos por descubrir nuevos sabores y probar buena cerveza. Intereses en temas ambientales, culturales y deportivos, villamelón del futbol. En busca de contagiar el ánimo por participar.

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1 thought on “Olor a tristeza

  1. Los programas ecológicos, sólo los recuerdan de vez en cuando o bien cuando se celebra algún acontecimiento.
    Donde se encuentra la infraestructura para retirar ese lirio acuático, donde están las máquinas desasovedadoras, el personal capacitado para ello.
    La vigilancia continúa de todos los cuerpos de agua , para NO ser contaminados , donde se encuentran las leyes aplicadas para ello.
    Sigue nuestro planeta tierra, que es un ser vivo, mintiendo lentamente.

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