Alguna vez, en 1469, siendo un 11 de octubre, Fernando conoció a Isabel, quedando prendado de su hermosura… quienes por convenir a los intereses políticos de los reinos de Aragón y de Castilla, que cada uno representaba, decidieron casarse ocho días después y fundar así una dinastía. A la postre pasarían a la historia por ser conocidos como los Reyes Católicos, por haber unificado el mermado territorio español dando nacimiento a la corona hispánica y por haber financiado la expedición de Colón hacia el nuevo mundo.
Otro 11 de octubre, pero de 1995, Mario se levantó temprano para hablar con su colega Sherwood Rowland. La prensa no los dejaría en paz las siguientes horas. Por fin habían obtenido un reconocimiento a su trayectoria en el campo de la química. Por dedicar buena parte de su investigación a establecer una relación entre el agujero en la capa de ozono provocado por los compuestos de cloro y bromuro en la estratósfera, Molina y Rowland, habían conseguido el Premio Nobel de Química, galardón reservado a las más brillantes investigaciones en servicio de la humanidad.
Otro 11 de octubre, años atrás, a Octavio le sucedió lo mismo. Un periodista en la mañana europea lo despertó en la noche mexicana, para preguntarle por sus impresiones tras haber impactado a la Academia Sueca “por su escritura apasionada y de amplios horizontes, caracterizada por la inteligencia sensorial y la integridad humanística; porque mira al mundo como si lo pronunciara. Su poesía consiste, en gran medida, de la escritura con y sobre las palabras” quien le concedió el Premio Nobel, en este caso, de Literatura. Paz, respondió que el premio lo obligaba a seguir escribiendo, ya que la fama era peligrosa y había que luchar contra ella con ironía.
No obstante, estas efemérides, a cual más interesante, quería referirme en estas líneas a otro 11 de octubre, jueves de 1990, en que da inicio uno de los capítulos más importantes de la historia política de México, con la creación del organismo encargado de organizar las elecciones federales de presidente de la república, senadores y diputados federales.
Tuvo su origen, como los grandes cambios en materia electoral, al final de un proceso electoral: las controvertidas elecciones presidenciales de 1988, cuando la entonces Comisión Federal Electoral, dependiente de la Secretaría de Gobernación, tuvo ante sí el momento histórico conocido como la caída del sistema, un sistema arcaico que no podía sostenerse mientras el país evolucionaba y que materializó su fin en conflictos postelectorales derivados del cuestionado triunfo de Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia de México.
El conflicto generado provocó una serie de reformas en materia electoral a la Constitución, durante abril de 1990, así como la expedición de una ley reglamentaria, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, mejor conocido como Cofipe, y tuvo como colofón la primera sesión de este nuevo organismo el 11 de octubre de 1990 presidido por Fernando Gutiérrez Barrios, a la sazón secretario de Gobernación del presidente Salinas.
Casi equiparable esta reforma a la de 1977, antecedente directo, el IFE innovó como órgano creado por el Estado en donde confluían los poderes: el ejecutivo representado por el secretario de Gobernación, el legislativo en los Consejeros del Poder Legislativo y de manera indirecta el judicial, con la creación de la figura del Consejero Magistrado: Luis Tirado, Manuel Barquín, Luis Espinosa, Germán Pérez, Olga Hernández y Sonia Alcántara en una primera conformación.
Al ser el presidente el secretario de Gobernación en turno, la institución cuenta con 5 titulares en tan solo sus primeros seis años de vida. A Gutiérrez Barrios le suceden Patrocinio González Garrido, Jorge Carpizo, Esteban Moctezuma y Emilio Chuayffet.
En 1994, los Consejeros serán Ciudadanos, aún y cuando el titular sea el secretario de Gobernación en un híbrido de transición que funciona de 1994 a 1996, con los Consejeros Creel, Granados, Ortiz, Pozas, Woldenberg y Zertuche.
La ciudadanización plena se da a partir del Concejo de 1996 con Woldenberg como presidente y los Consejeros Barragán, Cárdenas, Cantú, Lujambio, Merino, Zebadúa, Molinar, Luken y Rivera, y la Consejera Peschard. Consolidándose institucionalmente bajo la presidencia de Ugalde, siendo Consejeras González, Latapí y López, y Consejeros Albo, Morales, Andrade, Gómez y Sánchez.
Un último instituto de transición con el reciente INE se dio con las Consejeras Elizondo y Marván, y con los Consejeros Baños, Nacif, Guerrero, Figueroa, Córdova y García Ramírez.
Guste o no, el Instituto Federal Electoral, en su camino hacia una perfección constante, y a través de su tránsito por el camino democrático, sentó las bases del organismo ciudadanizado conductor de los procesos electorales del país. Supo utilizar las herramientas (credencial para votar, lista nominal, registro de electores) que permitieron que hoy se realicen comicios claros, con reglas conocidas por los participantes en ellos, y que han provocado transiciones tersas y gobernabilidad sin importar el partido ganador o los perdedores.
Sirvan estas modestas líneas para felicitar a quienes, ahora desde el INE, retoman las bases sentadas con el viejo IFE, que seguramente pasará a la historia como el cimiento en el cual se edificó la estructura electoral del país.
/LanderosIEE | @LanderosIEE