“Aplastado por el gringo”, se titula el artículo publicado el jueves pasado por el prestigiado diario londinense The Guardian, de su lectura: línea tras línea y en cada palabra aflora el coraje y la frustración tras el desastre que originó la decisión del Secretario de Hacienda Luis Videgaray y del presidente Peña al haber invitado al candidato Donald Trump a nuestro país, sobajando brutalmente la institución presidencial e ignorando a todo el aparato del Servicio Exterior Mexicano, la peor ocurrencia de la que hemos tenido registro fue el motivo de burla en los círculos políticos y editoriales en América Latina, Estados Unidos y Europa, la entrega del cuarto informe de esta administración federal quedó prácticamente diluida dentro de la onda explosiva del “error histórico” en medios de comunicación y redes sociales tras la visita del personaje más antimexicano que existe sobre la faz de la tierra.
La irritación colectiva brota de la mayoría, casi unánime es la condena y el rechazo al comportamiento débil y dócil que mostró el titular del ejecutivo. Uno de los pocos defensores de esto es Enrique Ochoa Reza, presidente interino del PRI a quien no le importó que el secretario general del organismo regional más antiguo del mundo, Luis Almagro Lemes, de la OEA, condenara y calificara hasta de “imbéciles” las declaraciones del “gringo”, mucho menos le importó que en la declaración de principios de su partido –a la letra-, se asuma un rechazo a las políticas unilaterales que: “basadas en la fuerza y no en el derecho dañan los principios de democracia paz y cooperación que deben de prevalecer en la comunidad internacional”, es a todas luces evidente que para los priistas no existen ni principios, ni normas, ni compromisos asumidos y protestados hacer guardar en la Constitución, la actitud que daña a la nación se decide en la irresponsabilidad más severa y sin medir ningún tipo de consecuencia.
La protesta constitucional, es una declaración pública de carácter cívico, formal y solemne que debe de rendir todo funcionario, antes de tomar posesión en su encargo, cumplir y hacer cumplir la Constitución es un compromiso a ceñir con rigor vertical la actuación al orden jurídico, es decir un compromiso absoluto de cumplir con la ley. Las facultades y obligaciones del presidente de la República están establecidas en el artículo 89 de nuestra Carta Magna, en su fracción décima se establece una restricción puntual para que el titular del ejecutivo en la dirección de la política exterior observe los principios de autodeterminación y la no intervención en el entorno internacional. El presidente violó la Constitución. Es un hecho concreto que Peña, al traer a un candidato participante de un proceso electoral en un país ajeno como lo son los Estados Unidos, violó estos dos principios y debe de responder en los términos que establecen las leyes vigentes en nuestro país.
Inadmisible que una decisión tomada por el presidente de México no sea procesada por un protocolo de blindaje legal, estamos el peor momento desde 1994 y como consecuencia ello se derivan las actuales crisis económica, social y de derechos humanos, elementos que son resultado de la incompetencia absoluta de un grupo de personas que deben de analizar si se hacen a un lado o son relevados en términos de lo que establece nuestra legislación ante el daño irreparable que le están ocasionando a la nación entera.
@JorgeLopez_M
Absolutamente de acuerdo. Esto debe tener consecuencias legales. Ya Basta.