En nuestro estado, durante la pasada elección, los partidos políticos compitieron de la siguiente manera para el caso de gobernador: El Partido Revolucionario Institucional que es el partido del gobierno actual fincó una mega alianza con los partidos del Trabajo, Verde Ecologista y Nueva Alianza; Acción Nacional fue sólo así como Movimiento de Regeneración Nacional, de la Revolución Democrática y Encuentro Social. El esquema de la coalición PRI-VEM-NA-PT se repitió en casi todos los municipios y distritos, solo en algunos los partidos integrantes decidieron competir en solitario.
El hecho de cómo compitieron y con quien es relevante si atendemos a que en la última elección en todos los estados que tuvieron comicios, los partidos Verde Ecologista, Nueva Alianza y Revolucionario Institucional compitieron juntos y en al menos 7 estados para la gubernatura hubo alianzas interpartidistas.
En un sistema de partidos pluralista moderado como el nuestro, donde solo hay una vuelta electoral para gobernador, ayuntamientos y que atiende a la asignación de curules por los principios de mayoría relativa y representación proporcional otorgando más curules al partido con más votos y menos al que obtenga menor número de sufragios; el número de partidos en contienda difumina el resultado en la obtención del poder pues el elector decide entre varios partidos a cuál otorgarle o no su confianza de voto, sin embargo y con base en los resultados, el elector de Aguascalientes votó mayormente en dos sentidos, por la coalición o por Acción Nacional de tal suerte que en 4 de los 11 municipios ganó esta última fuerza política, mientras que la coalición lo hizo en 3 municipios y en solitario PRI, PVEM Y PRD obtuvieron el triunfo en uno. Para el caso de los distritos, 7 de ellos los ganó la coalición y 11 el PAN.
El resto de los partidos que lograron obtener el 2.5% de la votación, les dio derecho para la asignación de representación proporcional en el caso de los municipios y también para las diputaciones por el mismo principio que lograron escaños en el Estado, tal fue el caso de Morena.
El presupuesto para este 2016 otorgado al conjunto de partidos para la campaña electoral fue de alrededor 59 millones de los cuales al PAN se le asignaron poco más de 14 millones 637 mil, al PRI 15 millones 660 mil, al PRD 4 millones 267 mil, PVEM 4 millones 206 mil, PT 4 millones 740 mil, MC 5 millones 662 mil, PNA 7 millones 870 mil, ES 1 millón 204 mil y Morena la misma cantidad.
Como vemos, fueron millones de pesos asignados a partidos políticos que no obtuvieron cargos por la vía de la mayoría relativa, aunque sí, en algunos casos, por la de representación proporcional siendo esta la medida histórica compensatoria para equilibrar las fuerzas en el gobierno y que se introdujo con la reforma electoral de 1977.
En este sentido, ¿es funcionalmente válido y justificable para nuestra democracia que el gobernado mantenga operando y justificando el gasto de partidos que no arrojan resultados positivos y que para hacerlo muchas veces tienen que buscar aliarse con un partido más fuerte?.
El Dr. Woldenberg señala que de 1998 a 2012 tres grandes partidos fueron los ejes sobre los que giró nuestro sistema político. Siempre hubo otras opciones, pero los tres grandes organizaron /desorganizaron la política, es decir el PAN, el PRI y el PRD. Actualmente, lo que sucede es que con la ruptura interna del PRD y la creación de MORENA comenzó un desgaste de los tres partidos principales que esta abriendo posibilidades reales de obtención de triunfos por los partidos no tradicionales en espacios sobre todos regionales como hemos visto además del caso de Morena en la Ciudad de México, con Movimiento Ciudadano en Jalisco.
Al respecto, Heather Stoll en 2013 dijo que la existencia y pluralidad de los partidos políticos no se justificaba únicamente por la diversidad de opciones puesto que sociedades altamente plurales pueden tener escasas opciones de representación y sociedades menos plurales pueden tener muchas más, lo que refleja la capacidad de los actores políticos para poder incorporarse al espacio político. En este sentido, retomando lo que señala el Dr. Woldenberg, los partidos son vistos por muchos como incapaces de suscitar entusiasmo entre la población que como señalaba antes, no logran conectar con las propuestas ideológicas que ofrecen y que no se sienten parte de ninguna fuerza política desvinculando el sentido final de la existencia de un sistema de partidos, es decir, la posibilidad de que los partidos sean un puente entre el gobernado y los gobernantes.
La pluralidad de partidos hoy no ofrecen al ciudadano opciones reales de cambio de gobierno ni de poder más allá de la aplicación del principio de representación proporcional y es válido pensar entonces cómo justificamos su existencia porque si bien es cierto, tenemos más opciones partidistas, también es cierto que la ideología base de creación de cada uno no alcanza posicionarse y menos a arraigarse en las preferencias y convicciones de la población.
Problemas históricos como la corrupción y la falta de interés por los asuntos públicos de parte del ciudadano son problemas torales que el sistema actual de partidos no ha logrado trascender y hoy preocupa que el millonario gasto de cada uno para sus actividades ordinarias, de precampaña y campaña no tengan un fruto claro y de relevancia para la vida ciudadana.
Tener muchas opciones no garantiza la equidad, la correspondencia, la inclusión ni tampoco la gobernabilidad conjunta y el que sigue esperando un beneficio real en su día a día, con políticas públicas que emanen de los partidos y se construyan con el gobierno en turno, es el ciudadano.