Jabón chiquito - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Ya salí. Ya no compren cigarros. Todo bien. Tranquilo. Les agradezco sus atenciones y lamento haberles hecho perder el tiempo. Me regalaron un jabón chiquito, que fuera entrenando para no soltarlo, escribí en el chat grupal a través del cual nos comunicamos quienes hacemos La Jornada Aguascalientes; frente a mí el puente peatonal que une ambas aceras de Héroe de Nacozari, justo después de la glorieta de El Quijote, como buen mexicano, no lo iba a usar, confiado en mi pericia para esquivar autos, antes de comenzar a correr me detuvo el prurito cívico, me dije: ya ni la muelas, acabas de cumplir tu deber como ciudadano levantando una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, y ahora muestras toda su incivilidad cruzando la calle a lo bestia. Regañado, caminé hacia una esquina con semáforo y paso peatonal para llegar al otro lado como la gente buena, para buscar mi lonche, porque, efectivamente, como describió la columna La Purísima… Grilla, salí sin desayunar a mi cita con las autoridades.

Vine a la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales porque me dijeron que acá encontraría al padre de las boletas de la elección para gobernador que llegaron a mis manos de forma anónima, mejor dicho, acudí a la cita con el titular de esa dependencia, Guillermo Rafael Escárcega Álvarez, porque el consejero presidente del Instituto Estatal Electoral de Aguascalientes, Luis Fernando Landeros Ortiz, me hizo una cita. El lunes acudí al IEE con la intención de que el consejero realizará un peritaje sobre la autenticidad de las boletas, salí de ahí con varias declaraciones sobre la aparición de esa papelería electoral, que era un “un indicio de los excesos de los ciudadanos”, de la corrupción que existe en las calles y de la necesidad de “generar una educación cívica mayor”, pero sin poder comprobar la autenticidad del paquete recibido, también con la exhortación del funcionario para presentar una denuncia ante la autoridad correspondiente, “tú como ciudadano no tienes otra obligación más que presentarla con la autoridad que tú consideres que es competente, porque esto es un delito a todas luces”. Una hora más tarde, recibí la llamada de Luis Fernando Landeros para comunicarme que tenía una cita en la Fiscalía.

La Fiscalía General del Estado, antes Procuraduría General de Justicia se localiza en Héroe de Nacozari, muy cerca del Supremo Tribunal de Justicia, el Palacio de Justicia y las oficinas de la Policía Ministerial, así que cité a mis colaboradores porque, como buen mexicano, solo ni al baño, además pensé que el reportero Juan Sergio Alba Carrillo podría aprovechar para entrevistar al fiscal Escárcega Álvarez sobre los delitos electorales y el funcionamiento de su oficina. Llegamos a tiempo, pero ninguno sabía dónde están las oficinas de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, así que cruzamos dos veces Héroe de Nacozari (sí, sin usar el puente peatonal) y preguntamos en tres ventanillas de la oficialía de partes, hasta que en la última nos remitieron a la primera que visitamos; entre ida y venida Cristian de Lira hizo una broma: hubiera sido mejor preguntarle a Paulo Martínez López o a Norma Esparza Herrera… Nos hubiera ido peor, contesté, los dirigentes de partido nomás dan declaraciones, nomás no se animan a levantar denuncias, prefieren el show en los medios. Al final nos mandaron a tocar una puerta que está a un costado de la Ministerial, una policía nos pidió que la acompañáramos y, sin decir más, nos hizo entrar a las oficinas, donde ya nos esperaban para la declaración.

En atención a una vieja costumbre del medio periodístico en Aguascalientes decidí que antes de levantar la denuncia, el reportero de La Jornada Aguascalientes entrevistara al fiscal así, a rajatabla, sin cuestionario de por medio y sin previo aviso, y que tomáramos fotografías y video sin ninguna restricción; no fue así, apenas pasamos la puerta hacia las oficinas, la policía nos dejó ahí sin más y al paso salió Guillermo Rafael Escárcega, me dijo su nombre, preguntó el mío y adelante, acá le vamos a tomar la declaración; titubee, dije que primero quería que lo entrevistaran y levantar imágenes, amable y correcto el funcionario se negó: a partir de aquí no puede pasar más que usted, la entrevista, con todo gusto, solicítenla al jefe de comunicación y la agendamos, ahorita lo que vamos a hacer es tomar la declaración.

Tuve que dejar a Salvador Arce, Juan Sergio Alba y Cristian de Lira, sí, preocupados, la visita a la Fiscalía no era lo que habíamos planeado, para rematar, sólo me iban a dejar pasar a mí y no sabíamos en qué condiciones. Les dije que nos veíamos más tarde y recorrí el camino hacia una de las oficinas. Ya adentro me explicaron que tendría que levantar la denuncia por las boletas de la elección a gobernador. Me dio tiempo para mandar un nuevo mensaje a mis colaboradores indicando que se cancelaba la entrevista y que mejor se fueran, que ya estaba declarando. Mi director, Francisco Aguirre, me llamó: ¿necesitas un abogado?, pregunté lo mismo en voz alta, el fiscal me explicó: nosotros somos su abogado, usted es quien va a denunciar. Colgué, no sin antes prometer que informaría de inmediato de cualquier cosa que me sucediera.

Nosotros, que se supone que estamos enterados por trabajar en un periódico, no sabíamos dónde estaba físicamente la Fiscalía, incluso los trabajadores de esas dependencias nos hicieron dar varias vueltas, pensé, ¿qué ocurriría con un ciudadano común que quisiera levantar una demanda?, ¿cómo daría con el lugar?, ¿cómo sabría qué hacer? Decidí desnudar mi absoluta ignorancia sobre lo que estaba haciendo y le indiqué al fiscal que antes de declarar quería saber en qué consistía el procedimiento, qué iba a hacer y por qué, además, que requería hacer la denuncia a título personal, que no se involucrara a La Jornada Aguascalientes, pues no han faltado los maledicentes que rumoran que, con la difusión del material electoral recibido, el periódico quería hacerle el caldo gordo a cualquiera de los dos candidatos que peleó la gubernatura. Paciente, Guillermo Escárcega me explicó paso a paso, mientras Erika, la auxiliar, iba preparando en la computadora el formato para vaciar mi declaración.

¿Nervioso? Por supuesto, estaba en las oficinas de la Policía Ministerial, no creo que a nadie le guste estar ahí, volví a pensar en los otros y que la culpa es un sentimiento compartido cuando se enfrenta a ese tipo de autoridades; creo que no somos muchos los que sabemos de los procesos legales, que esa ignorancia nos intimida y apoca, así que eché mano del recurso más viejo para salir del paso: hablar y hablar. Supongo que desesperé al fiscal, quien cordial evadía mis preguntas; el tiempo que tardó en estar listo el formato fue larguísimo, tenemos un nuevo sistema y tarda en cargar, hasta que por fin Erika pudo transcribir lo que tenía que contar:

El jueves 18 de agosto, al llegar a mi oficina, alrededor de las 9 de la noche, el vigilante (el señor Beto, no, no me sé sus apellidos, tampoco el nombre de la empresa de seguridad para la que trabaja) me entregó la correspondencia, ahí estaba un sobre que abrí de inmediato y tenía unas boletas de la elección a gobernador, no presté más atención, creyendo que era publicidad; seguí mi jornada laboral y después de la 1 de la mañana, hora en que usualmente terminamos la edición de La Jornada Aguascalientes, me despedí de los editores y diseñadores, y volví a revisar la correspondencia. Noté entonces que eran dos boletas, que me parecieron auténticas, que no había nada más en el sobre manila que venía a mi nombre, al reverso dos sellos, uno de la oficina postal de Calvillo que acusaba la recepción el 15 de agosto y otro de la oficina de correos que está en Hospitalidad, que indicaba se recibió el 17 de agosto, eso y nada más; abrí el sobre para buscar una tarjeta, una indicación, otra señal… nada. Me fui a mi casa y en la mañana me comuniqué con mi director para informarle lo que me había llegado, que a mí me parecía que eran documentos originales y, por tanto, tenía en mis manos evidencia de un delito, y que si eran falsificadas, lo mismo, era un delito. Le informé lo que pensaba hacer y me dediqué a buscar a la autoridad que consideré pertinente para verificar la papelería electoral.

Luis Fernando Landeros, consejero presidente del IEE, me contestó un mensaje vía Facebook, que derivó en una llamada telefónica y una tropezada conversación con el compromiso de encontrarnos el lunes 22 de agosto en su oficina; “tropezada” pues durante la entrevista, Landeros Ortiz me reprochó el no haber sido suficientemente claro acerca de mi intención de verlo, a lo que yo contesté: si yo fuera presidente del IEE y me hubieran hablado para decirme que tenía unas boletas de la elección, inmediatamente lo hubiera citado en mi oficina, pero supongo que mal interpretó el que yo dijera que iba a publicar la nota el día lunes para tener tiempo suficiente como para investigar de qué se trataba y escribirla el domingo, como ocurrió (“Aparecen boletas de la elección a gobernador”, La Jornada Aguascalientes 22/08/2016, págs. 2 y 3). Seguí mi declaración: el lunes fui al IEE, platiqué con el consejero (“La aparición de las boletas habla de la corrupción que existe en las calles”, La Jornada Aguascalientes 23/08/2016, p.3) y una hora más tarde me llamó para informarme que tenía una cita con el fiscal Escárcega para levantar la denuncia.


Eso fue lo que conté. Erika tecleaba, Guillermo Escárcega pidió que imprimieran la declaración, hizo una primera revisión, realizó algunas correcciones, la imprimieron de nuevo para que la leyera. Lo mismo pero no igual, pensé al leer lo que entendieron que dije, mi relato pasó a ese lenguaje inexplicable, al menos para mí, que se emplea en los juzgados, donde uno se vuelve el declarante y el lenguaje pierde matices, pero básicamente estaba lo que tenía que declarar. El fiscal me indicó que iba a tener que dejar las boletas, que ahora formaban parte de una carpeta de investigación, mientras comencé a firmar varias hojas de mi denuncia.

En un intento por realizar la entrevista que tenía planeada con el fiscal, pero sobre todo por saber cómo lo que conté se transformaba en una investigación, le pregunté qué seguía, apunté que me preocupaba el procedimiento porque una vez que difundimos la existencia de esas boletas, los dirigentes del PRI y del Verde, Norma Esparza Herrera y Gilberto Gutiérrez, ya habían declarado que demandarían que se profundizara en la investigación, que exigirían al IEE explicar el origen de las boletas, también coincidieron en que señalar que esas boletas se sumarían como elemento de la impugnación de la elección a gobernador que realizaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación… y que si bien no habían hecho nada más allá de esa declaración a los medios, no quería hacerle el caldo gordo a nadie. El fiscal Guillermo Escárcega me aseguró que a la Fiscalía no le concernía la impugnación, sólo resolver la denuncia que había hecho. Hice otras preguntas, pero de nueva cuenta me remitió a Agustín Vallejo para hacer una cita. Me llevó hasta la salida, en verdad siempre atentísimo. ¿No necesito copia de la denuncia? No, no aquí se queda, igual que las boletas. De nuevo, qué sigue. Ya le comenté, sigue el trabajo de la policía ministerial, seguro ellos se comunicarán con usted. Muchas gracias, por todo, por hacer lo que le corresponde como ciudadano y buenas tardes.

En la calle ya escribí mi chiste sobre el jabón chiquito, caminé en busca de mi lonche, en algún momento me sentí como el acostón ocasional que le pregunta a su amante cuándo se volverán a ver y recibe un frío: Yo te llamo, nena.

Henchido de vanidad cívica me dije que había hecho bien, que era mi obligación denunciar, esa sensación me acompañó una buena parte del día, hasta que reparé en que no tengo el número de la denuncia, que no recibí un acuse por las boletas entregadas, en que con tal de no estar más en esas oficinas acepte irme sin una copia, sin ninguna evidencia de que levanté la denuncia. Regresé a la Policía Ministerial… Demasiado tarde, el horario es de 8:00 a 15:00, ahí regrese mañana. Emprendí el camino de vuelta… sí, ellos me van a llamar, estoy seguro, traté de convencerme, antes de entrar a una tienda a comprar un jabón Rosa Venus, por si las dudas.


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Edilberto Aldán
Edilberto Aldán

Director editorial de La Jornada Aguascalientes
@aldan

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1 thought on “Jabón chiquito

  1. En pleno Siglo XXI y la “BurroCracia” en el Sector Público de algunos funcionarios “Quinceañeros”, no de edad, si no de cobrar cada Quincena… Continúan siendo INCOMPETENTES, conforme a la investigación “El Principio de Peter”…

    En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse. (Laurence J. Peter)

    El principio de Peter o principio de incompetencia de Peter, está basado en el «estudio de las jerarquías en las organizaciones modernas», o lo que Laurence J. Peter. Afirma que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, A TAL PUNTO QUE LLEGAN A UN PUESTO EN EL QUE NO PUEDEN FORMULAR NI SIQUIERA LOS OBJETIVOS DE UN TRABAJO, Y ALCANZAN SU MÁXIMO NIVEL DE INCOMPETENCIA. Este principio, formulado por el catedrático de ciencias de la educación de la Universidad del Sur de California en su libro The Peter Principle, de 1969…

    Ánimo estimado Edilbardo aldán, como ciudadanos laicos “Open Mind” solo nos queda un camino: Aplicar sin estrés la Filosofía de Kaliman,..

    Conserva tu jabón Rosa Venus para el momento procesal oportuno…

    Con mis atentos saludos.

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