En 2016 todos somos bloggeros, aunque no lo parezca / Bocadillo - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Tal vez hayas leído a Agustín Fest, aparte de escribir seguido en La Jornada  Aguascalientes, ha mantenido (¿con departamento y auto?) varios blogs, incluso cuando los blogs eran una cosa, algo relevante. A mí su nombre me suena de los tiempos de Big Blogger, Plaqueta y ya, El Huevo, Mulder Se La Come, El Mareo y Melcocha Barata. Pura vieja escuela, dosmilera, de los blogs en México. Yo tenía un blog, uno de los diez que se actualizaban en Aguascalientes, cuando estaba en la prepa. Básicamente era, como muchas bitácoras, un ejercicio de comentarios rápidos a temas de cultura popular o mames de las noticias nacionales. Eso en un 80 por ciento, mientras que el 20 restante consistía en debrayes de miles de palabras tipo querido diario.

Tenía siete lectores constantes que comentaban e incluso dos fueron pareja brevemente ¡Se conocieron en mi blog! Y es la audiencia con la que me he sentido más pleno. En LJA algunos lectores me dijeron pendejo en mi primer artículo original en 2010, por un artículo acerca del #YoSoy132 en /AUTONOMÍA @tazycat me dijo “pendejo” por Twitter (sin etiquetarme) y ahí le paramos de contar. En Benshorts.mx teníamos muchísimos comentarios pero era por la misma inercia de Benshorts, le respondían a la marca, no a yo, Francisco Trejo.

El asunto es que el mayor logro a nivel de audiencia por parte de mi experiencia en los blogs fue que Plaqueta me comentó algo medio buena onda y, obviamente, me sentí tocado por los dioses ya que la otrora reina del blog había visto uno de mis penosos escritos. Y así es que por más que comentaba a todos mis ídolos bloggeros, los trataba de agregar a MySpace, a Facebook creepy y les daba respuesta cuando Twitter era un buen lugar (07-09), simplemente nunca me pelaron. O puede que nunca les dijera algo interesante. Esa fue una fiesta que me perdí. Nunca fui blogstar ni me rocé con estas personas que nos contaban su jornada diaria, como ahora lo hacen los youtubers, curiosamente. No gracias.

 

Al entrar a la universidad dejé de hacer blog, básicamente porque (como todos) me la pasaba más en Twitter y el anonimato de tener una audiencia chiquita, casi marginal, se iba perdiendo debido a que mis compañeros de clase se tomaban todo personal. Enfermé del tema, no sentía libertad, dejé el querido diario y más bien mis obsesiones personales las bajé de otras formas, como blogs con un sentido más allá del personal, podcasts espantosos con mis amigos o trabajando como reportero.

¿Soy como Síndrome de los Increíbles porque mis ídolos bloggeros nunca me pelaron? Un rato sí, pero se me quitó antes de acabar la carrera. Insisto en que era una fiesta que no me tocaba, pero era padre leer un pedacito de la vida de las personas y compartir a mis siete lectores algo de la mía. Considero que todos deberían de tener un blog al menos una vez en la vida. De hecho, todo ahora es un blog. Las Historias de Instagram por ejemplo, vienen a llenar el vacío de vloggero (con u-ve) que algunos tenemos, mientras que Facebook es el blog personal de la banda que busca opinar de política o algún tema polémico. Y que les digo, la mayoría de mis actividades profesionales básicamente son bloggear, solamente que con otro nombre. El blog se volvió el nuevo normal. Nunca nos dimos cuenta.

 

Bocadillo.mx | @masterq


 


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Francisco Trejo Corona

Coordinador en LJA.MX y Tercera Vía // @gonodropio en Twitter

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