¿Por dónde quiere que me vaya? Me preguntó Óscar Iván, conductor del servicio Uber (por convicción ecologista, no poseo un automóvil propio). Por donde Usted guste -respondí- tiene años que no voy para allá. ¿Cuántos años?, preguntó el amable Oscar Iván. ¡Treinta años! nada más, respondí.
Se me hizo un nudo en el estómago, cuando estuve en la puerta de entrada. Muy cambiado todo aquello. Bien pintadas las paredes; los jardines verdes, pulcros. Una velaria cubriendo la explanada principal y el auditorio remozado.
A mi mente llegaron, invasivas, las imágenes de mi juventud temprana. De esa etapa en que se deja atrás la adolescencia y se arriba a la juventud sin estar consciente de ello. Entre los 15 y los 19 años. Lo único cierto es la esperanza, lo único válido es la amistad y lo más hermoso es el amor.
Cuando dejé el Centro Regional de Educación Normal, a los 19 años de edad. No imaginé mi regreso 30 años después y menos imaginé a la persona que volvería. Tampoco creí que volvería a ver los rostros de mis jóvenes amigos, tan iguales como ayer, pero tan diferentes como hoy.
Ahí estaban los cordiales organizadores del mágico reencuentro: Silvia Torres, Federico Carlos Graciano, Sergio Esparza y Carlos Rodríguez (sin sus bitácoras).
Acompañados de familiares y amigos, llegaron Luis Humberto Acero, Esperanza Arceo, Lupita Capuchino, Chayo Hernández, Julián Martínez, Martín Serrano, Chayo Oñate, Ofe Peralta, y Yola Salas. Mire Usted, nos veíamos casi como “Sasha, Benny y Erik”, el otoñal trío vocal resultante del extinto “Timbiriche”. ¡Ándele pues’n!
Una placa fue colocada y revelada, en el “Muro de las generaciones”, en el edificio administrativo de ese centro normalista, gracias a los buenos oficios del joven director actual de la institución, el Maestro Edgar Omar Gutiérrez, quien nos honró como anfitrión y nos regaló su grata compañía. En nuestra generación estuvieron al frente los queridos profesores, Eleuterio García Quiñones y Alfonso Román Quiroz.
La psicóloga humanista Charlotte Bühler, afirma que en la adolescencia-juventud, que ella llama “edad de la contemplación”, se crean relaciones de amistad-amor, por lo que los amigos de la juventud, son amigos para siempre. Imagine el querido lector, la estimada lectora, el gusto de ver a Carmen Águila, Isabel Aguilar, José Arellano, Tere Cruz, David Cuevas, Manuelito González, Chuy Herrera, Luis López, Bertha Celia Macías, Noel Martínez, Carlos Armando Montoya, Luis Pérez, Jorge Reza (administrador del grupo en “whats”) y Juan Manuel Rodríguez.
Muy elegantes ellas y muy formales ellos, acudieron al reencuentro los queridos compañeros de generación. Atrás quedó el tiempo en que los 200 pesos mensuales que el gobierno federal nos asignaba a manera de “beca”, eran nuestro mayor bien económico. Sólo los hijos o hijas de profesores gozaban del privilegio del automóvil, el resto debíamos abordar uno o dos autobuses para transitar por “Agostaderito sin número, pasando la central de los camiones verdes”, el cual pagábamos con tickets desprendibles de nuestra “planilla de estudiante” de rigurosa adquisición y vigencia semanal.
Con peinado “de salón” las profesoras y trajes modernos los profes; estuvieron en el tradicional templo de San Marcos, para orar en agradecimiento por treinta años de servicio profesional: Margarita Alvarado, Jacaranda Álvarez, Chayo Calvillo Arèchiga, Memo Guzmán, Lula Jaime, Quique Morales, Juan Humberto Muñiz, Lilia Rangel, Félix Rodríguez y Everardo Valadez.
Las actividades para conmemorar 30 años de egreso del Centro Regional de Educación Normal de Aguascalientes, generación 1982-1986, culminaron con una grata cena y convivencia en el hotel Fiesta Americana. Vendría luego el compromiso de subir fotos al Face y a Whats y la firme promesa de “reunirnos más seguido” que sabemos difícil de cumplir dadas las obligaciones familiares y profesionales propias de nuestra etapa de vida.
Benjamín Rosales Galindo, compañero nuestro fallecido en el primer año de estudio, es el nombre de la generación 82-86 de los profesores normalistas que ya no existirán más: los nuevos egresados son licenciados en educación. También nos dejaron en este lapso, para morar en planos espirituales, Elvira Gómez (Véase Flores para Elvira, LJA, 06/10/2012) Enrique Delgadillo y Francisco Valdez.
Jaime Sabines, el poeta, dice que algunas amistades son eternas: tienes una amistad para toda la vida, ya que una amistad eterna no tiene fin. No sé si volveré a caminar por edificios y pasillos de mi entrañable escuela normal. No sé si volveré a encontrarme físicamente con mis queridos compañeros de la generación 82-86 (espero que sí). Pero tengo claro que desde hace más de 30 años, ellos forman parte ya de mi vida. Sé que habitan en mi corazón más allá de los recuerdos que hoy son difusos. Sé que desde mis ojos serán siempre esos jóvenes amigos que amé desde entonces y que amaré siempre.
Nos vemos en la próxima. Recuerde Usted que en esta su cocina se come, se lee, se estudia y se conversa de todo; particularmente de política.