Yo abrazaba las divisiones arbitrarias hasta que me di cuenta de que vivía en el error. Decía, a manera de broma, que había gente nacida en el DF (que no CDMX) y todos los que no. Abrazaba también el ideal de que existe gente alternativa y otros que por más que se esfuercen, nunca entrarían al círculo. Un conocido, dice que es el indie. Por humor más que por otra cosa, dicha frase ha permeado en el círculo [anti]social dónde me muevo y ya juzgamos a la banda entre indie o no indie. Fulana de tal, no es indie porque escucha a Paty Cantú y va a los antros. Pero Fulano de tal sí, le gustan los Planetas y va al Yambak. Incluso hay subdivisiones, hay gente del Paloma y del Yambak. Un chiste que poco a poco, fuimos tomando en serio.
¿Pasa en lugares fuera de la música o la cultura alternativa? Por supuesto. He escuchado estos meses a bastantes personas afirmando que hay gente política y otros no políticos. Entonces, Sutano no es político, justamente por ser indie. ¿Cómo será político un chavo que es Macintosh420, escucha a Disclosure y no trova, además de cotorrear en bares y no el café de viejitos?. Puros prejuicios, ya que si bien tenemos una idea del chico alternativo, hay otra acerca del chiquimirrey que es parte de la estructura joven de los partidos políticos. En el PRI se visten de tecnoagrónomos con sus chalecos rojos, pantalones de mezclilla guangos y botas cafés. Los del PAN traen la camisa azul fajada, zapato picudo y harto gel.
Todo esto, porque apenas vi la última parte de la saga de The Hunger Games. Una película que no lo parece, por su set-up Young Adult Post Apocalíptico, pero es más política que muchos capítulos de House of Cards (que más bien va acerca del poder). La primera parte, refiriendo obviamente Battle Royale y El Señor de las Moscas, podíamos verla como un comentario a los reality shows y la normalización de la ultraviolencia. Bastante crudo, pero el cliché de “niños luchando por su vida” ya ha estado visto. En las últimas dos entregas se pone mejor el asunto ya que es una especie de 101 en Ciencias Políticas.
La misma publicidad de Mockingjay y Catching Fire nos vende que Katniss Everdeen, el personaje de Jennifer Lawrence, será la liberadora del pueblo de Panem pero la trama nos enseña que solamente es la cara de la revolución que los adultos quieren mostrar a las tropas y simpatizantes, para motivarlos a la lucha. Así vemos que Katniss solamente es usada como un símbolo, luego de su participación en los Juegos del Hambre, por parte de los rebeldes para grabar promocionales y contar una historia guionizada, estando prácticamente dos horas con nada de acción. Incluso, la esperada victoria de los rebeldes ni siquiera tiene una acción trascendental por parte de los protagonistas.
Aquí me veré bastante locuaz: La semana en la que ví el final de la saga llovían tuits acerca de cómo la gente de mediana edad embaucó el futuro de los jóvenes en Inglaterra, por aquello del Brexit. Entonces, en Hunger Games una adolescente es utilizada por el sistema como símbolo, un juguete de los adultos y sus inventos políticos. ¿Parecido al efecto independiente y antipartidos de hoy en día? Tal vez. Y tal vez los que mueven los hilos, son los adultos de siempre. Luchemos contra eso.
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