Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
Club Pulse, Orlando, Florida. 12 de junio de 2016. Centenares de personas se divierten en la madrugada. Súbitamente, Omar Mateen -un guardia de seguridad de origen afgano, homófobo declarado y quien había jurado lealtad al Estado Islámico-, entra al bar, el cual es frecuentado por miembros de la comunidad homosexual, y comienza a disparar su rifle automático AR-15. En cuestión de segundos, la fiesta deviene en tragedia. Luego, el asesino toma varios rehenes y se refugia en el sanitario.
A las 5:00 am, las autoridades ordenan a una unidad de élite SWAT intervenir. Los SWAT entran al establecimiento y, tras una fuerte refriega, eliminan a Mateen. Sin embargo, la peor matanza a tiros en la historia de la Unión Americana ha sido consumada.
La escena arriba descrita sirve como prefacio al presente artículo, el cual pretende explicar qué es terrorismo y contraterrorismo, las fases modernas de estos fenómenos y cuál ha sido la respuesta de los gobiernos occidentales ante el nuevo terrorista.
Para el diccionario Larousse, el terrorismo es un “conjunto de actos violentos llevados a cabo por una organización o grupo político frente al poder establecido para la consecución de sus fines”. Es decir, el principal objetivo del terrorismo es “intimidar a una audiencia popular observante al dañar a algunos de sus miembros”. El terrorismo se caracteriza por ser: “político y simbólico…y es una resistencia clandestina a la autoridad”1.
La génesis del terrorismo moderno puede rastrearse a los años 60 del siglo XX, cuando una serie de individuos frustrados por la sociedad de consumo o por rencillas históricas, raciales o ideológicas fundaron o reactivaron grupos clandestinos en los Estados Unidos, Europa y el Medio Oriente.
En 1966, surgieron en California los Panteras Negras, una organización fundada por Huey Percy Newton y Bobby Seale, la cual predicaba la “guerra revolucionaria” contra el domino blanco, pues consideraban que los medios pacíficos del Dr. Martin Luther King habían fracasado.
El terrorismo engendra siempre un contraterrorismo. Es decir las actividades que tienen por objetivo prevenir los actos terroristas o erradicar a los grupos terroristas, pues la sociedad emplea métodos similares para combatirlo.
El Departamento de Policías de Los Ángeles creó, en 1967, al Grupo de Tácticas y Armas Especiales (SWAT, por sus siglas en inglés). El SWAT tenía por objetivo entrar en acción en situaciones más allá de las capacidades y entrenamientos de policías normales. El bautismo de fuego de los SWAT ocurrió en diciembre de 1969, cuando los Panteras Negras se resistieron a una orden de cateo en su cuartel de la ciudad angelina. Tras un tiroteo que duró cuatro horas, en el cual se gastaron miles de rondas de munición, los SWAT capturaron a los líderes del movimiento afroamericano.
El catalizador para la creación de unidades contraterroristas fue la matanza de nueve atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972. Como respuesta, varios gobiernos europeos instituyeron unidades antiterroristas: en Alemania Federal surgió el CSG9; el Reino Unido destinó a elementos de sus fuerzas especiales, los SAS, a actividades contra el terror; y, por último, en Francia la Gendarmería creó al GIGN.
El punto de inflexión en la lucha contra el terrorismo internacional ocurrió en octubre de 1977, cuando un avión de Lufthansa fue secuestrado por miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina, quienes buscaban la liberación de los líderes del grupo Baader-Meinhof, un grupo radical de ideología marxista que buscaba perturbar la vida en Alemania.
El canciller de Alemania Federal, Helmut Schmidt, ordenó al CSG9 liberar el avión. Los germanos tenían una ventaja: los comandos SAS británicos fungían como asesores. La operación de rescate fue un éxito. El mensaje era claro: combatir el fuego con fuego. El ejemplo germano fue seguido por los Estados Unidos, quienes crearon, basada en los SAS británicos, a la Fuerza Delta.
Los años 80 y 90 siguieron una dinámica similar: atentados con coches-bomba, secuestro de aviones, tiroteos al azar. Para la mayoría de las democracias occidentales, el terror era un asunto policíaco y no militar. Sin embargo, la dinámica cambió, en septiembre de 2001, con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono.
Al declarar la guerra contra el terror, George W. Bush, el texano tóxico, ordenó eliminar al liderazgo de Al-Qaeda, pues este enfoque ofrecía una “solución pulcra y relativamente barata al problema global intratable del islamismo violento y anti-occidental”2.
Sin embargo, la invasión angloamericana de Irak en 2003, la lucha fratricida en Libia y la guerra civil en Siria han engendrado a un nuevo tipo de terrorista, el cual se ha radicalizado a través de las redes sociales, ha combatido en los lugares antes mencionados, y se ha vuelto dinámico, es capaz de atacar en diferentes lugares al mismo tiempo, para luego esconderse entre los civiles.
Los terroristas, con las características previamente mencionadas, han llevado a cabo los ataques contra el semanario satírico, Charlie Hebdo, y perpetraron una serie de atentados, en París, en noviembre de 2015, los cuales costaron la vida a 130 personas.
El mundo entero, los europeos en particular, se dieron cuenta de que el terrorismo se había metamorfoseado en algo todavía más brutal y sanguinario. Ante ello, algunos países ya han tomado cartas en el asunto: Alemania ha dado a conocer a una nueva unidad antiterrorista, el BFE+ (Beweissicherungs- und Festnahmeeinheit plus, “unidad de arresto y recolección de evidencia plus”, en alemán), la cual tendrá como misión conducir la búsqueda sostenida y a gran escala de criminales.
Las hecatombes en Orlando y París nos enseñan que la simbiosis entre terrorismo y contraterrorismo ha pasado a una nueva fase y, además, reafirman el dictum de George Orwell: “Los hombres pueden ser altamente civilizados mientras que otros hombres, inevitablemente menos civilizados, están ahí para guardarlos”.
Aide-Mémoire.- Ingleses contra rusos, huelga del ferrocarril, y otro atentado por un seguidor del Estado Islámico, ¡Vaya Eurocopa 2016!
- – Cottam, Martha L.; Dietz-Uhler, Beth; Mastors, Elena; Preston, Thomas. Introduction to Political Psychology. Psychology Press, New York, 2010, p. 264
- – Naylor, Sean. Relentless Strike: the Secret History of Joint Special Operations Command. St. Martin´s Press, New York, 2015, p. 165