- Todavía estamos en 2012 y en calma chicha
- La derecha, la lucha por los puestos
- La izquierda, la lenta reacción
Si bien en Aguascalientes ya comienza 2013 con el movimiento de los suspirantes a los cargos que se estarán disputando el año que viene, el país sigue “estancado” en la elección de julio pasado, es decir, más allá de la forma en que se refieran a sus candidatos los partidos, aún falta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) califique el proceso electoral.
Corresponde al TEPJF resolver las impugnaciones a las elecciones (gobernadores, jefe de Gobierno del Distrito Federal, diputados federales y senadores), especialmente la de Presidente de la República, de la que tiene que efectuar el cómputo final y calificar su legalidad para así, al fin, declarar electo al presidente. No está de más repetir, que es el organismo que puede declarar nula la votación.
Si como enseña el beisbol, esto no se acaba hasta que se acaba, entonces hay que esperar hasta la calificación del TEPJF, de nuevo, más allá de los anuncios de los partidos, específicamente el Revolucionario Institucional y el bloque de las fuerzas progresistas, todavía no hay un Presidente electo. Así que puede hacer caso omiso de los comunicados de prensa que declaran todas las acciones que se hacen a favor o en contra del proyecto de Nación que gobernará el próximo sexenio, porque nada es seguro.
Para sumar a la incertidumbre, el Tribunal ahí a las calladitas continuamente manda señales, a través de sus comunicados de prensa, con la intención de brindar seguridad a la población, pero como que eso de la comunicación nomás no se les da, porque la insistencia en subrayar, que para calificar el proceso electoral del 2012 se aplicarán por primera vez las reformas al Cofipe y destacar lo “inédito” del procedimiento, no genera mucha certeza y muestra en engrane mocho de nuestro sistema electoral o el “síndrome del tapa pozos”.
Nomás para medir el tamaño de la tapa con que se va a tapar el pozo, basta leer las declaraciones de Marco Antonio Zavala Arredondo, secretario general del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación: “la calificación de la elección presidencial ha sido diferente en cada caso desde 1996, con excepción de la de 2000, siempre se ha cuestionado su calidad, y la de este año no es diferente”, enseguida señala el comunicado que para calificar el proceso electoral presidencial de 2012 se aplicarán por primera vez las reformas constitucionales de noviembre de 2007 y del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) de enero de 2008 y, enseguida, suma las reformas a la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación y a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, también de julio de 2008”.
Imposible quedarse con cara de what! No se trata de confiar o no en las instituciones, ni de negar la probidad de quienes tienen a su cargo la encomienda de declarar elector al Presiente, sino de recalcar la paranoia con que reaccionan los partidos políticos inmediatamente después de una elección, como las cosas no salieron exactamente como lo planearon (ganen o no), es necesario empezar de cero, claro, bajo el nombre de “reformas” no parece tan grave, pero que sea necesario acudir a un marco normativo nuevo cada vez que se requiere calificar la elección no puede augurar nada bueno.
A pesar de la angustia que causa en esta redacción todo lo que tiene que estudiar el TEPJF para (ya, por favor) calificar la elección, lo cierto es que esta zozobra no forma parte del clima en Aguascalientes y como se tienen ya los ojos puestos en el 2013, pues pareciera que no sucede nada.
Una parte de la explicación de esta calma chicha en la entidad recae en el comportamiento de los panistas, que en el ámbito nacional tan tranquilos se quedaron a ver los toros desde la barrera, mientras que aquí en Aguascalientes, se preparan para darse patadas bajo la mesa con todo, apenas ayer mencionamos en este mismo espacio, las contradicciones entre las dirigencias municipal y estatal, las muy distintas visiones que tienen sobre la realidad Jesús Martínez González y Jorge López Martín.
Que los panistas en Aguascalientes estén ensimismados en la lucha interna (¿Quién será el bueno para la alcaldía Jorge López, José Luis Novales, Felipe de Jesús González?) es una muestra de que sólo los mueve el interés por lo que está más a la mano, el pequeño puesto, el cargo que ayuda a vivir un trienio, el acomodarse en un curul o formar parte de un cabildo… todo eso que escuchamos en campaña de la vocación de servicio y la reinserción de Aguascalientes en el concierto de la Federación, fácilmente se puede poner en duda.
Otra parte de la explicación a la calma chicha local corresponde a la inercia en que viven las fuerzas progresistas de Aguascalientes. ¿Dónde está la izquierda?, en sus oficinas, preparándose a recibir el cheque mensual. Es la lenta reacción a la que están acostumbrados, mientras que políticos como Ricardo Monreal Ávila anda agarrado de la greña con Agustín Carstens, mientras el Banco de México ya le revira al del Partido del Trabajo y declara que sus acusaciones son infundadas (el ex gobernador de Zacatecas y diputado electo culpó al Banco de haber alterado documentos de una transferencia electrónica por 50 millones de pesos), acá la izquierda bosteza y hace bostezar semanalmente en conferencias donde se pronuncia enérgicamente sobre las cifras del INEGI y… y ya, no hay más.
¿Dónde está la aportación de las fuerzas progresistas a la generación de ciudadanía? ¿Dónde que no la vemos? Por eso hoy de Rayuela nos animamos a citar a Charles-Maurice de Talleyrand cuando describe el comportamiento con que los súbditos buscaban sacar provecho a su relación con la Corte, el silencio, la ausencia, la apatía son el camino seguro para lucrar en el sistema político. Apenas hace unos días, con actitud de Mesías, Armando López Campa vino a anunciar que detrás de él el diluvio, que nada como que él coordinara a la bancada de Movimiento Ciudadano para que el progreso llegara de veras, de veritas y para siempre.
Hace una semana, Luis Walton, presidente nacional de Movimiento Ciudadano informó que el ungido para coordinar la bancada de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados era el coordinador de campaña de Andrés Manuel López Obrador, y así fue como por un arreglo de la cúpula Ricardo Monreal le meneó la cuchara a López Campa.
No puede caer mejor la frase del Príncipe de Talleyrand y Périgord, plegarse es medrar, ahí, al acecho de las migajas están las fuerzas progresistas en Aguascalientes, viendo el espectáculo de cómo quitan a López Campa o cómo ponen, otra vez, a Angélica de la Peña Gómez nomás por ser esposa de Jesús Ortega Martínez, que al parecer la exime de hacer campaña.
De los otros partidos sobre los que podría recaer la culpa (Nueva Alianza y Verde Ecologista de México) nos encantaría hablar, pero por más que intentamos, a pesar de mucho esfuerzo, no logramos recordar los nombres de los candidatos que, apenas en julio, estaban dispuestos a dejarse caer desde lo alto como Juan Escutia con tal de salvar a la Patria, eso sí, curul de por medio. Buenos salieron para plegarse.