¿El meme de Netflix y Blim viene del malinchismo? No creo ¿Clasismo? Para nada, contrario a lo que creen los progres de Twitter, las telenovelas también son consumidas por señoras copetonas sin problema económico alguno, pero con igual o más pasión por Eduardo Santamarina e Itatí Cantoral. Algunas dicen que es “un escape a la realidad”. Dejando de lado lo orate de dicha frase, supongo que cualquier contenido de entretenimiento (ficcionado o no) cumple con dicho cometido. Es como comprar el TvNotas (otra afición tanto de ricos como de no tan ricos) para “leerlo en el baño”, ni madres, es porque les gusta.
Existe además la razón esnobista para disfrutar contenidos basura: la antropológica. No es por subirme al ladrillo, o sí, pero me gusta Pretty Little Liars por el taco de ojo y por lo absurdo de la trama. Creo en el valor de consumir de vez en cuando el programa de José Luis Morales (un heredero millonario de la radio local que da noticias) y tomarlo como un programa de comedia para volverlo soportable. Hay que saber de qué van las cosas antes de criticarlas. No es broma cuando digo que he visto años de telenovelas de Azteca, Televisa e incluso unitarios como La Rosa… o Lo que callamos… Sé que todo este choro suena muy Horacio Villalobos 2001, pero la razón antropológica para ver telebasura existe.
En una capacitación para reporteros en sensibilidad de género, teníamos que analizar la trama fundamental de las telenovelas. En mi equipo, de tres, había un hombre que dijo que nunca en su vida había visto programas así. También una académica que tampoco los había visto, pero según ella los había estudiado. Estaba empecinada en que los Fernando Colunga de dichos seriales son “unos desgraciados con la mujer, a todas ellas las dejan como unas pobres estúpidas”. A la maestra, dentro de toda su teoría, le faltó ver una hora del Canal 2 en toda su vida, ya que generalmente en las telenovelas la mala-mala es una fémina de tez blanca (Nailea Norvid) y cabello claro que quiere atrapar al galán (el Eduardo Yáñez), quien sí está escrito como un pobre imbécil sin voluntad. Hay villanos masculinos secundarios, el papá del galán o bien un galán de descuento (Arial López Padilla) que confabulan con la mala-mala. Y la protagonista es una mujer noble, pura y virginal, de cabello oscuro y nunca tan morena (porque racismo y porque Televisa). A lo que voy es que tanto los progres como los estudiosos, muchas veces no consumen el objeto de su crítica.
La apuesta de Blim es una serie llamada 40 y 20, con un planteamiento machista en el que un hombre poco atractivo, grosero y fodongo, como El Burro Van Rankin, anda con una joven de 20 años. A su hijo, un chavo flaco y blanco, le gustan las cougars. Y ya, ese es el chiste. Su otra es un remake de una serie española que al parecer se inspira en Dowtown Abbey y es bastante popular con los papás. Álvaro Cueva, el opinador de televisión de Milenio, dice que el éxito de Blim estaría en el archivo de Doctor Cándido Pérez y Tres Mujeres, yo creo que se equivoca ya que Televisa no sabe hacer digital. Ya ha fracasado con TVolución y Esmas.com, nunca despegó como se buscaba. Aparte, pues es que Netflix es como Enrique Alfaro y Blim como Aristóteles Sandoval, no hay comparación.
La desesperación de Televisa y la ambición de, por ejemplo, VICE los llevan a realizar alianzas para atrapar al público joven que los rechaza día con día. Fundaron medio, clon de VICE, llamado ARCA, fondean un clon de Campus Party/Aldea Digital/TED llamado TAGDF e incluso son socios de un festival de música Ceremonia. No les alcanza. Menos cuando sus encargados tienen tan poco cerebro como para poner DR Televisa 2015 abajo de cada proyecto. Que crea rechazo, sabe.
Bocadillo.mx | @masterq
buenos comentarios, lo que no soporto es al vendido de Álvaro Cueva, defiende a capa y espada a televisa y a sus contenidos subnormales, blim es una televisión de paga con contenidos de televisión abierta chafa como lo es televisa.