El Determinante Voto Cambiante / Cosas Veredes… - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Gilberto Carlos Ornelas

Dentro de lo criticable que tienen nuestras campañas electorales, métodos clientelares, gastos excesivos y ostentosos, y recurrencia a la guerra sucia, hay novedades que pudieran ser buenas señales para el futuro de nuestra democracia. Cuando la competencia es más cerrada, y más allá del indeseable abstencionismo, la definición de los resultados dependerá cada vez más del electorado que emite el voto cambiante, el cual, por definición, tiene que ser un voto informado en mayor o menor medida.

Los especialistas en la materia definen al voto cambiante como el que emiten los ciudadanos sin el compromiso de apoyar permanentemente a un partido ni a sus candidatos. Regularmente se refieren a ese voto con el anglicismo switcher, con énfasis en la posibilidad de que un ciudadano decida, en cada elección, con cuáles candidatos o partidos “conecta” mejor. Algunos analistas prefieren llamar a ese fenómeno voto swinger aludiendo a los ciudadanos que teniendo identificación estable con un partido político, deciden votar por otros candidatos.

El voto cambiante, sea switcher o swinger, se contrapone al voto fiel, que proviene de aquellos ciudadanos que se aceptan como una base de apoyo encuadrada en alguna fuerza política e, incluso al que conocemos como voto corporativo, proveniente de organizaciones que coaccionan a sus integrantes para apoyar a determinados partidos y candidatos.

Nuestra frágil democracia proviene de un sistema donde la hegemonía del partido de estado se legitimaba con el voto corporativo y de sus bases leales. La alternancia en los gobiernos de los últimos 20 años permitió que los partidos que han ejercido el poder crearan sus propias bases corporativas para fortalecer su  llamada “votación dura”.

Por eso, no es extraño que los principales contendientes en el proceso electoral de Aguascalientes en 2016, sean partidos y personajes que han alternado y ejercido el gobierno, y cuentan con bases organizadas, de tal manera que la actual competencia electoral luce equilibrada y reñida en ese terreno.

El voto cambiante, como fenómeno electoral, surgió en nuestro país con el comienzo de la transición democrática, a fines del siglo pasado. Influyó en la elección de 1997, cuando el PRI perdió la mayoría parlamentaria por primera vez. En el 2000, el “voto útil” llevó a que millones de ciudadanos cambiaran su lealtad ideológica para apoyar a quien consideraban, era el candidato del cambio. En 2006, quien se perfilaba a la Presidencia de la República perdió por la migración de cientos de miles de votos que cambiaron su preferencia a última hora.

El voto cambiante contribuyó a que nuestra democracia conociera la experiencia de los gobiernos divididos: así como los ciudadanos le dan a un partido el poder ejecutivo,  le niegan la mayoría en el legislativo, como ha sucedido en el país y en varios estados, incluyendo algunos periodos en Aguascalientes.

El voto cambiante también ha determinado resultados en varias elecciones a través de otra de sus expresiones: el llamado voto diferenciado. En nuestro ámbito local,  lo ubicamos a partir de 2004 y 2007, pero en 2010, el voto cambiante diferenciado impactó varios resultados, entre ellos la propia elección de gobernador, la del Ayuntamiento de la capital y muchos distritos.


Podemos aventurar que el voto cambiante es un fenómeno natural en el desarrollo democrático, que se alimenta de los electores que procesan la información que reciben de los medios de comunicación y de las propias campañas políticas, y comparan los resultados y antecedentes de experiencias de gobiernos anteriores.

Sin embargo, en las actuales campañas, el voto cambiante también se construye e induce. La habilidad de los dirigentes políticos ya no sólo consiste en dirigir a sus bases organizadas, sino también para argumentar, convencer y hasta seducir a los indecisos y a los leales de otras expresiones políticas.

En ese sentido, son bienvenidas las campañas de contraste, de debate argumentado y propuestas sustentadas. Los señalamientos críticos son esenciales y claramente se diferencian de la guerra sucia, porque la crítica es franca y directa y la guerra sucia es subrepticia y anónima. Ante eso, se equivocan rotundamente quienes, siguiendo el dictado de sus mercadólogos, evitan el ejercicio pleno y dialéctico de la comunicación con los ciudadanos, pues la confiabilidad y la credibilidad de un candidato o candidata solo se logran mediante el diálogo claro y directo.

Por eso es saludable que en el actual proceso electoral, importantes sectores ciudadanos, por encima de mecanismos coercitivos y presiones corporativas,  reflexionen su voto.

La consolidación del voto cambiante será una buena señal democrática para el estado. Seguramente en algunos municipios se expresará como “voto útil”, y  en algunas demarcaciones como “voto diferenciado”. El llamado voto en cascada ya no es automático y el “voto duro” no será suficiente para garantizar el triunfo de nadie, al menos en la capital y en la gubernatura. El sufragio libre y cambiante, el voto de conciencia, inclinará la balanza esta vez.

@gilbertocarloso


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