En Aguascalientes la sociedad se indignó ante el intento de violación de una niña en una colonia muy cercana al centro de la ciudad capital, acto que no fue consumado gracias a vecinos que, al percatarse del suceso, arremetieron contra el abusador, lo cual es una muestra de las posibilidades de la solidaridad, de la protección comunitaria. Sin embargo, los cuerpos, las mujeres, los humanos continúan estando inmersos en categorías de valor, mientras la violencia contra una infante convoca al reclamo y la unidad, la desaparición de una adolescente genera la especulación sobre una posible fiesta extendida o un berrinche, el asesinato de una mujer que ejerce el trabajo sexual es considerado efecto colateral o provocado por una vida “indecorosa”, y los piropos parecen ser sólo astucia lírica del macho.
Este 24 de abril las mujeres tomarán las calles en más de 20 ciudades de todo el país en una movilización nacional contra las violencias machistas para exigir la respuesta del Estado para erradicar sus múltiples manifestaciones como la violencia psicológica, económica, física, sexual, la promoción de estereotipos sexistas, la precariedad laboral de las mujeres, la explotación sexual y los feminicidios, por sólo mencionar algunas. Pero será necesaria la solidaridad, el trabajo comunitario, la educación horizontal y entre civiles para hacer consciencia sobre la violencia, que le preocupa y ocupa no sólo a las mujeres que son las más afectadas.
La Marcha contras las Violencias Machistas no debe ser sólo un acto de las protagonistas o integrantes de las organizaciones de la sociedad civil, sino de cada una de las personas que hemos observado, sentido y experimentado de forma directa o en acompañamiento los daños del machismo contra nuestros seres queridos, después de reconocer las diversas formas de agresión a causa de la división sexual.
Si se logra una amplia convocatoria se podrá atestiguar el reconocimiento a estas problemáticas, de lo contrario será indispensable colaborar en comunidad, entre familias y conocidos para compartir experiencias, información y promover el diálogo; pues aunque las discusiones y acciones impulsadas desde la sociedad civil organizada son de gran importancia, también se necesita la solidaridad y sororidad más allá de las arterias principales en lo urbano, de los grupos activistas. Aún no puedo sacarme de la cabeza que más del 50% de las mujeres han experimentado un tipo de violencia durante su relación de noviazgo y que esto sólo refiere a aquellas que reconocen los actos de agresión; el amor, la maternidad o la unidad familiar en muchos casos hace imperceptible la violencia, e incluso en ocasiones la víctima se siente culpable, la provocadora del acto de “corrección”.
Es por ello que, a pesar de los valores religiosos, conservaduristas o románticos que pueda asumir alguna víctima de violencia, se necesita mostrar sororidad, unidad y acompañamiento para mostrar que, pesar de la cerrazón, de los escupitajos al feminismo y a las “feminazis”, esa postura política y esas mujeres –tal vez también hombres– estarán ahí en el momento en que se decida gritar “¡No más!”, cuando se requiera asistencia médica, denunciar o reiniciar una vida.
Por otra parte, las violencias machistas no sólo atañen a las mujeres, heterosexuales y de la disidencia sexual, sino que también a aquellas otras mujeres que “transitan”, que parecen ser desdibujadas del feminismo por haber precedido de una condición biológica distinta. Y es que las violencias machistas no sólo han menoscabado la vida de las mujeres, sino que también de todas aquellas personas ligadas a lo femenino, incluso aquellos hombres heterosexuales que al realizar prácticas de empatía con las mujeres suelen ser tachados de “desviados”, de “mandilones”, de desertores de la hegemonía masculina. Las mujeres tomarán las calles de México este 24 de abril, pero también valdría la pena que se sumaran aquellas y aquellos otros que también están inmersos en estas problemáticas a causa de la división de lo masculino y lo femenino como categorías de mayor y menor valor.
Este 24 de abril las mujeres gritarán “Vivas nos queremos” y ojalá se unan otras voces para hacer eco entre los habitantes, en aquellas personas que tal vez estén pasando por una situación de violencia pero que aún no lo reconocen, para que inicien a cuestionar, a buscar apoyo, una salida y una respuesta en favor de su integridad.
Por su puesto que esto no reducirá las responsabilidades del Estado en lo que refiere a atención, protocolos y sanciones para estas violencias, en especial el seguimiento y prevención de feminicidios, pero la reunión de varias mujeres a lo largo y ancho del país también es una oportunidad para interactuar, para dialogar con las y los demás para decirles que si el feminismo parece una locura es porque la violencia se ha normalizado. La lucha contra los machismos es de 24 horas, los 7 días de la semana.
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