Las andanzas de Pito Pérez por Aguascalientes / De imágenes y textos - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

Tan devastado como siempre y sin darse cuenta de su situación, Pito Pérez veía cómo su vida además de inútil era cíclica, y no podía romper con eso. A rajarse a su tierra, diría él, lo jocoso pegado a la tripa y el hambre fiel acompañante de sus andanzas, así dejó Michoacán y llegó a Aguascalientes, muchos, muchos años después. Caminó por la plaza; fiel a su costumbre se hizo pasar por lo primero que se le vino a la mente para poder echarse unas monedas a la bolsa. ¿En qué época estamos? Hay elecciones, señor, le respondió un hombre de talla mediana, poco pelo y bigote tupido. Perfecto, pensó él, y siguió con su paso por la plancha que arde con el calor del medio día. Entonces puedo ser candidato, claro, simularlo. Observó los anuncios espectaculares, identificó a los azules, también a un tricolor, a otro que en la foto luce una barba tupida y la mejilla pintada con colores cálidos y a una mujer que pide ser acompañada. No, candidato no, ya hay muchos, mejor asesor de candidatos, parece más fácil. Y así fue, con la astucia que le caracteriza a Pito Pérez llegó a la oficina de aquella mujer de mirada firme, mi nombre es Pito Pérez y soy asesor de candidatos, vengo a ofrecer mis servicios, a ponerme a las órdenes de la señora. Muchas gracias, señor Pérez, pero ella no se encuentra, está corriendo con los pobladores de la entidad. ¿Corre?, preguntó intrigado. Sí, claro, le respondieron. Ella todos los días se da sus baños de pueblo y hace ejercicio. Eso me parece estupendo, pero ¿no se cansa? Claro que no, es una deportista profesional, pues mire yo le puedo recomendar que se tome una foto haciendo ejercicio y la ponga en esos anuncios gigantes que no había visto antes y que se ven muy peligrosos, ¿no se caen? No, señor Pérez, bueno, algunos sí en otras partes del país, pero aquí en la tierra de la gente buena eso no pasa.

Por eso le digo, tómele una foto para que todos vean cómo se interesa por la salud, porque ese es el mensaje, ¿no? No, señor Pérez, ella lo hace por mantenerse en forma. Pues no estaría mal que aprovecharan su gusto por estar en forma y ponerla a correr y hacer ejercicio con la gente del pueblo en ese jardín tan bonito que tienen por aquel lado. Mire, yo soy asesor político y le puedo seguir dando ideas, pero toda consulta causa honorarios, verá, yo vengo de muy lejos, de Michoacán. De donde viene no está lejos, señor Pérez, le respondió su interlocutora, estamos a tres o cuatro horas depende de qué ciudad estamos hablando. De Morelia, señorita, salí de la capital del estado… a pié, eso me agotó mucho, usted comprenderá que también me perdí muchos sucesos históricos y tecnológicos, pero aquí estoy listo para apoyar a la señora, qué le parece si trabajamos los puntos finos mientras desayunamos. Ya desayuné, señor Pérez. Sí, pero yo no, señorita, así que, si quiere escuchar más de una estrategia política que le va a dar el triunfo a la señora tráigase las gorditas que aunque no sean michoacanas con hambre me como tres.

Más fastidiada que convencida, la joven asistente sucumbió a la petición de Pito Pérez, quien no perdía oportunidad para analizar el entorno y hacerle propuestas improvisadas. ¿Oiga y por qué la señora aglutina tantos sellitos? ¿Cuáles sellitos?, respondió ella, pues eso que están debajo del fotomural. No son sellitos, señor Pérez, ¿de verdad es usted asesor político, cómo es que no sabe qué son? Claro que sí, dijo Pito Pérez, un poco incómodo, simplemente yo les llamo sellitos, pero conteste mi pregunta, ¿por qué tiene tantos?. Pues porque son los partidos que la abanderan, primero el tricolor y después los otros. Que no tienen fuerza supongo; supone bien, señor Pérez, pero a la hora del conteo más vale que las redes de “los otros” sumen para acá y no para los azules. Ya entiendo, más vale prevenir que lamentar. Algo así, comentó la asistente. Oiga, y acá en la tierra de la gente… ¿cómo dijo? Buena, señor Pérez, buena. Sí, claro se nota… la señora elige bien a su equipo ¿Cómo dice? Le decía que si acá no tienen broncas de falta de chambas. A decir verdad no, trabajo sí hay. ¿Bien pagado? Preguntó, Pito Pérez, y pensó: de no cuajar como asesor de candidato la armo en un trabajo tranquilo donde no me esfuerce mucho y me quede tiempo para holgazanear. Bien pagado no, la señora quiere revertir eso. Con todo respeto, cómo le va a hacer, todos dicen lo mismo: Mi prioridad es el salario digno, justo que alcance para cubrir las necesidades básicas de toda familia. Le diré, a mí ni me alcanza, a veces no como y no tengo una familia, debería ser distinto, si la señora no dice cómo le va a hacer, está difícil que la gente de por acá salga a votar por ella. Señor Pérez, cómo que no tiene para comer, qué no se supone que usted es un asesor de campañas. Sí lo soy y eso no me exenta de pasar hambre, ahora los políticos creen que no nos necesitan, que conocen el camino del triunfo y no es así, tranquila, estamos desayunando a gusto, mire, le voy a decir, lo que tiene que hacer la Señora es verse firme, sonreír, no proponer soluciones a problemas no prioritarios, acá si hay hambre, no hay calidad en la educación básica, no hay calidad en la vivienda y por consiguiente el tejido social se comienza a dañar poco a poco. A ver, páseme ese periódico que tiene ahí. La asistente hizo caso, La Jornada Aguascalientes supongo que es un diario de confiar… Mire, la señora dice que quiere traer tecnología para acá, es decir… teléfonos, transportes, radios o ¿a qué se refiere? No, señor Pérez, a la tecnología como elemento detonador de educación y riqueza. No, pues, no entiendo nada, primero la barriga llena y así tendrá el corazón contento, después ya podrá pensar y si no les da flojera como a un servidor, podrán ir viendo lo de la educación, con lo que aprendan los chamacos en las aulas que salgan y vendan lo que saben hacer, sólo así podrán pagarles más y aumentar el nivel de vida. Pero eso no se puede, señorita, dígale a la jefa que primero es lo primero, el hambre es canija y estamos acostumbrados a estirar la mano, no a ganarnos la comida, dígale a la señora que ponga atención en eso, bueno, para mí no, ya sabe, yo estiro la mano y usted me pasa el pan de dulce.

 

[email protected] | @ericazocar


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