El año pasado fueron los Doug Stamper de Aguascalientes (http://bit.ly/DougAgs) en el marco del estreno anual de House of Cards, serie que ha tenido un peculiar éxito en México. Primero porque al sernos ajena la política gringa, no tenemos las mismas molestias que los americanos al ver tanta falta de precisión en pantalla acerca de leyes, cargos y autoridades. Segundo, porque supuestamente le habla a los políticos acerca del poder y lo que tienen que hacer para volverse grandes. Tercero, a los asesores, asistentes legislativos y periodistas de política especialmente les susurra al oído, diciendo algo como “son igual que ustedes, pero en mejores oficinas y en un clima donde es posible usar sacos sin estar empapado”. En México no es raro ver a suspirantes a políticos tomándose fotos como Frank Underwood, (las manos y el anillo sobre la mesa) o citando sus frase en Facebook. Se les olvida que es un personaje de ficción y no una investigación periodística, sus situaciones son quirúrgicamente planeadas y básicamente House of es una fantasía masturbatoria acerca de un sujeto al que casi todo le sale bien ya que es más astuto que los demás. Aunque el 90% de las victorias de sus planes depende del humor de los sujetos que manipula. Digo.
Es así como ciertas verdades al estilo de poder es la gente que coleccionas, se toman como ciertas por una imberbe clase política, aquellas fuerzas básicas dentro de los partidos, que se van formando dentro de núcleos juveniles. Cada quien agarra su nicho. Que el agrario, el de las mujeres, el juvenil (ser joven por ser joven), los chavos de redes (todos, por ser chavos) y los agentes de cambios que se mueven dentro de las colonias. Son el grupo dentro del grupo, eligen un líder a quien seguir y posteriormente aquel que figura poquito hoy, mañana tendrá su séquito. Son como gremlins. Es más, es tal como los youtubers que van desintegrándose en youtubers más chicos. Werevertumorro y Wereverwero. Yayo y Chumuel. Van con un selfie stick por la calle, con sus beanies y sudaderas con prints de flores, y aquel que está al final, mañana irá adelante. Y es que veo gente de mi edad o un tanto menor que piensan en política no como una vocación de servicio, una manera de lograr riqueza o una carrera profesional, sino como la versión chafa de tener fama.
En serio. Conozco funcionarios de Aguascalientes que se apuran más en que las cámaras de Azteca o Ultra les tomen su lado bueno (historia verdadera) a decir cosas relevantes. Se vuelven adictos a dar la nota. Y a sus funcionarios de prensa les da el complejo del portero, más que generar buena información o ser el enemigo de la prensa, o lograr conversación positiva sobre las acciones de su jefe, más bien son como simples dadores de acceso a lo que se invente el funcionario. Y bueno, eso no es lejano de los jóvenes activos que entran a campañas para tomarse la foto con todo y chaleco o banderas.
Es gente que, por ponerlo en manera amable, no lo entiende (¿entendería?) a House of Cards. Más o menos la misma especie que entra a la publicidad porque quiere dormirse en un sillón y tomar un güisqui como Don Draper. Totalmente no lo captan. Y no lo estoy inventando con base en mi fanatismo enfermizo por la televisión, sino en declaracions de los creadores.
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