- La guerra contra el crimen ha sido insostenible por costos económicos y humanos
La nueva política de drogas debe dejar de criminalizar a consumidores, de perseguir cargamentos que se quedan en el país y de atender necesidades del exterior, para concentrarse sólo en las propias.
Así lo afirmó a La Jornada Aguascalientes Alejandro Madrazo Lajous, coordinador del Programa de Derecho a la Salud, del Centro de Investigaciones Económicas y Docentes (CIDE), al sintetizar que la próxima administración debe cambiar la política de drogas en tres vertientes: salud, focalización y adecuación a nuestras necesidades locales.
Se le preguntó sobre cuál debía ser la política de drogas en la próxima administración. A lo que respondió que “sin duda, la política de drogas tiene que variar. La política de drogas desplegada por el Gobierno Federal es insostenible: insostenible presupuestalmente, es insostenible en términos de costos humanos y es insostenible por lo magro, si no es que nulo de los resultados que ha ofrecido. Lo primero que hay que hacer es virar la perspectiva desde la que se entiende la política de drogas. La perspectiva desde la cual el gobierno la ha entendido durante este sexenio, es una perspectiva casi exclusivamente de seguridad”.
También estimó que la política de drogas debe tener como propósito principal y fundamental la protección a la salud, “por protección a la salud me refiero no únicamente a la protección de enfermedades, sino también a lo que es la violencia. Es decir, cuando alguien muere por una ejecución o por un enfrentamiento, se está afectando su salud por decir lo menos. Tenemos que mirar el fenómeno desde una perspectiva de salud; segundo, tenemos que mirar que los recursos que tenemos no dan para perseguir todos los delitos que están tipificados. Hoy en día dedicamos enorme cantidad de recursos y perseguimos fundamentalmente a criminales no violentos. Es más, de acuerdo a los datos que tenemos, parece que ha crecido la criminalización de consumidores; se ha perseguido más a los consumidores en este sexenio que en sexenios anteriores”.
Agregó que los consumidores no son criminales violentos que ameriten el despliegue de los recursos de seguridad, como sí lo ameritan los secuestros, las ejecuciones, las violaciones; los delitos violentos.
“Primero, salud; segundo, focalización de los recursos. Tenemos que pensar muy bien cuáles son las cosas que nos afectan a nosotros y que debemos de priorizar. Tercero, y esto es fundamental, tenemos que entender que la política de drogas debe estar diseñada a nuestras necesidades y no a las necesidades de Estados Unidos y tampoco a las necesidades de la política internacional”, señaló.
No son las mismas necesidades de Estados Unidos que las mexicanas, “hoy en día invertimos una enorme cantidad de recursos en intentar detener los cargamentos de cocaína para que no lleguen a Estados Unidos.Eso no tiene sentido en muchas facetas: de entrada, hemos logrado dispersar esos cargamentos de cocaína en el territorio nacional. O sea, evitamos que lleguen a Estados Unidos, pero provocamos que se queden en el territorio nacional. Eso no tiene sentido para nosotros. Estamos invirtiendo recursos en perseguir cargamentos de sustancias, antes que en perseguir delincuentes violentos”, enfatizó.
Añadió que “le pone más prioridad el Estado a perseguir un tráiler de cocaína que va dirigido a Estados Unidos, que a perseguir a una banda de secuestradores que tiene como víctimas a los mexicanos”.
Se tiene que focalizar y pensar muy bien cuáles son nuestras necesidades; “y no sólo nuestras necesidades como mexicanos, sino cuáles son las necesidades de cada comunidad. Repito: no es lo mismo las necesidades de una comunidad rural en Oaxaca, que una comunidad urbana en la Ciudad de México en términos de política de drogas”.
Entonces, sería: perspectiva de salud, focalización, adecuación a nuestras necesidades y a nuestras necesidades locales. “Ahora que la Ley de Narcomenudeo le da facultades a los estados para intervenir en la materia de la política de drogas, cada estado tiene necesidades distintas; tiene problemas distintos de drogas. No es lo mismo el problema de consumo que hay, por ejemplo, de solventes en la zona conurbada del Valle de México, que el problema de consumo de marihuana que puede haber en los centros vacacionales en las costas de Oaxaca, comparó.
“Si tratamos a todas las drogas y a todas las comunidades de la misma forma, sin duda, en algún lugar vamos a fracasar.Yo sintetizaría el problema de la nueva política de drogas en: salud, focalización y adecuación a nuestras necesidades, específicamente a nuestras necesidades locales”, concluyó.