Las mujeres de ENIAC / Hombres (y mujeres) que no tuvieron monumento - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Para Rodolfo Rafael Medina Ramírez. Él ya sabe la razón.

 

“No teníamos manuales para la ENIAC. Aprendimos a programarla estudiando los diagramas lógicos. Qué bendición. Hicimos todo desde el principio. Aprendimos cómo funcionaban las computadoras. Nos ganamos el respeto de los ingenieros desde el comienzo porque realmente entendimos lo que estábamos haciendo y pudimos corregir mejor que ellos los errores, pues teníamos nuestros programas de pruebas así como el conocimiento sobre la computadora”. En esas palabras de una de ellas se resume perfectamente la experiencia de las llamadas mujeres de ENIAC, acrónimo de Electronic Numerical Integrator And Computer.

Mauchly y Eckert, dos ingenieros y hombres, son los que pasaron a la historia como los creadores de la primera computadora electrónica de propósito general, aunque concebida para calcular problemas complejos de artillería, pero la mayor parte de la labor fue realizada por seis mujeres que se ocuparon de programarla. Consideradas en aquella época como “sub-profesionales”, quizá por una cuestión de género o, quizá y también, para reducir gastos laborales en una época en que la diferencia entre los sueldos masculino y femenino era abismal, las seis programadoras destacaban por ser hábiles matemáticas y lógicas, inventando la programación a medida que la realizaban.

“Actuar como niñas, portarse como mujeres y trabajar como esclavas”

Betty Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Ruth Lichterman Teitelbaum, Frances Bilas Spence, Marlyn Wescoff Meltzer y Betty Snyder Holberton aparecen en muchas de las fotos posando junto a la enorme supercomputadora. Durante muchos años, la mayoría del público que veía esa foto no se detenía a pensar en ellas junto al enorme entramado de acero y los que lo hacían pensaban en secretarias posando. De hecho la mayoría de los pies de foto se referían a ellas, sin ni siquiera nombrarlas como las “refrigerator ladies”, como si fueran una modelo más de anuncio publicitario que en lugar de electrodomésticos vendía el avance tecnológico de los Estados Unidos.

Los hombres habían construido el hardware. Ellas estaban allí para trabajar en el software el software. Su tarea consistió no solo en desarrollar partiendo de cero los programas con que debía correr ENIAC, sino, cuando ya lo tenían resuelto, entrar a la sala donde estaba el enorme aparato, y proceder a la programación, algo que en aquella se hacía no con líneas de código sino conectando clavijas y cables que en ese caso en concreto eran más de seis mil. Desde 1943 hasta 1946 esas seis mujeres estuvieron trabajando jornadas enteras en el proyecto que sólo daría fama a dos de sus “compañeros”.

Estas seis mujeres fueron seleccionadas de entre las 80 “computadoras” para realizar el mismo cálculo, pero usando el ENIAC. Ellas, no solo debieron programar en lenguaje de unos y ceros sin ningún tipo de ayuda, ni manuales de programación, más que la documentación del cableado de la máquina realizada por los hombres, sino que también les era negada la entrada a la sala del ENIAC, (por seguridad militar, hasta el momento que tenían todo preparado para la programación física).

“Usted estaría en casa mejor cuidando niños en lugar de estudiando aquí matemáticas”, fueron las palabras de uno de sus profesores que no lograron desmoralizar a Betty Snyder Holberton, una de las mejores calificaciones de su generación en una carrera que nunca acabó decantándose por el periodismo. Aún sin título su habilidad le hizo ser programadora de ENIAC. Tras la supercomputadora siguió en la programación de lenguajes como COBOL y Fortram.


Jean Jennings Bartik estudió matemáticas en el Northwest Missouri State Teachers College de Misuri, destacando por su habilidad para el cálculo diferencial. Tras trabajar en ENIAC, continuó su carrera con BINAC y UNIVAC I. Terminó su vida laboral con un trabajo de editora en el campo de los materiales vinculados al desarrollo de alta tecnología de la información.

Kathleen McNulty Mauchly Antonelli se graduó con los máximos honores en matemáticas por el Chestnut Hill College para mujeres de Filadelfia. Fue seleccionada para trabajar como programadora de ENIAC, como todas sus compañeras, por sus grandes dotes para el cálculo en general y para las ecuaciones diferenciales en particular (¡ecuaciones que resolvían a mano!) Fue trasladada al Aberdeen Proving Ground Ballistics Research Lab, con ENIAC, cuando la máquina fue colocada en dicha instalación hacia allí en 1947, junto con Ruth Lichterman, ya que sus otras compañeras habían decidido abandonar el proyecto.

Marlyn Wescoff Meltzer se graduó en la Temple University de Filadelfia. Fue contratada por el Moore School of Engineering para trabajar en cálculos meteorológicos, principalmente porque ya sabía operar máquinas de calcular. Pocos años después se sumó al equipo de cálculo de trayectorias balísticas y, algo después, al equipo original de programadoras en ENIAC. Más tarde renunciaría a toda su trayectoria para contraer matrimonio.

Ruth Lichterman Teitelbaum se graduó en Matemáticas en el Hunter College de Nueva York. Seleccionada para el proyecto de trayectorias balísticas del Moore School of Engineering, posteriormente pasó al grupo de programación de ENIAC.

Fue la investigación de Kathy Kleiman, en la década de los ochenta, sobre aquellas seis mujeres las que las colocó en el lugar que merecía llevándolas a ingresar en el Salón de la Fama de la Women in Technology International en 1997. Betty Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Ruth Lichterman Teitelbaum, Frances Bilas Spence, Marlyn Wescoff Meltzer y Betty Snyder Holberton que ni siquiera habían sido invitadas a la cena de gala donde se anunció públicamente el proyecto.


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