Breves apuntes de la historia de las elecciones en Aguascalientes (VII) / Debate electoral - LJA Aguascalientes
25/11/2024

Siguiendo a Agustín R. González y su Historia del Estado de Aguascalientes, antes de la mitad del siglo XIX gobernaba Aguascalientes Felipe Nieto, cuya administración mereció las mejores críticas del historiador, para posteriormente sucederlo Felipe Cosío, quien pasa a la historia, entre otras cosas, por haber establecido el tribunal de justicia.

La problemática política de aquel entonces, más allá de que durante ese tiempo se expidió la convocatoria para gobernador que fácilmente ganó Cosío gracias a su popularidad, fue que las demás entidades de México reconocieran al naciente Aguascalientes, recién separado de Zacatecas, cosa que según la crónica, obtuvo ya que “…desde Nuevo México y la Alta California hasta Yucatán, y desde Sonora y Sinaloa hasta Veracruz, todas las entidades federativas, menos Zacatecas (por razones obvias), establecieron relaciones oficiales con los poderes de Aguascalientes”, cuestión que no se logró del Gobierno de la Federación.

Justo por esos años, como he mencionado en entregas anteriores, el Congreso constituyente emite el Acta de Reformas de 1847, que reformó la Constitución del 24, en la cual no aparece Aguascalientes como un estado parte integrante de la Federación, lo que hizo asumir la reagregación a Zacatecas, algo que la población no toleró, no así el único diputado al Congreso de la Unión, Miguel García Rojas, quien en la más alta tribuna no defendió la recién lograda independencia.

Aguascalientes siguió figurando como estado de hecho, aunque caciques regionales utilizaron el río revuelto para su ganancia: Rincón de Romos y Calvillo se separaron del estado y Asientos quiso seguir su ejemplo. Para 1848 descendió el estado a la categoría de partido zacatecano, sin embargo no existió autoridad administrativa sujeta a la autoridad de la nueva capital, en parte por un ejercicio de patriotismo y en parte por temor a la ira popular, ninguna persona se prestó a desempeñar un cargo público. Quedó una fuerza militar zacatecana a cargo del estado, pero sin posibilidad de funcionar ejecutivamente y al estar desarmados, se repliega a los cuarteles y terminan por emprender la retirada.

Acéfalo el Partido, la sociedad se organiza para hacer frente a las necesidades sociales más apremiantes, de manera tal que no permite una nueva entrada de milicia zacatecana enviada desde la capital del Estado. Ante este escenario el Gobierno Federal declara a la prensa que, lamentando los sucesos, no se opone a la figuración de Aguascalientes como un estado, siempre y cuando se agoten las instancias y los recursos legales para ello. En estas fechas, es nombrado jefe político Don Jesús Terán, quien promueve la educación bajo su mandato, con tal éxito que al ser sustituido por Atanasio Rodríguez, Terán se dedica a la dirección del colegio.

Hacia 1850 se registra un proceso electoral para integrar la legislatura de Zacatecas. Contienden por las diputaciones dos partidos: el “duendil”, al que pertenecía el jefe político y una parte del Ayuntamiento, y el “triple” que tenía su fuerza entre algunos munícipes, el jefe de armas y la mayor parte de los hacendados, disputándose, en lo que concierne a Aguascalientes, dos curules, la jefatura política, el mando de una guarnición, dos juzgados de primera instancia, la aduana y la oficina de contribuciones directas.

De acuerdo con el historiador, al hacer la crónica de ese proceso, advierte que “…las elecciones tenían lugar de la manera más escandalosa: el colegio electoral fue convertido en una plaza de mercado, en un campo de Agramante. Los contendientes se cambiaron insultos de esos que dejan una huella imborrable, un recuerdo amargo, un odio profundo, y Flores Alatorre se avalanzó sobre Carrión, a quien antes había recriminado, formulando contra él cargos que sólo un juez puede hacer a un reo convicto y confeso. El tumulto concluyó siendo elegidos diputados los licenciados Terán y Jayme”.

Con el triunfo “triple”, el partido “duendil” que debe su nombre a la publicación El Duende, utilizó precisamente ese medio de comunicación para insultar y calumniar a los vencedores. Situación que se agravó por ese entonces, debido a la carestía en las cosechas y la invasión del cólera que mermó la población en más de doce mil víctimas solamente en el Partido de Aguascalientes. Así se registró en la historia, los sucesos en uno de los primeros procesos electorales que se tienen documentados en el naciente Aguascalientes.

 


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