Colegio de Estudios Estratégicos y Geopolíticos de Aguascalientes, A.C.
Moscú, Federación Rusa. 22 de febrero de 2016. Con su típica sonrisa socarrona, mezcla de tigre siberiano y halcón de las estepas, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, informa que ha sostenido una conversación con su par estadounidense, Barack Obama. El mandatario moscovita agrega: “Estoy convencido que los esfuerzos conjuntos acordados con los Estados Unidos son capaces de cambiar radicalmente el curso de la situación de crisis en Siria”.
Amenazador, Putin concluye: “En cuanto al Estado Islámico, Frente al Nusra y otras organizaciones terroristas, reconocidas como tales por el Consejo de Seguridad de la ONU, serán completamente excluidas del cese del fuego. Los ataques contra ellos van a continuar”.
La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual pretende explicar por qué el cese al fuego parcial en Siria parece haber vindicado la postura de Vladimir Putin respecto al conflicto en Levante.
Propios y extraños reconocen que la ofensiva aérea rusa, lanzada el 30 de septiembre de 2015 y luego complementada con ataques desde plataformas navales, alteró el curso de la guerra en Siria. Hasta antes de esa decisiva fecha, las tropas del Ejército Árabe de Siria estaban en retirada, pues sus adversarios, los opositores “moderados”, financiados por Arabia Saudita, Qatar y Turquía, y grupos extremistas como el Estado Islámico y el Frente al-Nusra, se encontraban en la pleamar de su preponderancia.
El oso ruso, reticente a aventuras militares allende el espacio postsoviético a causa de la experiencia brutal en Afganistán, hubo de ser convencido por el gato persa, el cual fue personificado por el general de la Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani, quien viajó a la capital rusa para parlamentar con Vladimir Putin.
El mensaje de Soleimani fue brutal: las tropas del presidente de Siria, Bashar al-Assad, estaban, en términos boxísticos, “contra las cuerdas”. Por lo tanto, sólo una acción conjunta de Irán y Rusia podría salvar a al-Assad de ser derrotado. Para edulcorar su recado, el general iraní ofreció al estadista ruso el envío de miles de milicianos chiíes provenientes de Afganistán, Irak y El Líbano, los cuales serían asesorados por oficiales de las Fuerzas Especiales de iraníes, los Quds.
La ofensiva aérea rusa en Siria tomó desprevenidos a casi todo el mundo, excepto a los eficientes servicios de inteligencia de Israel. A pesar de la actitud provocadora de Turquía, la cual tensó la situación con el derribo de un avión caza ruso, el avance de los aliados de al-Assad fue lento pero seguro: cientos de kilómetros cuadrados de territorio sirio, en manos de la oposición “moderada” y de los extremistas del Estado Islámico, fueron recuperados por los leales a al-Assad.
Más aún, después de los atentados terroristas de París, ocurridos el 13 de noviembre de 2015, Putin encontró un interlocutor válido en el presidente de Francia, François Hollande, quien supo tomar la zarpa que le ofrecía el oso ruso para combatir al enemigo común: el fanatismo musulmán.
¿Por qué decir que el cese al fuego parcial es una vindicación de la estrategia de Vladimir Putin?
Primero, Rusia asegura sus objetivos más valiosos en Siria: la base naval de Tarso, el puerto y base aérea de Latakia, y la protección de los yacimientos de gas natural en el Mediterráneo oriental. “Putin juega ajedrez. Él sabe que moviendo las piezas correctas en Siria, él puede influenciar los mercados energéticos en la región”1.
Segundo, en términos geoestratégicos, “Putin socavó la suposición global en la Europa de la post Guerra Fría -de que Rusia estaba contenida”2.
Tercero, la legalidad de la intervención rusa ha sido validada, nada más y nada menos, por el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Arabi, quien comentó: “Sabemos que las fuerzas rusas están en Siria a solicitud del Gobierno de Bashar al-Assad. Está permitido bajo la ley internacional por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”3.
Finalmente, Turquía, uno de los principales promotores del derrocamiento de Bachar al-Assad, debe “darse cuenta que la entrada de Moscú en la ecuación siria ha eliminado todas las opciones de Ankara y su libertad de acción ahí. Y Ankara no puede derrotar a Rusia diplomáticamente. Más todavía, guste o no, Moscú está bien posicionado para forjar un acuerdo político en Siria”4.
Todo lo anterior permite afirmar que, por el momento, Vladimir Putin ha salido victorioso de su ordalía en Siria. Ahora falta que Arabia Saudita y Turquía acepten el acuerdo entre las superpotencias.
Aide-Mémoire.- Boris Johnson y Donald Trump representan el triunfo de los políticos antisistema.
1.- Katusa, Marin. The Colder War: How the Global Energy Trade Slipped from America´s Grasp. Wiley, Hoboken, 2015, p. 175
2.- Kaplan, Robert D. In Europe´s Shadow: Two Cold Wars and a Thirty-Year Journey Through Romania and Beyond. Random House, New York, 2016, p. 148
3.- http://goo.gl/fi4po7
4.- http://goo.gl/Tn5arZ
EXCELENTE artículo! Porfin un punto de vista desde una perspectiva no “imperio occidental” Enhorabuena ! 😀