- Entrevista a Esteban Illades, autor de La noche más triste
- Los hechos de Ayotzinapa no fueron aislados, tenemos que hablar de todo esto como un conjunto y preguntarnos qué es lo que realmente está pasando
El 26 de septiembre de 2014 marcará una fecha puntual para entender el México contemporáneo. La desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa a manos de policías municipales de las ciudades de Iguala y Cocula, en Guerrero, que los entregaron a células de sicarios del cártel Guerreros Unidos, desenmascaró con furia hasta dónde llega el poder corrupto del narcotráfico en nuestro país.
Una de las primeras voces que intentó desentrañar el misterio de lo sucedido esa noche en Iguala fue la del periodista y editor Esteban Illades, quien escribió un largo reportaje que se publicó en la revista Nexos titulado La noche más triste (http://www.nexos.com.mx/?p=23809), publicado el 1 de enero del 2015. En ese reportaje el maestro en periodismo por la Universidad de Columbia nos hablaba de las muchas dudas y muchas preguntas que la investigación oficial encabezada por la PGR no ha logrado subsanar.
A partir de dicho reportaje, Esteban Illades realizó una investigación para contextualizar y dar más datos sobre la profunda desigualdad que vive el estado de Guerrero, para conocer la violencia política que ha golpeado a la entidad desde los años 30 del siglo pasado, protagonizada en muchas ocasiones por las fuerzas armadas del país, quienes han sido señalados de diferentes delitos y violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de la población civil del estado, además de permitirnos conocer los estragos que la llamada “guerra contra el narco” ha llevado a la entidad. El resultado es el libro La noche más triste, publicado por la Editorial Grijalbo el año pasado.
Javier Moro Hernández (JMH): Esteban, lo primero que quería preguntarte es, si después de todo lo que investigaste para escribir el libro de La noche más triste, ¿se puede decir que existe una verdad histórica en el caso de Ayotzinapa?
Esteban Illades (EI): No, por supuesto que no, no se puede decir que exista una “verdad histórica” sobre este tema, de hecho me parece es un término erróneo, pues para tener una “verdad histórica” tendríamos que tener todos los hechos, todos los datos, tendríamos que tener todo claro y hasta la fecha esto no es así, tenemos muchas dudas, aún faltan muchas cosas por saber, yo diría que lo que puede haber, por parte de la Procuraduría, es una “verdad jurídica”, que es la que presentará ante jueces y tribunales, y dirán “esto es lo que sucedió para efectos de la sentencia, pero no, estamos muy lejos de tener una “verdad histórica”, estamos muy lejos de ella.
JMH: En tu libro mencionas que siguen existiendo muchas dudas, muchas preguntas, a pesar de las investigaciones de la Procuraduría. Quería pedirte que nos mencionaras las que consideras más importantes dentro de la investigación que has realizado.
EI: La primera, y más importante que tenemos, es por qué razón desaparecieron los estudiantes, y podemos aventurar teorías con la información que tenemos, por ejemplo, la más fuerte es la de que hubo una confusión, que es la teoría más fuerte de lo que yo he podido ver, que los confundieron con el cártel de Los Rojos, que es un cartel rival de los Guerreros Unidos, que es el cartel que controla Iguala, pero no sabemos por qué los confundieron, porque hay miembros del cartel que apuntan hacia el jefe de plaza, Gildardo López, alias El Gil (*), apuntan hacia él y dicen que “él fue quien dio la orden” o “fue él el que los confundió”, pero desconocemos la razón y hasta que él no lo diga sólo podemos saber lo que los demás miembros de los Guerreros Unidos dicen. Otra duda, por ejemplo, es que en la zona del basurero de Cocula, que es el lugar donde según la versión presentada por la PGR se cremaron a los 43 estudiantes, no se han encontrado restos metálicos, como botones, cadenas, tapaduras de dientes, que es muy común tener, sangre o ADN, la misma CNDH en su informe quienes rindieron un informe recientemente comentaron que deben analizarse restos de sangre que se han encontrado en una camioneta de redilas abandonada en Mezcala, a unos kilómetros de Iguala, para saber a quién corresponden, porque la investigación según la comisión tiene muchas carencias.
JMH: ¿Qué representa este caso de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa para la sociedad mexicana y para el Estado mexicano?
EI: Sin duda representa un parteaguas, antes de Ayotzinapa ya empezábamos a ver con el hecho de Tlatlaya, que sucedió unos meses antes, de que no sólo estábamos hablando de seguridad y narcotráfico, porque cuando entra Enrique Peña Nieto a la presidencia en 2012, la impresión que yo tuve es que nunca se habló de la seguridad, yo pensaba que las campañas íbamos a discutir seriamente de narcotráfico y seguridad, iluso pensaba que las campañas iban a servir para discutir sobre los 60 mil fallecidos del sexenio anterior y replantear algo, pero las campañas se desarrollaron en una especie de burbuja, en un vacío, que no tocó nada de esto, y cuando Peña entra lo primero que se hizo fue cambiar el aparato de seguridad, se creó la Comisión Nacional y se desapareció la Secretaría de Seguridad Pública y se empezó hablar de las reformas, se empezó a hablar de “Mover a México”, y muchos se sorprendieron cuando dos años después suceden los hechos de Tlatlaya y después de Ayotzinapa, y se habló del “regreso de la barbarie”, más bien, yo creo que la barbarie nunca se había ido, entonces sí, Ayotzinapa es un parteaguas que nos regresa a preguntarnos qué está sucediendo en el país, si estamos haciendo lo adecuado para evitarlo o si en realidad estamos haciendo algo, porque ahora ya estamos hablando de estos temas, pero lo estamos haciendo en pedazos, y los hechos que suceden en nuestro país siguen siendo muy dolorosos, porque después de Ayotzinapa sucedió lo de Apatzingán, sucedió la fuga del el “Chapo” Guzmán de un penal de alta seguridad, tenemos muchos eventos trágicos en nuestro país y tendemos a ver todo esto como hechos aislados, pero la verdad es que ya tenemos que replantearnos todo lo que está sucediendo en el país, porque los hechos de Ayotzinapa no fueron aislados, tenemos que hablar de todo esto como un conjunto y preguntarnos qué es lo que realmente está pasando.
JMH: Haces un recuento sobre la llamada guerra contra el narco para contextualizar lo que sucedió la noche del 26 de septiembre de 2014, retrocedes en el tiempo para que el lector se pueda ubicar qué pasó en el país para que estos hechos pudieran suceder.
EI: Es que hablar de la noche del 26 por sí sola no sirve de mucho, tenemos que retroceder en el tiempo, podemos saber, más o menos qué pasó y por qué, pero no podemos llegar muy lejos, entonces ya sí ves las causas más inmediatas de lo que venía sucediendo en Iguala, o te preguntas ¿Por qué nadie había volteado a Iguala en los años recientes? Y sí ves que José Luis Abarca ya estaba investigado por la Fiscalía de Guerrero por el homicidio de un opositor, una investigación en la que se dice que él mismo apuntó y jaló el gatillo del arma en el homicidio contra Arturo Cardona y se le investigaba también por el asesinato de Justino Carbajal, otro opositor, y ves eso y te tienes que preguntar ¿Cómo es que nadie volteó a ver lo que pasaba en Iguala? ¿Cómo es que nadie dice nada? Por otro lado tienes el narcotráfico, Guerrero es el principal productor de heroína en estos momentos en el país, un producto que está teniendo un boom de ventas en Estados Unidos, en donde llega a alcanzar precios muy altos, y que los grupos que surgieron después de la muerte de Arturo Beltrán Leyva se están disputando esa producción que representa millones de dólares, tienes un contexto problemático, junto con la pobreza que azota el estado desde hace años, es uno de los tres estados más pobres del país, con problemas de seguridad alimenticia, atención médica, de educación, y ves a los estudiantes de la Normal Rural que tiene una situación de enfrentamiento constante con el gobierno estatal, que les quita presupuesto para alimentación, por ejemplo, cuando los estudiantes tienen un presupuesto asignado de menos de 30 pesos para alimentación diaria, que es un presupuesto raquítico, infame, juntas todo esto y tienes un caldo de cultivo explosivo, en donde es posible que se generan tragedias como las que pasó en la noche de Iguala.
JMH: La situación de Guerrero me parece muy importante tocarla, mencionarla, también haces un análisis de la situación política del estado haciendo referencia a toda esta tradición de represión y cacicazgo que ha azotado desde hace muchos años al estado.
EI: Por un lado todos los indicadores que tenemos son terribles, por ejemplo Coneval menciona que en Guerrero bajó el índice de pobreza del 27% al 21%, lo cual significa que tienes al 21% de la población de un estado viva con 900 pesos al mes en una casa, que tenga carencias alimentarias, que tengas carencias de servicios básicos y lo juntas con historias como la del general Aburto, que fue gobernador y que mandó reprimir manifestaciones de civiles abriendo fuego en contra de ellos, tienes el caso de Rosendo Radilla, que es una desaparición forzada que fue perpetrada por el ejército, tienes los vuelos de la muerte que realizó el ejército para deshacerse de personas vivas para que murieran en el océano, tienes casos de represión en los años 90 como el de Aguas Blancas, es decir, puedes ver toda esta historia de un maltrato por parte del gobierno hacia la población, y esto también te permite entender por qué suceden estas cosas.
JMH: En una entrevista reciente te preguntaban si México es un Estado fallido. En ella contestabas que no, pero tal vez Guerrero sí pueda cumplir con las condiciones para ser considerado un estado fallido ¿Qué piensas al respecto?
EI: A nivel federal es muy difícil decir que México es un estado fallido, tenemos lugares como Yucatán, con índices muy bajos de inseguridad, Campeche por ejemplo, pero también tienes lugares como Tamaulipas que ahorita es un hoyo negro informativo y no sabemos bien a bien qué es lo que está sucediendo, y Guerrero sin duda podemos hablar de un estado fallido, un estado con municipios como Iguala en donde el gobierno era realmente el narcotráfico, algo que a mí me impresiona mucho, porque aquí tenemos el primer caso documentado en el cual ya no estamos hablando de una relación de amistad o colusión entre el gobierno y el narcotráfico, en Iguala los Guerreros Unidos controlaban la policía de ese municipio, la policía del municipio de Cocula, tenía acceso a la nómina municipal, el alcalde desviaba dinero para el cártel local y nadie alzó la mano, nadie dijo “oigan, está pasando esto”, entiendo que el miedo impide muchas cosas, pero visto es retrospectiva y conociendo todos estos antecedentes, se podía haber evitado lo sucedido.
JMH: Después de haber publicado el reportaje La noche más triste en la revista Nexos, ¿cuánto tiempo te llevo la escritura del libro?
EI: Todo esto lo empecé en octubre del 2014, empecé a investigar los antecedentes de Iguala, de Guerrero, en noviembre hice un primer intento de escribir una explicación sobre lo sucedido aquella noche, basado en lo declarado por los estudiantes sobrevivientes en ese entonces, pero se necesitaba entender el contexto, saber qué sucedió después del 26 de septiembre, porque no nos podemos quedar con lo que sucedió sólo esa noche. Este libro se cierra el 20 de abril, pero siguen sucediendo muchas cosas, como el informe de los expertos de la CIDH, que es un informe muy importante, porque ellos tuvieron acceso directo a la investigación, el informe de los forenses argentinos. Esto nos da mucho espacio para seguir investigando e indagando cuáles son las razones y lo que realmente sucedió el 26 de septiembre.
(*) Gildardo López, el Gil, fue detenido en la ciudad de Taxco, Guerrero, en septiembre del 2015.