Spotlight: del periodismo al circo / Cinefilia con Derecho - LJA Aguascalientes
22/11/2024

 

 

 

Spotlight es la gran promesa de los Oscar, la esperanza que un cine ad-hoc como el de González Iñárritu, sea desplazado por un cine alternativo norteamericano que piensa, que critica y, sobretodo, que no sigue los convencionalismos de Hollywood más preocupado por el producto de masas. Dirigida y escrita por Thomas McCarthy (también guionista de la excelente Up de 2011), trata sobre hechos reales basados en cómo una unidad de investigación del periódico Boston Globe sacó a la luz pública un escándalo de sacerdotes pederastas en Massachusetts, esta publicación le valió ganar en el 2003 el prestigioso premio Pulitzer.

De Spotlight dejaré de lado el tema de la pederastia en la Iglesia católica, mi postura es muy clara: que a todo aquel que haya abusado de un niño se le procese penalmente sin el menor miramiento, de igual forma para todos aquellos que bajo cualquier circunstancia los hayan encubierto. Por otro lado, me son más interesante dos cuestiones que son rescatadas en la cinta: el periodismo de indagación y aquella vieja prensa forjada entre los ruidos de máquinas de escribir, cientos de tazas de café y miles de cigarrillos; de este último ya sólo nos quedan algunos periodistas de la vieja guardia que aún, a cualquier hora del día, despiden ese inconfundible tufo a tabaco. Ver en toda la trama cómo los reporteros se documentan sin fuentes digitales es nostálgico y la construcción de la verdad histórica con base en indicios es fascinante.

El periodismo de investigación en México está en crisis, parece que se enfanga con el circo, y no me refiero sólo a este adjetivo que acuñó Mario Vargas Llosa (Circo y Periodismo, El País, 23 de enero de 2016) para la malísima entrevista que, vía Kate del Castillo, hizo un actor (en pésima interpretación de periodista) al Chapo Guzmán, sino de la prensa nacional, en especial los medios más progresistas y críticos; la portada de Proceso de la semana pasada (número 2049) presenta una averiguación hecha en conjunto con Carmen Aristegui, el contenido es sumamente banal, pero además de ello, es imprecisa y lejos de hacer un auténtico periodismo de búsqueda, forzó hechos e interpretaciones para llamar poderosamente la atención ¿Con qué  fin? Sólo puedo encontrarlo en las palabras del autor de La niña mala: “sólo se entiende por la extraordinaria frivolidad que contamina la vida política de nuestro tiempo, en el que las imágenes han reemplazado a las ideas y la publicidad determina los valores y desvalores que mueven a grandes sectores ciudadanos.”

No veo en el artículo de Jenaro Villamil otro objetivo que uno mediático, no en balde el timing elegido para publicarlo es el contexto de la visita de SS Francisco. Un reportaje dirigido a chairos, sospechosistas e izquierdosos ávidos de conspiraciones, hasta en la boda eclesiástica del presidente. Lo más triste son los delgados hilos con los que pretende sustentarse, la revista Etcétera en un excelente artículo (La trama novelesca de Proceso y Aristegui noticias) ya ha dejado constancia de todas las imprecisiones y falacias, por lo que remito al lector a este escrito de Irasema Rodríguez (http://goo.gl/xnDTdC). En Aguascalientes ni soñemos con el escudriñamiento y la exploración, hay por ahí uno que otro freelance que producen un poco, pero los diarios y medios de comunicación están más preocupados por su fabricación diaria que les asegure la supervivencia. Cero recursos destinados, ya no digamos a crear alguna unidad de investigación, sino por lo menos a conseguir un asesor que les auxilie para evitar errar en sus comentarios. Hay páginas web de noticias que son una auténtica podredumbre, sólo publican chismes o boletines a cambio de su pago mensual.

En el país hace falta más periodismo de investigación, esta ausencia creo que es producto de distintos factores, ya sea la dependencia de los medios de comunicación de recursos gubernamentales (todos cobran de alguna u otra forma), el poco interés del lector por esta clase de cuestiones e incluso por la temible sombra del crimen organizado. Los públicos que se interesan por el análisis cada vez son menores, por eso es grave que medios angulares, que se habían distinguido por indagaciones serias, como Proceso y Aristegui, tengan un tiempo cayendo en trivialidades que ponen en peligro su prestigio, pero sobre todo el futuro del periodismo en México.

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