Estimadas lectoras y lectores, como sociedad hemos iniciado el año con preocupación, el asesinato de la edil de Temixco, Gisela Mota, cometido en Morelos, nos volvió rápidamente a la realidad fracturada que vive México. Pronto quedó atrás las celebraciones de la Nochebuena, el año nuevo, los deseos institucionales y los mensajes de los gobernantes y suspirantes, asegurándonos que todo estará bien, que vienen los mejores tiempos para nuestro país. Y más tardaron en mandar sus mensajes que en cuanto una ráfaga rompe el amable silencio de la falsa paz por la que quieren que sigamos votando y otra vez asesinatos aquí y allá mientras la complicidad, ausencia y omisión del Gobierno Federal abandona la posibilidad de verdaderamente construir un país justo.
Ni las luces del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sigilosamente el Gobierno Federal se reserva sus comentarios, lo verdaderamente impactante, triste y desolador para una familia, su comunidad y el resto del país, la ejecución de una mujer, deja inerte al gobierno, no hay mayor crueldad porque como sociedad lo menos que esperamos es que en la plazas públicas y en los espacios políticos partidistas y de gobierno se planteen acciones que tiendan a la justicia y no a la impunidad, pero México es un desastre.
La reciente recaptura del capo Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, pone en escena la urgencia de recomponer la imagen de un gobierno que desde su inicio se ha venido desmoronando con mentiras y desde luego actos de corrupción. El despliegue que se hace como respuesta a una supuesta llamada anónima de la ciudadanía denunciando movimientos inusuales en un domicilio que jura la titular de la PGR Arely Gómez es donde encontraron al Chapo tiene muchas dudas, cuándo se había visto que se atienda con esa magnitud una denuncia ciudadana, desde luego que no es creíble y luego resulta que tampoco es que lo detienen en ese domicilio, ni en las alcantarillas que minuciosamente vigilaron como aseguraron las autoridades, adelantándose supuestamente a su modus de escape, sabían que el Chapo usaría el conducto de aguas pluviales y por eso destaparon las más de doscientas coladeras para que no se les escapara, pero resulta que en la más reciente versión, sí se les escapó, porque tampoco lo detienen en la alcantarilla, sino que logra salir de estos conductos y roban un auto que posteriormente abandonan y al robo del segundo auto para escapar es cuando entonces son aprendidos, así es como se han ido modificando y componiendo las versiones, en otro absurdo mandan al detenido y más buscado delincuente no sólo en México también en el país vecino del norte al penal (casi) de alta seguridad del Altiplano, que fue de donde se escapó por aquel famoso túnel, pues ahí mismo lo mandan y de nuevo sale la comisión nacional de seguridad a decir que el penal está reforzado y “ahora sí no se nos va”. Finalmente, el caso está en un punto donde todo indica que el temido capo será extraditado a los Estados Unidos, porque sencillamente el dilema no es la “seguridad” del Altiplano, patio de castigo de Eruviel Ávila encargado de despacho del Estado de México, el caso son los altos niveles de corrupción en el sistema penitenciario y en la procuración de justicia, en un sistema político que se sienta a todas luces a negociar con los delincuentes que han sumido a este país en una guerra sin fin.
El ridículo del gobierno mexicano que alardea sobre el poder de las instituciones, la pronta respuesta a la ciudadanía y la coordinación intachable de las instituciones de seguridad nacional nuevamente se ven empañados por la portada de la revista Rolling Stone que difunde una entrevista hecha por el actor Sean Penn y por quien facilita y asiste también a esta reunión-entrevista tomado un papel activo importante la protagonista de La reina del sur, Kate del Castillo, otro gajo más que sigue rompiendo la imagen del Gobierno Federal revolcándose en lo chusco, todos sabían dónde estaba Joaquín Guzmán, haciéndola de primer actor, además de la burla en las redes sociales en los eventos de fama mundial como la 73 edición de la entrega de los Globos de Oro llevada a cabo en Los Ángeles, el caso fue tema de chistes, de muchísimas declaraciones de personajes públicos, de incontable número de columnas periodísticas y editoriales, y el gran común denominador es que no queda clara la versión oficial sobre los hechos de detención del Chapo al mismo tiempo una encuesta señala que el 65% de la ciudadanía mexicana cree que el capo se va a volver a escapar del Altiplano. La credibilidad del gobierno sigue estrepitosamente a la baja pese a la gran inversión que hicieron con esta última escena.
Enrique Peña Nieto y su administración ha intentado por todos los medios levantar su maltrecha imagen, la respuesta colectiva a la detención de Guzmán Loera fue ¿por qué no se ha hecho el mismo esfuerzo coordinado para encontrar a los 43 estudiantes desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa?
Todo lo anteriormente citado puede ser refutado, porque finalmente este es un análisis político que señala al Gobierno Federal como un verdadero desastre, lo que es irrefutable y entonces sí nos detiene como sociedad a pensar sobre lo que se avecina para este recién estrenado 2016 es una crisis como nunca se había vivido porque además del terrible panorama de violencia y narcoestado que padece México estamos mirando cómo se acerca la sombra perversa de la economía neoliberal devastadora para este país tan dependiente, el golpe de 18.30 del dólar la semana pasada, cuando en el 2012 justo a la entrada del gobierno peñista se cotizaba al $12.60 fue muy duro, nadie puede negar que esta vez el caso Chapo Guzmán, a diferencia de otras veces, es el distractor de un muy mal presagio que nos atañe a todo el país, porque a estas alturas nadie ni Jorge Mario Bergoglio podrá distraernos para fingir que no sentimos la devaluación.
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