En alguna ocasión Lemmy Kilmister, bajista, cantante y letrista de Motörhead dijo: “La gente no se vuelve mejor cuando muere, sólo hablan de ellos como si lo fueran, ¡pero no es cierto! Todavía son idiotas, ¡son idiotas muertos!, no tuve realmente una vida importante, pero al menos fue divertida”. Es imposible, en este momento, no recordar aquellas palabras, precisamente porque el 28 de diciembre del año 2015 que recientemente terminó, además de que, si tomamos en cuenta estas palabras de Lemmy, resultan absolutamente coherentes con el espíritu y esencia de su música, contundente sólida, demoledora, incluso brutal, si me permites la expresión, al mismo tiempo que es música muy honesta, surgida desde lo más profundo de la sensibilidad creativa de un tipo que no solía tomarse la vida muy en serio, que no pretendía romper paradigmas ni concientizar a nadie de nada, es simplemente, como dijeran los Rolling Stones, “sólo rock and roll, pero me gusta”.
La música de Motörhead no era pretenciosa, ni elaborada ni se hace necesario inscribirse al conservatorio de música para tocar sus rolas, nada de eso, el esquema musical de los británicos de Motörhead es el básico en el rock, el formato que conocemos como “power trio”, o trío de poder: guitarra, bajo y batería, al estilo de The Cream, The Jimi Hendrix Experience, ZZTop, y otros muchos que ahora se fugan a mi memoria, digamos simplemente que la música de Motörhead es rock sin complicaciones.
Pero desde mi punto de vista, es justamente Lemmy Kilmister quien le da el sello de identidad a la agrupación musical del Reino Unido, su voz, impresionantemente gutural es el toque distintivo de Motörhead. Lemmy solía decir que le gustaba colocar el micrófono a una altura mayor que su boca para que al levantar la cabeza e intentar alcanzar el micrófono, la emisión de su voz resultaba distinta, quizás más forzada que si el micro estuviera a su alcance sin el menor esfuerzo, y esa forma de cantar es la que justamente él buscaba y que en definitiva representó la rúbrica de Motörhead.
¿Sabes?, me parece que Lemmy Kilmister es un cantante que, sin llegar a considerarlo como el mejor, nada más lejos y exagerado, sí es un cantante que tiene personalidad, es una voz con identidad, me refiero al hecho de que si tenemos el gusto por el rock y un mediano conocimiento del mismo, resultaría obvio escuchar una canción de Motörhead y saber de inmediato de quién se trata. Toda proporción guardada, sucede más o menos lo mismo que con Geddy Lee de Rush, no estoy intentando compararlos, sería absurdo, incluso ridículo, lo que intento decir es que ellos dos, Geddy Lee y Lemmy tienen una voz cuyos rasgos definen el perfil de las agrupaciones a las que pertenecen, no son voces inmaculadas, ni consagradas, ni son portentos de voz, claro que no, pero son voces, las dos, con una contundente personalidad, imposible pretender entender la music de Rush y Motörhead sin los timbres de voz de sus respectivos cantantes.
Generalmente consideramos a Motörhead como una banda de heavy metal, y sin duda a eso nos suena, la crudeza de su sonido, la agresividad de su música, el mismo aspecto físico de sus tres integrante, no hacen pensar inevitablemente en una buena banda de heavy, pero Lemmy no coincide con esa opinión, para él, la música que hacen, es simplemente rock, rock & roll, y si nos ponemos exigentes en la apreciación de esta música, entenderemos que es verdad, Lemmy tiene razón, para citar otra vez a sus satánicas majestades, “es sólo rock & roll, pero me gusta”. La mayor parte de los temas musicales de Lemmy tienen una duración promedio de entre 3 y 4 minutos, digamos, el tiempo estándar de una canción de rock & roll, excepto algunas improvisaciones en vivo, en donde ha llegado hasta aproximadamente los 8 minutos, mientras que buena parte de las canciones de meta su duración es mucho mayor, te pongo como ejemplo, a U.F.O., que tienen canciones, sobre todo en sus inicios, con una duración que ronda los 20 minutos, temas como Flying o Star storm. O los alemanes de Scorpions con su canción The lonesome crow, del disco del mismo nombre que anda por ahí de los 13 minutos, entre muchas, muchas más.
Lemmy Kilmister, cuyo verdadero nombre es Ian Fraser Kilmister, quién sabe porque le apodaron “Lemmy”, al parecer tiene que ver con un conocido refrán en el Reino Unido, pero en fin, no es realmente importante, murió el 28 de diciembre, el día de los Santos Inocentes, curiosamente. Fue víctima de un cáncer muy agresivo y avanzado que le fue diagnosticado apenas dos días antes de su muerte, me imagino que demasiado tarde para pretender que la medicina pudiera hacer algo con su debilitado cuerpo. Nació la noche de Navidad de 1945, setenta años y cuatro días contaba en el momento de su muerte, y creo que no deja de ser satisfactorio el hecho de que prácticamente, hasta el último momento siguió fiel al rock and roll y trabajando en lo que más le gustaba, hacer música, grabar discos, hacer giras, en fin, aunque se cuenta que en septiembre, durante un concierto en Austin, Texas, después de interpretar tres canciones, dijo en el micrófono “no puedo más” y suspendió la audición.
Es una pena, poco a poco se van, uno a uno, los monstruos sagrados del rock, eso, sin duda, es triste, pero lo preocupante resulta cuando echamos una ojeada al horizonte del rock y nos preguntamos: “¿y ahora qué?”, cuando todas estas leyendas del rock hayan partido al lugar en donde permaneceremos para siempre jóvenes, ¿qué será del rock?